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La novela "War Horse" se publicó por primera vez en 1982 y pronto se convirtió en un clásico de la biblioteca familiar ya que su canto al amor y a la lealtad encandiló a grandes y pequeños. El libro se adaptó al teatro y fue un enorme éxito internacional. Allí fue donde Steven Spielberg se enamoró de la historia.
“La historia me pareció absolutamente fascinante. Me conmovió profundamente”, recuerda el director. “Me parecía una historia muy sincera, y me di cuenta que se podía hacer una película para toda la familia sobre la aventura de un chico y su caballo que se ven separados por el destino. Espero que la gente se identifique con esta historia y la comparta. Su ternura y su mensaje son absolutamente universales y van a llegar al público de todos los países”.
Al igual que ocurre con muchas películas de Spielberg, la espectacularidad de la aventura esconde una historia conmovedora de gran calado humano.
Spielberg se enamoró de la belleza de los paisajes naturales de Dartmoor: "A lo largo de mi extensa y ecléctica carrera nunca había tenido a mi disposición tal abundancia de paisajes naturales de tanta belleza. Es la enorme suerte que tuve al rodar “War Horse” en Dartmoor. Apenas escarbé en la superficie de las inmensas opciones visuales que tuve a mi disposición."
Para Spielberg, la oportunidad de trabajar con caballos fue una experiencia muy estimulante, una de esas experiencias que te transportan a nuevos territorios. “Los caballos fueron una experiencia extraordinaria para mí porque muchas miembros de mi familia montan a caballo. Me fascinó la expresividad de los caballos y su capacidad para mostrar lo que sienten”.
La novela estaba contada como una alegoría. La obra teatral que Spielberg vio primero en Londres a instancia de su productora Kathleen Kennedy, le produjo un enorme impacto emocional con su enigmático uso de enormes marionetas de caballos de aspecto muy minimalista. Pero Spielberg comprendió inmediatamente que tendría que buscar su propio camino visual para que la historia cobrara vida en la pantalla. E inició ese camino al galope.
“En el teatro, las marionetas eran magníficas, pero sabía que si iba a contar la historia, tendría que ser con caballos de verdad", dice Spielberg.
“También me gustó el libro pero está contado desde el punto de vista de Joey y se llega a escuchar los pensamientos de Joey. Sabía que eso no funcionaría en una película, aunque me permitió comprender la importancia de contar la historia desde diferentes puntos de vista".
El reparto humano de "War Horse" (Caballo de batalla) era fundamental, pero más aún lo era el reparto de equipos porque ellos iban a crear ese vínculo tan especial entre especies, vital para captar el interés del público. Desde los principios del cine, los caballos han sido fuente de inspiración para los realizadores.
Pero antes de "War Horse" (Caballo de batalla), ninguna película había aprovechado tanto la capacidad expresiva de los caballos ni había contado con tanta precisión la historia de sus sacrificios en la guerra. Así que para Spielberg era fundamental encontrar una combinación perfecta entre excelentes domadores y animales sensibles que materializaran con la máxima seguridad la visión del director. Así que se reunió a un gran grupo de equipos, compuesto de más de 100 caballos dirigidos por Bobby Lovgren. A su vez, Lovgren contrató a domadores de Australia, España y Estados Unidos, así como un equipo de mozos de cuadra, adiestradores y transportistas, un veterinario y también una unidad de peluquería y maquillaje para equinos, todos atentamente supervisados por Barbara Carr, de la Asociación Americana Protectora de Animales.
Catorce caballos diferentes interpretaron a Joey de potrillo a adulto. Su misión fue dar vida a un caballo que fuera absolutamente inocente a la vez que noble, leal y valiente como el joven que lo domó.
La documentación histórica y la riqueza de los detalles de los personajes también fueron obra de Joanna Jonhston, diseñadora de vestuario. Johnston y su equipo realizaron a mano el 85% de los trajes de la película, basándose sobre todo en documentación histórica. "Joanna hizo un trabajo de investigación increíble para averiguar qué llevaban las distintas nacionalidades que formaban las tropas", dice Spielberg.
"Llegó a encontrar la forma en la que evolucionaron los cascos alemanes desde 1914 cuando tenían esos pinchos hasta llegar al más tradicional que se desarrolló en la segunda mitad de la guerra. Pasó mucho tiempo en el Imperial War Museum para asegurarse de que cada traje era exactamente igual que los que llevaron en aquella época".