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CRITICA
Por: PACO CASADO
La directora alemana Valeska Grisebach aborda las temáticas de la diferencia cultural y la inmigración en esta película en la que una cuadrilla de obreros alemanes monta un campamento en un pequeño pueblo búlgaro donde se va a construir una presa hidráulica, pero por problemas económicos los materiales no han llegado y están sin poder hacer nada.
En ese impás sin actividad se acercan al pueblo lo que despierta un conflicto con los lugareños, entre los que existe la barrera idiomática y la diferencia cultural.
El film toma su nombre del famoso género cinematográfico porque los obreros alemanes se asemejan a las bandas de forajidos del oeste pero nada tiene que ver con una producción de esa clase, por mucho que el protagonista, Meinhard Neumann, sea un solitario forastero que llega al pueblo.
Meinhard es uno de esos obreros, un tipo taciturno y reservado que a pesar de que no habla el búlgaro trata de hacer amistad con los habitantes del lugar, intentando integrarse en su comunidad, en cambio sus compañeros no se adaptan nada bien, son ruidosos, maleducados y prepotentes, lo que origina tensiones que le atrapan a él siempre en medio tratando de poner paz.
Él es un buen hombre, sin familia, que refleja en su cara un sufrimiento de años, que intenta mediar entre ambas partes, por contra su capataz es un tipo arrogante y cretino que se cree superior a los pueblerinos, lo que no favorece para nada la convivencia.
Al principio surge la desconfianza entre la gente del pueblo acerca de los alemanes pero poco a poco irá llegando el acercamiento.
Es la tercera cinta de esta directora, muy dada a la improvisación, y la primera en más de una década, que hace una declaración de intenciones al traspasar algunos códigos del cine del oeste a esta comunidad rural de Bulgaria, lo que añade otras lecturas a esta historia.
Se trata de un relato de violencia reprimida donde el orgullo y la prepotencia chocan con algunos elementos imprevisibles.
Hay también un problema de lenguas, el búlgaro y el alemán, son dos idiomas que provienen de raíces muy diferentes, lo que no favorece el difícil entendimiento entre ambas partes y al mismo tiempo origina que los diálogos estén construidos, la mayoría de las veces, de monosílabos o frases entrecortadas cuando no tratan de ponerse de acuerdo a base de mímica.
Está construida a partir de gestos y miradas en un mundo donde dos personas que tienen idiomas distintos son capaces de entenderse, respetarse y verse reflejado el uno en el otro.
La película retrata los contrastes entre ambos grupos, los recién llegados son considerados invasores, que se creen con derecho a todo y los lugareños se sienten amenazados por ello, y todos desconfían unos de otros.
Los intérpretes, en su mayoría, son actores no profesionales lo que le da cierta frescura y naturalidad al desarrollo de la trama.
Es un film que tiene una carencia total de ritmo y le sobra bastante metraje para lo que cuenta, que es más bien poco, ya que prácticamente no tiene argumento, solamente nos presenta las situaciones que se dan entre ambos grupos, sin un conflicto dramático, como para mantener la atención durante dos horas por lo que tiene poco interés para el espectador.
Gran Premio y Fipresci en el Festival de Polonia. Gran premio del jurado en el Festival de Sevilla. Mejor film y Fipresci en el Festival Morovun. Mejor película y director en Mar del Plata. Premio Emeric Pressburger al mejor film en el James CineFest. Tulipa de oro en el F. de Estambul. Mejor director en el Festival de Arte.
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