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WARFARE TIEMPO DE GUERRA
INFORMACIÓN
Titulo original: Warfare
Año Producción: 2025
Nacionalidad: EE.UU.
Duración: 95 Minutos
Calificación: No recomendada para menores de años
Género: Acción, Drama, Bélico
Director: Alex Garland, Ray Mendoza
Guión: Alex Garland, Ray Mendoza
Fotografía: David J. Thompson
Música:
FECHA DE ESTRENO
España: 16 Abril 2025
DISTRIBUCIÓN EN ESPAÑA
A24


SINOPSIS

Un pelotón de los Navy SEALs estadounidenses se encuentran inmersos en una misión de vigilancia que se tuerce en territorio insurgente. Una historia visceral y a pie de campo sobre la guerra moderna y la hermandad, contada como nunca antes: en tiempo real y basada en los recuerdos de quienes la vivieron...

INTÉRPRETES

D'PHARAOH WOON-A-TAI, JOSEPH QUINN, COSMO JARVIS, AARON MACKENZIE, ALEX BROCKDORFF, FINN BENNETT, EVAN HOLTZMAN, MICHAEL GANDOLFINI, JOE MACAULAY, LAURIE DUNCAN, JAKE LAMPERT, AARON DEAKINS, HENRIQUE ZAGA, WILL POULTER

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LA PRODUCCIÓN...
   De los guionistas y directores Alex Garland y Ray Mendoza, llega, un año después de Civil War, una nueva película absorbente y electrizante de género bélico, creada a partir de los recuerdos de verdaderos comandos Navy SEALs, entre ellos, el propio Mendoza, que participaron en una peligrosa misión en Ramadi, Irak, en 2006.
  Con un elenco integrado por los jóvenes talentos más interesantes del Hollywood actual, como Charles Melton, Will Poulter, D'Pharaoh Woon-A-Tai, Cosmo Jarvis, Joseph Quinn y Kit Connor, Warfare: Tiempo de guerra está narrada en tiempo real, con tomas extendidas, escenarios meticulosamente construidos y un realismo de un nivel desconocido hasta el momento, con el objetivo de capturar la incertidumbre y el caos de la guerra, y la fraternidad inquebrantable que se genera en su estela.
  “Hicimos esta película”, dice Mendoza, un veterano con experiencia de combate que trabajó con Garland en el diseño de las secuencias de guerra de Civil War, “para que las personas que toman las decisiones de ir a la guerra recuerden que hay gente que responderá a esa llamada para que otros no tengan que hacerlo, y normalmente los que responden son los jóvenes de Estados Unidos”.
  “Warfare: Tiempo de guerra se aparta de las convenciones y no idealiza la imagen de la guerra y de lo que se siente al estar bajo fuego”, afirma Will Poulter, que interpreta a uno de los oficiales que comanda la operación. “Con un estilo que recuerda a una transcripción de imágenes filmadas encontradas, la película hace que el público pueda comprender de forma más auténtica lo que supone estar en un entorno de combate bajo una intensa presión”.
  Warfare: Tiempo de guerra también es un emotivo homenaje a Elliot Miller, un comando SEAL herido cuya arriesgada evacuación desde un edificio de apartamentos de Ramadi constituye la esencia de la trepidante historia de Garland y Mendoza. Miller, junto con otros comandos SEAL que participaron en la operación, estuvieron presentes en el plató durante el rodaje, que fue una reconstrucción de la experiencia colectiva y ofreció a Miller la oportunidad de hacerse una idea de lo que no pudo ver en aquel fatídico día.
  “Esta película no solo es una experiencia que te sumerge en las acciones bélicas, sino también un puente para hacer posible la comunicación sobre el tema del combate”, dice Mendoza. “En ocasiones, un veterano o un militar en activo tiene ganas de hablar de la guerra, o un ser querido quiere entenderla, pero resulta muy difícil trasladar con palabras el desconcierto que se experimenta en medio del combate o los sentimientos al ver a un amigo herido.
  “Los recuerdos vuelven a aflorar, pero a veces tras el recuerdo se puede pasar página y comprender lo que sucedió”, añade Mendoza. “Cuando luchamos en Ramadi éramos jóvenes y han tenido que pasar 20 años para que dispusiéramos de las herramientas y la capacidad de diálogo para hablar de estas cosas”.
  Warfare: Tiempo de guerra, que hace añicos la fórmula de las películas de guerra convencionales, no se anda con rodeos a la hora de presentar de manera franca y visceral a los jóvenes bajo fuego. “En la realidad la gente no puede escapar de su destino; cuando las cosas se ponen difíciles, no hay un fundido a negro, un corte o una transición musical para alegrar el ánimo”, dice Garland sobre la forma en que afrontó la realización de la película. “La situación te atrapa hasta que los hechos te liberan de la presión o de las circunstancias, y eso es lo que hace Warfare: Tiempo de guerra; se adhiere a la realidad, no a los trucos reconfortantes del cine”.

LA OPERACIÓN ORIGINAL...
  En noviembre de 2006, en Irak, en la provincia de Ramadi, un grupo de operaciones especiales SEAL de la Marina estadounidense, junto con dos exploradores iraquíes y dos marines, estaban realizando una misión en una zona peligrosa controlada por las fuerzas de Al Qaeda. El objetivo era infiltrarse y vigilar una zona residencial urbana al amparo de la noche para garantizar que las fuerzas terrestres pudieran atravesar de forma segura la zona al día siguiente.
  El equipo se dividió en tres grupos, u operaciones, numerados del uno al tres, con la Op 1 emplazada en el segundo piso de un edificio de apartamentos para vigilar al enemigo. Entre los SEAL de la Op 1 se encontraban el sanitario y francotirador Elliott Miller, el sargento Joe Hildebrand y el oficial de comunicaciones Ray Mendoza.
  El equipo de la Op 1 no sabía que estaban al lado de una casa de insurgentes. Durante las pocas horas que pasaron en posición de vigilancia, las fuerzas de Al Qaeda lanzaron una granada a través de un pozo de francotirador, hiriendo a Miller y a otro SEAL. Cuando el equipo intentó evacuar a los heridos, una explosión de un artefacto explosivo improvisado en el exterior de la casa hirió gravemente a Miller y a Hildebrand.
  “No estaba previsto que los SEAL que ocupaban el apartamento se quedasen allí mucho tiempo, pero fueron descubiertos y atacados”, dice el actor Cosmo Jarvis (Shōgun), que interpreta a Elliott Miller en la película. “Se guiaron por su entrenamiento y liderazgo para evacuar a sus heridos, pero el ataque se intensificó y todos los miembros del grupo se enfrentaron a circunstancias inimaginables... tuvieron que trabajar al unísono para sobrevivir”.
  Los comandos SEAL del grupo Op 2 llegaron para apoyar al equipo asediado, pero para entonces el apartamento ya estaba rodeado. Tuvieron que llegar los tanques del grupo Op 3, varias horas después, para que los dos grupos Op iniciales, compuestos por más de una docena de soldados, pudieran salir hacia un lugar seguro.

Civil War...
  Dos décadas después de la evacuación de Ramadi, y ya retirado de la Marina, Mendoza se había labrado otra carrera, como especialista de Hollywood especializado en coreografiar secuencias de tiroteos en películas de acción.
  A través de un coordinador de especialistas, conoció al guionista y director Alex Garland y pasó a ser asesor de la película Civil War, diseñando escenas de batalla, incluido el asalto a la Casa Blanca con el que concluye la película.
  Mientras realizaban la puesta en escena preliminar de la secuencia final, Garland y Mendoza se dieron cuenta de lo bien que trabajaban juntos. Los colaboradores se habían hecho amigos y, a mitad de la filmación de Civil War, Mendoza compartió la historia de Elliott con Miller, que tenía una forma de pensar muy similar a la de Mendoza.
  “Al salir de la Marina y empezar a hacer películas, no dejaba de pensar en la historia de Elliott”, dice Mendoza, que fue quien evacuó al comando SEAL inconsciente al tanque de rescate que acabó salvándole la vida. “Elliott no recuerda lo que pasó ese día de 2006, pero sus compañeros del comando SEAL que participaron en la misión sí recuerdan los hechos. Quería investigar y recopilar los recuerdos y las opiniones sobre el día en cuestión de todos los que participaron, para crear un documento vivo que le diera a Elliott la capacidad de ver y experimentar lo que sucedió durante la operación”.
  Garland decidió que Mendoza sería su coautor y codirector en la película que seguiría a Civil War, y lo que necesitaban en primera lugar era escribir guion. Después de concluir Civil War en 2023, Garland y Mendoza se encerraron durante una semana en Los Ángeles para estructurar la historia de Eliott. Garland se encargó de transcribir la narración de Mendoza, minuto a minuto, sobre lo ocurrido en la operación de Ramadi.
  Mantuvieron una serie de entrevistas con el antiguo equipo SEAL de Mendoza, acumulando recuerdos e incidentes clave, hasta que la transcripción fue tomando la forma de un guion.
  También entrevistaron a otros personajes, cuyos recuerdos de la operación se describieron sin hacer juicios de valor, tal y como se los contaron a Garland y Mendoza. Los coautores se impusieron la norma de no embellecer ni dramatizar los acontecimientos de la historia para aumentar el efectismo, puesto que su objetivo era que fuera un reportaje lo más fiel posible a la realidad.
  “Fue un proceso inusual y que no se parecía a ningún otro trabajo de escritura en el que haya participado antes”, dice Garland, que es autor, entre otros, de guiones como los de 28 días después, Ex Machina y Aniquilación, así como de varias novelas de éxito. “Esta película evita deliberadamente los juicios de valor; no es tarea de los cineastas hacer valoraciones, porque se narra desde la perspectiva de las personas que experimentaron las situaciones. Si alguien recordaba algo que había sucedido y el recuerdo podía verificarse, se incluía en la historia. Ese es el objetivo de esta película: escuchar a las personas que podían transmitir sus recuerdos y contar sus historias”.
  Mendoza y Garland reconstruyeron la historia desde cero, empleando un proceso que denominaban “enfoque forense” de la narración, no muy diferente al trabajo de investigación, que propugnaba la autenticidad en todo momento. “Todo el mundo tiene una perspectiva diferente: ciertos recuerdos, especialmente los traumáticos, se volvieron conflictivos cuando otras personas empezaron a participar en las entrevistas”, dice Mendoza. “Los recuerdos van fragmentándose con el tiempo. Algunas cosas que estos tipos habían olvidado durante 20 años empezaron a aflorar, reavivando otros recuerdos, y todo acabó convirtiéndose en una avalancha de información y remembranzas”.
  Desde los albores del cine, las licencias creativas han sido un rasgo distintivo de las películas de temática militar que pretenden narrar la vida real; esta tendencia se acentúa en la era moderna, en espectáculos producidos por grandes estudios como Salvar al soldado Ryan y Dunkerque, que muestran momentos de gran intensidad emocional.
  Los coautores debatieron si debían clasificar Warfare: Tiempo de guerra como historia real, puesto que desde el principio del proceso fueron conscientes de que la memoria es imperfecta.
  Garland dice que “en esta película no nos estábamos inventando personajes, ni reorganizando los acontecimientos”. “Al observar la cronología de lo que los SEAL decían que había pasado, puede apreciarse que tuvimos que conectar los acontecimientos de manera forense, hasta que llegamos al punto en el que teníamos suficiente información de múltiples fuentes para decidir cómo se iba a narrar en la pantalla”.
  Una vez que el guion estuvo completo, la pareja se puso a buscar a los actores adecuados para interpretar a los hermanos de armas de Mendoza. “Escribimos y dirigimos Warfare: Tiempo de guerra conjuntamente, pero mis funciones en este proyecto acabaron siendo de naturaleza más técnica y logística”, dice Garland. “El pulso y el alma de la historia, incluido el trabajo con los actores, acabó siendo cosa de Ray”.

SELECCIONAR AL EQUIPO...
  Warfare: Tiempo de guerra recibió la luz verde en 2023, pero Garland y Mendoza tuvieron que esperar a que terminara la huelga del sindicato de actores SAG-AFTRA® en diciembre de ese año para poder elegir a los intérpretes de los personajes. Con tantos actores que volvían al trabajo al mismo tiempo, después de meses de inactividad, los cineastas tuvieron que actuar con rapidez para conseguir a los intérpretes que les interesaban.
  Se centraron en una lista reducida de actores masculinos, en la que se daba prioridad sobre todo a la juventud y el físico. “Es frecuente que en la pantalla se represente la guerra con hombres mayores, rostros que están de moda en cada momento, y que en la vida real tienen 50 años”, dice Mendoza. “Por mi parte, quería chicos muy jóvenes de entre 20 y 30 años porque normalmente son los que luchan en estas guerras”.
  Se dirigieron a un grupo de actores que podían soportar los días de producción acelerados y la intensa actividadQfísica requerida para el rodaje de 25 días a las afueras de Londres a principios de 2024, cualidades a las que Mendoza se refiere como el “fuego interno” tan habitual entre los comandos SEAL que entran en combate.
  “Tenían que satisfacer varios requisitos, porque el compromiso que adquirían con el papel iba más a allá de lo ordinario”, dice Alex Garland. “¿Eran buenos actores y entendían el papel que estaban interpretando? ¿Podrían abordar el material de la manera correcta? ¿Tenían la actitud adecuada y eran físicamente capaces? Iba a ser un rodaje difícil y rápido, así que, en última instancia, la actitud podría convertirse en el factor definitorio más significativo”.
  La estrella de Reservation Dogs, D'Pharaoh Woon-A-Tai, fue elegida para el personaje esencial del oficial de comunicaciones Ray Mendoza. “Sabía que gran parte del guion era real y no estaba dramatizado ni adaptado a los gustos de Hollywood”, dice Woon-A-Tai. “Ver que estos tipos desobedecían órdenes y hacían lo que tenían que hacer para salvar a su pelotón me pareció interesante; quería ver cómo se desarrollaba y evolucionaba esa fraternidad”.
  Charles Melton, que interpretó a Reggie Mantle en seis temporadas de Riverdale antes de comenzar una carrera cinematográfica de gran éxito en Secretos de un escándalo, de Todd Haynes, fue elegido para interpretar al oficial al mando Jake Wayne de la segunda operación de Ramadi.
  “Nunca había leído nada ni remotamente parecido”, dice Melton. “Es un homenaje de Ray a Elliott, para que pueda ver lo que le sucedió. Te ves atrapado en la historia, minuto a minuto, viendo y sintiendo en tiempo real lo que está sucediendo, viendo cómo, durante la emboscada sufrida por estos comandos SEAL, las relaciones van empapando de sentimiento todo lo aprendido en el entrenamiento táctico”.
  Joseph Quinn (Stranger Things) fue elegido para el papel de Sam, que está basado en Joe Hildebrand, que también resultó gravemente herido durante la evacuación. “Es un guion muy cerrado: te encuentras de repente en medio de la vida de estas personas, con muy pocas introducciones”, dice Quinn. “De alguna forma, Alex y Ray han enmarcado a estos personajes como si se tratase de un organismo, en lugar de una selección de personajes: ves cómo abordan una situación que va terriblemente mal y ves cómo su fraternidad y camaradería consiguen sacarles del aprieto”.
  Cosmo Jarvis, de Shōgun, interpretó el papel principal de Elliott Miller, francotirador jefe y sanitario del grupo Op 1. “Todos los que participaron en esta operación se enfrentaron a circunstancias inimaginables”, afirma Jarvis.
  “A pesar de su entrenamiento de élite y de toda su habilidad y de estar exhaustivamente preparados, tuvieron que hacer frente a muchos factores humanos para poder sobrevivir”.
  El reparto de Warfare: Tiempo de guerra se completó con Will Poulter (Midsommar) en el papel del capitán Eric, el oficial a cargo de la primera operación; Evan Holtzman (Hit Man. Asesino por casualidad) como francotirador Brock; Finn Bennett (True Detective: Noche Polar) como oficial de comunicaciones; Noah Centineo (A todos los chicos de los que me enamoré) como artillero Brian; Henrique Zaga (El ministerio de la guerra sucia) en el papel del Aaron, comando en avanzadilla; Taylor John Smith (La chica salvaje) en el papel de francotirador Frank; Kit Connor (Heartstopper) como artillero Tommy; y Michael Gandolfini (Cherry) y Adain Bradley (Camino hacia el terror) como miembros adicionales del equipo SEAL. Los actores iraquíes domiciliados en Londres Heider Ali y Nathan Altai fueron elegidos para interpretar a exploradores iraquíes que participan en la misión con los estadounidenses y ayudan a los SEAL a desplazarse por un terreno desconocido.
  A su llegada al plató, los miembros del reparto se alojaron en el mismo hotel durante las cinco semanas que duró la filmación, en Hertfordshire, al norte de Londres. Los actores crearon rápidamente vínculos entre ellos, afeitándose mutuamente la cabeza, como expresión ritual y simbólica de fraternidad, la noche antes de comenzar el riguroso campamento de entrenamiento de tres semanas que precedió al rodaje.

ESTABLECER LA FRATERNIDAD...
  Dirigidos por Mendoza y su ayudante, Tim Chappel, antiguo miembro del regimiento Royal Green Jacket del ejército británico, los actores recibieron un entrenamiento basado en el BUD/S (Demolición Submarina Básica para SEAL), diseñado para preparar a los comandos SEAL para actuar en situaciones de niveles intensos de estrés y fatiga.
  Durante el programa de tres semanas, los actores aprendieron de todo, desde el manejo de armas y el protocolo de radio, hasta las maniobras tácticas y el trabajo en equipo.
  “Pasaban juntos cada segundo, así que incluso cuando no estaban entrenando, los actores estaban unos con otros, haciendo ejercicio, compartiendo comidas, haciendo la colada”, dice Mendoza. “Les poníamos en situaciones intensas y difíciles, que les obligaban a superar la adversidad y a la vez fortalecían su camaradería de manera natural”.
  Cosmo Jarvis, añade que las exigencias de las operaciones de los SEAL “imponen una absoluta confianza recíproca”. El método de campamento de entrenamiento fue una forma innovadora de que todos se preparasen para este trabajo, y estableció unos vínculos increíblemente estrechos entre todos. Cuando comenzamos a rodar nuestras escenas, la familiaridad ya se había establecido”.
  El elenco recibió un curso intensivo de formación en comunicación y terminología militar, gracias al cual aprendieron a hablar con brevedad, eficiencia y claridad. “Hay un lenguaje militar que es casi de otro planeta, muy directo y específico”, dice Mendoza. “Se trata de saber cuándo hay que bajar el diapasón y mantener la calma, para que la información pueda transmitirse y recibirse a través de señales de radio, reduciendo al máximo las interferencias”.
  Mendoza y Chappel también enseñaron a los actores a manejar las armas, desde la forma de empuñar las armas y disparar balas de fogueo en un campo de tiro hasta despejar habitaciones con munición inerte. También realizaron ejercicios de evacuación de heridos, con traslados de tres kilómetros en los que llevaban a sus compañeros en camillas, entre otros agotadores ejercicios tácticos.
  Los actores usaron equipos auténticos durante el entrenamiento, comenzando con versiones más ligeras del equipo que iban a usar más tarde durante el rodaje, para aprender a moverse cargando con el voluminoso equipamiento; “Cada uno de los comandos SEAL suele salir por la puerta acarreando entre 30 o 45 kilos de equipo, dependiendo de su trabajo, así que probablemente cada actor llevaba unos 22 kilos”, dice Mendoza. “En esencia, todo el equipo era una extensión de su cuerpo”.
  La formación BUD/S también exige rigor psicológico, para preparar a los SEAL a llevar los límites de su cuerpo más allá de lo que pensaban que era posible. “Todos pasamos por un elemento típico del entrenamiento BUD/S, que es encontrar tu muro personal, el punto en el que sientes que ya no puedes más, pero te sorprendes a ti mismo y eres capaz de ir más allá”, dice Poulter. “Encuentras un nuevo nivel que tal vez momentos antes no existía; es una sensación gratificante que solo se consigue estando rodeado de personas que piensan de la misma forma e intentan sacar lo mejor de los demás”.
  Tal y como Mendoza y Chappel lo habían diseñado, se desarrolló una estructura de poder dentro del elenco durante el entrenamiento, a medida que llevaban sus cuerpos al máximo. Como Poulter y Melton eran los oficiales a cargo en la película, asumieron roles de liderazgo durante el campamento de entrenamiento, con Quinn y Woon-A-Tai ubicados directamente a continuación en rango y jerarquía.
  “Creé un sistema de comunicación en el que solo los líderes podían hablar conmigo, y eso se trasladó a la película”, dice Mendoza. “Fue mi forma de abordar el establecimiento de una jerarquía, porque así es como funciona en los SEAL.
  Añadió un nivel adicional a esta experiencia envolvente que proporcionamos a los actores en el campamento de entrenamiento: las cosas fluyeron tan bien porque los actores se familiarizaron mucho entre ellos”.
  Como consecuencia de los estrechos vínculos establecidos, los actores se pusieron apodos, una práctica tradicional de los SEAL que entran en combate. A Melton le llamaron Top, por el apodo de surfista de su padre; Poulter se convirtió en Daddy, porque no paraba de recordar a sus compañeros de reparto que era el día de hacer la colada; el apodo de Taylor John Smith era Lamb Bone, el de Kit Connor era Baby Face y a Cosmo Jarvis le pusieron Booger Boo, el apodo real de Elliott Miller en los SEAL.
  Dado que gran parte de la acción en Warfare: Tiempo de guerra tiene lugar en el piso superior de un edificio de apartamentos de Ramadi, Garland y Mendoza trazaron el plano de la residencia en el interior de un almacén cercano a los campos donde tenía lugar el entrenamiento BUD/S, utilizando cinta adhesiva en el suelo y mamparas para establecer las paredes. El cobertizo se convirtió en un espacio de ensayo donde los actores podían practicar maniobras cargando con el equipo en una réplica del plató de rodaje que se iba a emplear.
  “Como estábamos recibiendo entrenamiento táctico, también ensayábamos escenas al final del día, utilizando el espacio para ir viendo cómo querían Ray y Tim que despejásemos las habitaciones de la manera correcta, empuñando las armas”, dice Jarvis. “Absorbimos la energía y el protocolo del entrenamiento BUD/S y los trasladamos al espacio de ensayo”.

LA CONSTRUCCIÓN DEL PLATÓ...
  Mientras los actores ensayaban las 12 secuencias principales que componen la película de 95 minutos, los diseñadores de producción Mark Digby y Michelle Day, que habían trabajado con Garland en Ex Machina y Aniquilación, construyeron el plató de rodaje de Warfare: Tiempo de guerra en los cercanos estudios de Bovington Airfield.
  Las instrucciones del equipo de diseño eran que debían centrarse en la precisión y la autenticidad en la mayor medida posible, recreando el paisaje urbano de Ramadi a partir de los recuerdos de los SEAL que habían participado en la operación original: un barrio residencial urbano de edificios de apartamentos bajos de dos plantas con fachadas de hormigón, que rodeaban un mercado por el que circulan los agentes de Al Qaeda durante la película, mientras los SEAL vigilan desde el apartamento.
  “Su trabajo consistía en reconstruir en la medida de lo posible las estructuras que existían durante la misión real”, afirma Garland. “Como rodamos rápidamente y limitamos el número de días de rodaje que teníamos, pudimos construir un decorado a una escala determinada que reproducía una calle entera de la ciudad”.
  Digby y su equipo construyeron 12 edificios en un paisaje callejero organizado en torno a tres puntos distintos, gracias a lo cual los operadores de cámara pudieron filmar desde múltiples ángulos. Redujeron al máximo el uso de ampliaciones de decorado para dar profundidad y perspectiva, por lo que la calle adopta una distintiva y evocadora forma de T. “En la mayoría de las direcciones, se podía apuntar con la cámara y aprovechar lo que hubiera en el encuadre, sin tener que depender de pantallas azules para ampliar el escenario”, dice Garland.
  La naturaleza envolvente del decorado compuesto se trasladó al diseño del edificio de apartamentos donde se desarrolla la mayor parte de la acción de la película. Al igual que en el paisaje urbano, el equipo construyó la residencia en su totalidad, con lo que el equipo de cámara pudo desplazarse por el interior con facilidad. “Habitualmente, en el estudio construimos partes de estructuras, no todo el decorado, así que es un lujo increíble tener la oportunidad de construir algo desde cero”, dice Digby. “En este proyecto se puso todo al servicio de la precisión”.

EL RODAJE...
  Warfare: Tiempo de guerra se rodó al norte de Londres, en un antiguo aeródromo de la Segunda Guerra Mundial reconvertido en estudio de cine y televisión, con 40 hectáreas de extensión. La película se desarrolla casi en tiempo real y, al margen de un breve prólogo que expone el establecimiento de vínculos entre los hombres en los barracones de los SEAL y de algunas tomas nocturnas con drones, transcurre en el edificio de apartamentos y sus alrededores, donde los SEAL son atacados por agentes de Al Qaeda.
  “De un día a otro pasamos de estar entrenando, saliendo de los edificios y disparándonos unos a otros, a filmar en los decorados completamente terminados del aeródromo de Bovington”, dice Mendoza. “No hubo un cambio de paradigma del estilo: venga, ahora estamos en el set; simplemente, un día empezó a haber cámaras que rodeaban a los actores, mientras que antes no las había. Desde el principio, ya fuera en los entrenamientos o en el rodaje, me propuse que no desconectasen ni un segundo. Quería que estuvieran enchufados todo el rato, por eso no parece que están actuando”.
  Para las secuencias de acción cuidadosamente coreografiadas de la película, Garland y Mendoza emplearon tomas extendidas, con duraciones de entre cinco y diez minutos, que se alargan hasta los más de 15 minutos de la escena final de evacuación, en la que los dos operadores de cámara, utilizando cámaras de mano, pudieron moverse libremente por los amplios decorados de 360 grados elaborados por Digby.
  “Las tomas extendidas de larga duración nos permitieron desplazarnos a través de espacios en los que hay varias personas haciendo múltiples cosas al mismo tiempo; pudimos captar detalles realistas que no se pueden planificar por adelantado”, dice Garland. “Los actores hacían una toma de 12 minutos tras otra y, al final, no podían evitar bostezar, estirarse o rascarse la nuca. Lo que captamos fue una especie de semirrealidad, algo que pertenece a la realidad pero que tiene lugar dentro de la película y que es lo que genera la sensación de realidad”.
  A los actores les parecía que filmar tomas tan largas después de un riguroso ensayo era como hacer teatro en directo. “No era la forma tradicional de rodar, filmábamos estas tomas generales enormes y luego nos centrábamos en los detalles”, dice Quinn. “Alex nos inculcó la idea de ser conscientes de lo que hacíamos en todo momento, casi como en el teatro, y de esa forma se generó un ambiente de libertad para los actores. Las cámaras podían desplazarse a cualquier parte, y nosotros también”.
  Los departamentos trabajaron al unísono para crear una experiencia envolvente en todos los niveles, incluido el diseño de sonido auténtico de la película. Durante la producción estuvo presente un director de comunicaciones militares para colaborar con el vocabulario, ayudando a actores como Woon-A-Tai a transmitir información por radio con gran precisión. El reparto mantenía los diálogos a través de líneas de radio reales, y simultáneamente en el plató de rodaje se reproducían efectos de sonido realistas a través del sistema de megafonía.
  “Teníamos un sistema de altavoces y utilizamos una biblioteca de diferentes sonidos ambientales, que se podían controlar a través de una aplicación de iPhone”, dice Mendoza.
  “Mientras las cámaras grababan, reproducíamos sonidos ambientales: aviones volando, perros ladrando, gente yendo de un sitio a otro. Intentamos que fuera lo más envolvente posible para todos en el plató”.
  Como consecuencia, los actores quedaron expuestos a una sobrecarga sensorial, cosa que reforzó el halo de aturdimiento de la guerra que Garland y Mendoza querían capturar a través de la historia. “Contar la historia minuto a minuto en orden cronológico es interesante porque en sí misma, es una técnica anticinematográfica. Normalmente, el tiempo se comprime en la sala de montaje”, afirma Melton.
  “Te acercas más a la realidad cuando vives y trabajas en estos platós durante periodos prolongados de tiempo; el drama natural y el suspense acaban emergiendo”.
  En Warfare: Tiempo de guerra abundan los tiros y las explosiones, y esto exigía que el departamento de efectos especiales, liderado por Ryan Conder, diera vida a los enfrentamientos bélicos sin destruir el estudio. Como la película se rodó en orden cronológico, el trabajo con explosivos resultó más sencillo, porque si algo se destruía, se quedaba destruido.
  El trabajo de efectos especiales de Conder fue principalmente práctico, utilizando explosiones reales siempre que fuera posible. Su equipo construyó pilares falsos para la explosión del artefacto explosivo improvisado en el exterior del edificio de apartamentos, a fin de preservar el diseño del decorado de Digby y Day: lo que estalló en la explosión estaba colocado sobre pilares existentes, por lo que los pilares que estallaron eran simulados. Los tubos de mortero llenos de grandes cantidades de polvo y escombro crearon un efecto fosforescente blancuzco tras las explosiones.
  “La experiencia sensorial de Warfare: Tiempo de guerra nunca decae; no dejamos que el público se relaje, porque esa tensión es lo que sentimos durante la operación”, dice Mendoza. “Hubo disparos durante mucho tiempo, el estruendo era permanente y todos sentimos la explosión.
  Al ver la película, se siente lo mismo que han sentido los militares en servicio activo durante operaciones similares”.

VETERANOS EN EL PLATÓ...
  Para añadir autenticidad a la producción, Mendoza trajo a miembros originales de su equipo SEAL, en funciones de asesoramiento y honoríficas, incluido Elliott Miller, que visitó el plató durante la producción, gracias a lo cual pudo experimentar los acontecimientos bajo una nueva luz, tras años de no ser capaz de recordar todo lo que había sucedido ese día.
  “A Elliott le resulta difícil visualizar estos acontecimientos en forma literaria, pero muchos de nosotros lo recordamos porque estuvimos allí, aunque solo tengamos recuerdos parciales de lo que ocurrió”, dice Mendoza. “Recuerdo cómo era la casa, cómo era la calle, cómo olía y quién estaba allí.
  Otros recuerdan cosas diferentes, desde perspectivas diferentes. Queríamos crear una instantánea viva para Elliott, para que él mismo pudiera experimentar lo que pasó”.
  El reparto y el equipo técnico y creativo de Warfare: Tiempo de guerra tuvieron una abrumadora sensación de responsabilidad hacia los SEALS que vivieron la operación de Ramadi, algunos de los cuales sufrieron allí el peor día de sus vidas. “Todos sentimos un profundo compromiso de cuidar a estos veteranos, porque estábamos tratando de presentar su historia de la manera más fidedigna posible”, dice Garland. “He trabajado en muchas películas, pero nunca he visto a nadie esforzarse tanto o trabajar con tanta dedicación”.
  Las fotografías de los SEAL que participaron en la operación de Ramadi aparecen en la secuencia de créditos de la película junto a los actores que los interpretaron. Los rostros de los comandos SEAL de la vida real se han difuminado por varias razones; algunos antiguos comandos solicitaron privacidad, no pudieron ser localizados o no quisieron revelar sus rostros porque están en servicio activo en la actualidad. A través de la secuencia de créditos, los cineastas también trataron de presentar a Elliott Miller en ambos lados de su experiencia de combate, para mostrar los efectos devastadores que la guerra ha tenido en una persona en particular y la forma en que volver a visitar la operación que le causó cicatrices permanentes era también una forma de catarsis y de cerrar ese capítulo de su vida.
  “Tener a gente como Elliott, Joe Hildebrand y otros SEAL en el plató fue una experiencia que escapa de lo normal, y fue abrumador volver a experimentar el combate, aunque fuera en forma de recreación”, dice Mendoza. “A muchos de nosotros nos permitió cerrar esa etapa y poder comprender lo que sucedió. Por fin fuimos capaces de hablar de nuestras experiencias”.

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