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   Amante de los grandes clásicos del cine de mafias, con “El Padrino” como referente ineludible, Nordahl reconoce que si te fascinan las dinámicas familiares, jugar con el subgénero de clanes mafiosos tiene todo el sentido del mundo. No se trataba tanto de reinventar o subvertir sus mecanismos como de adaptarlos a lo que realmente querían contar la directora y su guionista, la escritora Ingeborg Topsøe. No queríamos separar el amor y la violencia, queríamos que convivieran alrededor de la misma mesa de desayuno, explican. Una de las principales transgresiones es que en esta ocasión la cabeza de familia (o de familias, la sanguínea y la criminal) es una mujer, y es que como explica Topsøe, queríamos reflexionar sobre la figura materna como único pilar que puede mantener vivo el linaje, sobre los conceptos de transmisión y herencia, y observar qué ocurre cuando aquello que se transmite de madre a hijos no es algo deseable.
  Nordahl tuvo la suerte de coincidir en el rodaje de “Borgen” con la gran actriz Sidse Babett Knudsen, con la que contactó de inmediato para proponerle que diera vida a Bodil, esta salvaje matriarca que nos puede recordar a otras madres sin escrúpulos del cine contemporáneo como la Jackie Weaver de “Animal Kingdom” o la Kristin Scott Thomas de “Solo Dios perdona”. Sidse es alguien a quien, sencillamente, no puedes odiar, lo que hacía mucho más divertido llevar a su personaje al límite. Haga lo que haga, tiene una calidez que es imposible de arrebatar, explica la directora. La protagonista del film, no obstante, es la debutante Sandra Guldberg Kampp. La primera lección que te enseñan en la escuela de cine es que el protagonista jamás puede ser pasivo, e Ida es básicamente alguien que observa y calla. Pero Sandra tiene una presencia especial que hace que el espectador quiera saber qué ocurre con ella. Completan el reparto Joachim Fjelstrup
(“Greyzone”), Elliott Crosset Hove (“Hijos de la ultraderecha”) y Besir Zeciri (“Cuando el polvo se asienta”).

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