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INFORMACIÓN
Titulo original: Western
Año Producción: 2017
Nacionalidad: Alemania, Bulgaria, Austria
Duración: 120 Minutos
Calificación: No recomendada para menores de 12 años
Género: Drama
Director: Valeska Grisebach
Guión: Valeska Grisebach
Fotografía: Bernhard Keller
Música: varios
FECHAS DE ESTRENO
España: 15 Junio 2018
DISTRIBUCIÓN EN ESPAÑA
La Aventura audiovisual


SINOPSIS

Un grupo de trabajadores de la construcción alemanes comienza un duro trabajo en un lugar remoto en el campo búlgaro. La tierra extranjera despierta el sentido de aventura de los hombres, pero también se enfrentan con sus propios prejuicios y desconfianza debido a la barrera del idioma ya las diferencias culturales...

INTÉRPRETES

MEINHARD NEUMANN, REINHARDT WETREK, SYULEYMAN ALILOV LETIFOV, VENETA FRAGNOVA, VIARA BORISOVA, KEVIN BASHEV, ALIOSMAN DELIEV, MOMCHIL SINANOV, ROBERT GAWELLEK, JENS KLEIN, WALDEMAR ZANG, DETLEF SCHAICH

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Festivales y premiosPREMIOS Y FESTIVALES

- Festival de cine europeo de Sevilla 2017: Gran Premio del Jurado
- Festival de Gijón 2017

- Festival de Cannes 2017
- Festival de Polonia: Gran Premio, Premio FIPRESCI
- Festival de Morovun: Mejor película, Premio FIPRESCI
- Festival de Mar del plata: Mejor película, director
- James CineFest: Premio Emeric Pressburger a la Mejor película
- Festival de Estambul: Tulipa de oro
- Festival de Arte: Mejor director

Informacion exclusivaINFORMACIÓN EXCLUSIVA

CONTEXTO...
   Al confrontar a un grupo de trabajadores alemanes con los habitantes de una aldea apartada de Bulgaria, la cineasta alemana Valeska Grisebach nos invita a reflexionar sobre las grandes diferencias socioeconómicas y culturales que existen entre los países de la Unión Europea. Su película tiene lugar en una Europa joven, aún en construcción, y llena de contrastes. Y las interacciones, aun resultando evidentemente enriquecedoras en el plano humano, también muestran valores, códigos y conductas diferentes que van a provocar malentendidos y a estar en el origen de conflictos más o menos latentes.
  Esas interacciones están teñidas de una tensión dramática palpable que no se liberará hasta el final de la película, cuando los lugareños van al campamento de los alemanes para una fiesta en la que la música y la danza servirán de lenguaje universal. La necesidad de superar los prejuicios y el respeto y la apertura hacia el otro se convierten en los temas centrales de un western que denuncia la condescendencia y la mentalidad de conquista hacia los congéneres más pobres.
  Hasta su entrada en la Unión Europea en 2007, Bulgaria representaba para los países occidentales una especie de terra incognita aún asociada en gran medida con el antiguo bloque soviético a pesar de que este llevaba ya desmantelado un cuarto de siglo. En su tratamiento de las relaciones humanas, Western expresa bien el desfase existente entre dos mundos que todavía no han logrado encontrar una identidad europea común. Así, resulta interesante señalar que los trabajadores alemanes se establezcan de entrada como si estuvieran en terreno conquistado: hacen ondear su bandera nacional para indicar de forma ostensible su pleno control sobre el pequeño trozo de territorio que acoge su campamento mientras duran las obras que han venido a realizar; Meinhard se apropia de un caballo que cree salvaje pero que realmente pertenece a Adrian, el tío de Vanko; Vincent adopta una actitud impropia hacia las jóvenes que vienen a bañarse en el río y no duda en desviar del pueblo el agua que les falta, como si sus necesidades fueran prioritarias y más importantes que las de la población local; dan una vuelta ruidosa en 4x4 por el pueblo durante la noche para imponer su presencia superior en la zona y disuadir a los posibles intrusos de aproximarse a sus instalaciones…
  En la película de Valeska Grisebach se encuentran muchos personajes de western: Meinhard, el cowboy solitario de rostro cerrado que monta a pelo, las tierras infértiles y desérticas que ofrecen paisajes sublimes, un pequeño pueblo de calles polvorientas con un café que hace las veces de saloon, donde se mata el tiempo bebiendo raki y jugando a las cartas por dinero, dos grupos que se desafían, uno que se considera superior al otro en términos de desarrollo y de civilización —«Estos pueblos son como un viaje en el tiempo», dirá un alemán cuando descubre los lugares desde su 4x4—, etc.
  En este contexto de desconfianza, el personaje de Meinhard acaba afortunadamente por suavizar un encuentro teñido de hostilidad y de incomprensión. A pesar de la barrera de la lengua, logra establecer vínculos con los lugareños y desarrollar hacia ellos una forma de empatía que va a contrariar a sus compañeros alemanes. En particular, aboga en su favor cuando una tarde Vincent menciona la idea de desviar el agua destinada al pueblo. Explica entonces que el agua está racionada y ya repartida entre tres localidades diferentes debido a la escasez. Pero Vincent no entiende sus argumentos y le agrede violentamente cuando se aleja en la oscuridad, al estimar que el simple hecho de mencionar las dificultades de sus vecinos sería como si Meinhard se posicionase contra los suyos. La toma en consideración de los intereses del otro, totalmente ausente en el razonamiento del jefe de obra, aparece en realidad como el fruto de las interacciones que se han ido produciendo poco a poco entre este hombre y los lugareños, indicando claramente la importancia del diálogo, que es clave en el plano humano y también en el social, en la medida en que permite obtener informaciones decisivas sin las cuales no hay convivencia posible.
  Pronto la obra se ve parada y, con ella, los hombres. El camión que debe entregar las cuarenta toneladas de grava para seguir avanzando en la obra se retrasa y, para el pequeño grupo de alemanes, el sol, el río y el alcohol se convierten en sus principales fuentes de ocupación. Planos largos sobre un paisaje filmado lentamente y el ruido de los insectos acompañan la espera de estos hombres cuyas vidas transcurren ahora a marcha lenta. Pero Meinhard pasa mucho tiempo en el pueblo y participa en las actividades de sus habitantes: la construcción de un muro de piedra, el secado de las hojas de tabaco… La vida parece haber adquirido otro sentido para este hombre desarraigado, más bien enigmático y de identidad dudosa —asegura ser un antiguo legionario, sin hogar ni familia, pero nada en la película confirmará con certeza esta situación—, que no acaba de encontrar del todo su lugar ni en el campamento ni en el pueblo. Los desplazamientos constantes que efectúa entre los dos lugares, a menudo por la noche o de madrugada, permiten en varias ocasiones a la directora introducir lo inesperado y la violencia en el letargo general de la película.
  La escena que muestra a Vincent arrojándose sobre Meinhard y tirándolo al suelo mientras camina solo en la oscuridad se repetirá en tres ocasiones. La primera, cuando Vanko se arroja sobre él desde lo alto de un camión; los dos ruedan por el.

ENTREVISTA A LA DIRECTORA...
¿Cuál fue el germen de esta película?... 
Llegamos a esta historia por diferentes caminos que se fueron uniendo entre sí. Uno fue el género western, claro. Crecí en el Berlín Occidental de los 70, sentada frente al televisor. Veíamos muchos westerns y nunca dejaron de cautivarme de una forma extraña, así que en un momento dado se desencadenó en mí un deseo de volver a ellos, como si fuesen un lugar ya visitado. De niña, me identificaba con los héroes masculinos de los westerns y al mismo tiempo me enamoraba perdidamente de ellos. Quizás este conflicto contribuyó a mi deseo de explorar el género “masculino” en sí mismo. Quería sentirme más cerca del personaje del western, a su carácter solitario y melancólico.
También está el tema de la xenofobia latente, algo que siempre había querido explorar en una película.
Estaba interesada en esta idea del “alemán”, que a veces manifiesta un sentido inequívoco de la fuerza y la superioridad, un impulso de tenerse a sí mismo en el estatus más alto, de diferenciarse. Ese momento en el que el desprecio sustituye a la empatía.
La idea de colocar un grupo de alemanes trabajando en un país extranjero fue el punto de inicio para acceder a este tema. El nuevo territorio no les es familiar, allí se sienten extranjeros y tienen que enfrentarse a sus propios prejuicios y desconfianzas.

¿Cuáles son los elementos que te atrajeron del western para transferirlos al momento actual?...
Me fascinan las capas, las contradicciones y los tonos de los temas en el western. Me interesa el significado de esa ambivalencia entre el aquí y ahora como construcción social. 
Estaba interesada en el duelo como principio por el cual vives tu vida y te relacionas, como algo muy vivo a través de lo que estableces contacto y con lo que en cierto sentido miras directamente a los ojos a la otra persona. Al mismo tiempo, el duelo propaga la idea de poder y control, de fortaleza. Lo encontraba interesante como tema para Meinhard, el protagonista: su miedo es por lo que le resulta más difícil perdonarse a sí mismo. El duelo crea la distancia y al mismo tiempo la cercanía. Te identifica con tu rival. Crea intimidad siendo el opuesto a “amor a primera vista”.
También la misión por la independencia y la libertad, encarnada por los héroes del western. La idea de dejar todo atrás. Creo que esto es un tema universal y romántico que expresa algo sobre la añoranza por la aventura y el significado del destino personal.

Estos elementos están representados por los personajes principales, Meinhard y Vincent...
Los westerns son también sobre “la preparación” de una imagen que no expresa sentimientos, pero que oculta muchas emociones. Incluido el miedo a perder esa imagen, el miedo a ser reconocido por otra persona, de perder el control.
Quería un héroe que no fuera joven, que sintiese que la vida le debía todavía una aventura, una experiencia.
Un héroe que tenía que batallar con el oportunismo y el miedo. Un gran hombre cuyo atractivo levantase miradas, que pareciese un líder, pero ocultase ese “pequeño hombre” que realmente quiere desaparecer en la multitud y pasar desapercibido. Alguien que puede con todo, pero a la vez aún tiene sueños. Es un personaje que también tiene un lado narcisista y anti-social. Quería exponer la tensión entre la persona que esperas ser y la que eres con tu comportamiento.

¿Cómo el cowboy del western llega a ser un trabajador alemán de la construcción en la frontera entre el este y el oeste?...
VG. Estaba mirando la iconografía, la naturaleza de los héroes del western en el mundo del día a día, y muy rápido me vino a la mente el mundo de la construcción. El físico, las ropas, las herramientas… Realmente fue un punto de partida muy superficial: ¿qué tipo de hombre me imaginaba a caballo? Hablé sobre el duelo con muchos hombres y mujeres con backgrounds muy diferentes, pero seguí con mi idea inicial. Estaba interesada en la masculinidad pasada de moda que acompaña al mundo de la construcción, ese cerrado mundo de hombres con sus propias reglas. Un mundo en el que las mujeres están ausentes físicamente, pero presentes en sus fantasías. Me impresionaba su sentido del humor e ingenio. Me sentí conmovida por la ternura e intimidad que une a los hombres entre sí. Sin embargo, la elección del escenario es realmente superficial, una decisión formal, podría ser cualquier otro.
Algo que sí era importante para la película era la idea de “estar fuera por trabajo”. En esta situación el hombre llega a conocer el paisaje extranjero a través de trabajo físico y grandes máquinas. Me gustaba la idea de hombres alemanes, con su superioridad técnica, llegando a Bulgaria y compartiendo la experiencia del comunismo con los aldeanos.

Tras 'Be My Star' y 'Longing', esta ha sido la primera vez que has rodado en el extranjero, ¿cómo fue la experiencia?...
Para mí, rodar esta película en un lenguaje extranjero y en lugares que no eran mi casa fue un ejercicio muy positivo en el que salí de mi zona de confort. Encontré muy productivo el talento de improvisación de los autóctonos y su fe incondicional en el proyecto, fue un alivio. En nuestra búsqueda de localizaciones, hice muchos viajes a Bulgaria. Al principio, a pesar de todos nuestros esfuerzos por ir preparados, eran viajes a lo desconocido. Sabes aproximadamente lo que estás buscando, pero no dónde encontrarlo. Al mismo tiempo estás abierta por completo a la participación y puedes encontrar algo que de repente sea importante para la historia. Hubo muchos encuentros en esos viajes, muchas historias que no aparecen en la película. De esta forma encontré nuestra localización, el pueblo Petrelik. A través de los viajes de Alemania a Bulgaria quería dos perspectivas diferentes de Europa que se encontrasen.
La decisión tuvo que ver también con el buen recibimiento de la gente, que fueron un gran apoyo en todo lo que hicimos. Además, el humor búlgaro es salvaje y autocrítico, y a menudo reflexiona sobre el destino personal.
Se ríen de ellos mismos, no de los otros. Tienes la impresión de que, gracias a la historia reciente de Bulgaria, la idea de ser capaz de confiar no tiene mucha influencia en la sociedad. En cada familia, alguien ha ido al extranjero para ganar dinero o estudiar. Una alta proporción de la generación joven está dejando el país, por lo que tienen al resto del mundo muy presente.

La película está definida también por el “cómo” del proceso de trabajo, la dirección, los planos, etc...
Nunca me había puesto a hacer una película con una historia en mente. En vez de eso, siempre tengo un tema relativamente abstracto al que me aproximo a través de un proceso personal altamente asociativo.
El acto de salir y buscar contactos es una parte fundamental en mi forma de escribir y rodar.
Para mí es importante usar métodos documentales en cada etapa, que es como dejas entrar a lo inesperado, lo que no te puedes inventar. Encuentro muy fructífero confrontar repetidamente una narrativa ficcional con la realidad como si fuera una discusión en mi propia imaginación, un reto productivo. Para eso necesito una plataforma dramática estable, que me aporte libertad cuando trabajo el contenido y los subtextos. 
La base para el rodaje es un tratamiento integral. Para mí, por un lado, es una descripción concreta del argumento, pero el texto también debe transmitir la atmósfera y agudizar la percepción en la audiencia de lo que idealmente ofrecen las escenas y la historia. También conlleva una imprecisión que describe muy bien lo que estoy buscando. En el proceso entero, muchos detalles y escenas se desarrollan más allá de lo planteado y se intensifican a través de los actores y las localizaciones reales. Así la historia adquiere su propia realidad. Yo siempre estoy muy contenta cuando la narrativa se distancia de la página. Otra etapa crucial ha sido el montaje con Bettina Böhler, donde la película se concibe de nuevo.

¿Cómo desarrollas el concepto visual con tu director de fotografía Bernhard Keller?...
Quería una cámara manejada tranquilamente, una cámara discreta. Con distancias focales normales y largas que junto a tomas estáticas agudizasen el sentido de los espectadores para llegar al nivel de abstracción de algunas escenas. Queríamos encontrar un estilo coloquial y simple en el que los espacios de la película se abriesen. En el duelo queríamos que el “plano-contraplano” jugase un papel esencial y diese la explicación y división del espacio, no solo el espacio público que los personajes comparten, sino también el que tienen para ellos mismos. El mundo de Meinhard.
Nunca vi el viaje de alemanes constructores para trabajar en un país extranjero como una situación realista o naturalista. Estaba interesada en el tema por su exageración.
En un primer momento quería que el espacio pareciese alienígena y misterioso. A través de la puesta en escena y la composición, queríamos tener un espacio de aventuras fuera del tiempo que contase la historia de Meinhard y los mundos y fantasías del grupo.

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