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SINOPSIS
Un carpintero de 59 años debe acudir a la asistencia social cuando comienza a tener problemas cardíacos. El médico le prohíbe volver a trabajar pero el Gobierno le hace buscar empleo ya que si no lo hace tendrá una sanción. En su deambular diario conocerá a una madre soltera con dos niños con diversos problemas sociales...
INTÉRPRETES
NATALIE ANN JAMIESON, COLIN COOMBS, HARRIET GHOST, DAVE JOHNS, BRYN JONES, VIKTORIA KAY, MICK LAFFEY, MICKY McGREGOR, DYLAN McKIERNAN
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PREMIOS Y FESTIVALES
- César 2017: Mejor película extranjera
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- Festival de Locarno 2016: Premio del público
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INFORMACIÓN EXCLUSIVA
NOTAS DEL GUIONISTA PAUL LAVERTY...
A pesar de los rumores, Rebecca (productora) y yo sabíamos que Ken no tardaría en querer hincarle el diente a algo nuevo después de JIMMY'S HALL. Y así fue.
Era un atractivo cóctel que se convirtió en YO, DANIEL BLAKE.
Nos llamó la atención la campaña sistemática contra todos los que viven de las prestaciones sociales instigada por la prensa de derechas y una serie de venenosos programas de televisión. La mayoría era burda propaganda que se deleitaba de la forma más lasciva en la miseria de personajes patéticos. Y mucho mejor si tenían problemas de bebida, una señal inequívoca de que desperdiciaban el valioso dinero de los contribuyentes.
No es de extrañar que esto condujera a la más absoluta aberración. Se realizaron estudios que decían que una persona normal creía que más del 30% de los pagos de prestaciones sociales se solicitan de forma fraudulenta. La realidad es que es un 0,7%. No fue ninguna sorpresa descubrir que mucha gente que vive de las prestaciones sociales había sido insultada y atacada y un número considerable había sido objeto de violencia física.
Esta distorsión manipulada encajaba perfectamente con la narrativa de austeridad del Gobierno y los recortes sociales se convirtieron en un objetivo fundamental. ¿Quién no recuerda el discurso de Osborne sobre las "persianas bajadas" de las hordas de gandules que seguían durmiendo a primera hora de la mañana en el último congreso del partido conservador? Otro dato: sólo el 3% del presupuesto social se asigna al paro, mientras que los ancianos, los votantes preferidos de los conservadores, se llevan el 42% en pensiones.
Pero la chispa de esta historia surgió con una llamada que recibí de Ken para que visitara con él Nuneaton, donde transcurrió su infancia. Allí mantenía una estrecha relación con una ONG dedicada a las personas sin hogar. Conocimos a fantásticos trabajadores y nos presentaron a algunos de los jóvenes con los que trabajaban. Un chico al que habían ayudado recientemente nos contó la historia de su vida. Nos impactó cuando mencionó de pasada el hambre y las náuseas y mareos que sufría mientras intentaba trabajar (como es habitual, con contratos de cero horas en condiciones precarias).
Ken y yo escuchamos un montón de historias mientras viajábamos por el país. Los bancos de alimentos se convirtieron en una fuente inagotable de información. Nos llamó la atención que cuando hicimos MI NOMBRE ES JOE o FELLICES DIECISÉIS, o incluso películas anteriores de Ken, una de las grandes diferencias residía en el mundo nuevo de los bancos de alimentos.
A medida que fuimos conociendo nuevas historias vimos que en la actualidad, mucha gente tiene que escoger entre comida o calefacción. En Escocia coincidimos con un hombre formidable, con principios y muy sensato, desesperado por trabajar, que se negaba en redondo a hacer trabajos para desempleados y que había recibido un sinfín de sanciones del Ministerio de Trabajo y Pensiones. Nunca ponía la calefacción, sobrevivía con latas de comida barata de Lidl y casi se congela en febrero de 2015.
Hemos oído historias de "desalojos por venganza". Esto quiere decir que los inquilinos eran expulsados de sus hogares por tener la osadía de quejarse de las averías y de las malas condiciones de las viviendas. Nos dieron ejemplos de pobres a los que se trasladaba de Londres y a los que se ofrecía lugares donde vivir fuera de la capital, en una especie de operación de limpieza social. Y era imposible no recordar cuando Ken y sus compañeros hicieron CATHY COME HOME hace unos 50 años, aunque era algo de lo que nunca hablamos.
Como prueba de que los estereotipos no siempre valen, nos enteramos que muchos de los que acuden a los bancos de alimentos no son parados sino trabajadores pobres que no llegaban a fin de mes. Los contratos de cero horas causaban estragos en muchos de ellos. Les resultaba imposible planificar sus vidas con certeza y pasaban el trabajo irregular a la complejidad del sistema de prestaciones sociales.
Otro grupo importante con el que hablamos en los bancos de alimentos fueron los que habían sido sancionados por el Ministerio de Trabajo y Pensiones (DWP) (es decir, que dejaban de recibir prestaciones como castigo y la sanción podía durar entre un mes y tres años). Algunas de las historias eran tan surrealistas que si los incluíamos en el guión hubieran socavado nuestra credibilidad, como es el caso de un padre, que fue sancionado por asistir al nacimiento de su hijo o un pariente por asistir a un funeral, a pesar de informar al Ministerio de Trabajo y Pensiones sobre los motivos. Millones de personas han sido sancionadas y sus vidas y las de sus hijos arrojadas en manos de la desesperación por una simple decisión administrativa. A los delincuentes los tratan con más justicia, y las multas son a menudo menores de lo que pierden los solicitantes de prestaciones cuando reciben una sanción.
Esto nos llevó a otro grupo muy importante de personas que arriesgaron sus puestos de trabajo para ayudarnos. Los trabajadores del Ministerio de Trabajo y Pensiones que nos hablaron de forma anónima estaban muy enfadados porque les obligaban a aplicar sanciones. Uno de los trabajadores de una Oficina de Empleo me enseñó una copia impresa que mostraba el número de sanciones que él y sus colegas habían impuesto, junto con una carta de presentación de su jefe, indicando que sólo tres "orientadores de empleo" habían impuesto suficientes sanciones el mes anterior. Si no se imponían más sanciones se les amenazaba con el PIP, "Plan de Mejora Personal", que suena muy orwelliano. Me voy a permitir dirigirme personalmente a esos jefes del Ministerio de Trabajo y Pensiones y a sus superiores políticos que han tenido que declarar en los Parlamentos del Reino Unido y de Escocia que no hay objetivos en el número de sanciones: "Sois unos mentirosos compulsivos que os escudáis detrás de la jerga legal, y vuestros trabajadores lo saben". Puede que no hubiera cifras concretas pero está claro que se les forzó a disfrazar los números.
Comida. Calefacción. Vivienda. Lo más básico y desde tiempo inmemorial. Sabíamos en nuestro interior que esta película tenía que ser dura. Elemental.
Había un sinfín de posibilidades. Los personajes podían parecerse a los jóvenes de Nuneaton que pasan de ser personas sin hogar a trabajadores con contratos de cero horas. Podrían haber sido discapacitados, como nos contaron los expertos en discapacitados que habían sufrido como media seis veces más recortes del gobierno que cualquier otro grupo, un escándalo de proporciones gigantescas. Como resultado, muchos de esos sancionados han sufrido depresiones y otras enfermedades mentales. En las memorables palabras de un funcionario, los blancos fáciles eran "fruta madura", que bien podría ser el título de una conmovedora balada de Billie Holiday.
El mundo de las prestaciones sociales es tremendamente complicado y cambia continuamente, sobre todo con el Crédito Universal que agrupa en una sola prestación varias de las prestaciones y ayudas que existen en la actualidad. Nos llevó bastante tiempo comprenderlo. Sin embargo, otro grupo que nos llamó la atención fue el formado por hombres y mujeres enfermos o heridos que habían solicitado el Employment Support Allowance (subsidio por incapacidad). Las evaluaciones médicas para recibir este subsidio se habían subcontratado con una empresa francesa que a su vez lo había hecho con una multinacional estadounidense tras una serie de escándalos. Las historias que escuchamos, y las prácticas que nos contaron, fueron legión. Un médico joven me dijo furioso que uno de sus pacientes se estaba muriendo de cáncer. Apenas podía caminar pero le consideraron "apto para trabajar". Un día se cayó en su casa y se cortó en la cabeza. Llamaron a una ambulancia pero se negó a que se lo llevaran porque al día siguiente debía sellar la cartilla en la Oficina de Empleo y tenía miedo a quedarse sin prestaciones por culpa de una sanción. Murió tres meses después. ¡Qué humillación innecesaria recibió este anciano en los últimos días de su vida!
Todas estas personas que se consideran aptas para trabajar se ven obligadas a pasar 35 horas por semana buscando un empleo. En algunas zonas del país había hasta 40 personas para cada puesto de trabajo anunciado. Un profesor me informó de que en el transcurso del último gobierno hubo una variación de 2,5 a 5 solicitantes para cada puesto de trabajo anunciado. Me vino a la mente Sísifo.
Daniel Blake y Katie Morgan no se basan en nadie que hayamos conocido. Los guiones no se pueden copiar y trasladar del banco de alimentos o de la cola del paro. Dan y Katie son totalmente ficticios pero llevan algo de todo lo que he contado anteriormente y mucho más. Se inspiraron en los cientos de hombres y mujeres decentes así como en sus hijos y que quisieron compartir sus historias íntimas con nosotros. Caras de personas inteligentes y sensatas me vienen a la mente, gente asustada, personas mayores angustiadas por la complejidad del sistema y las nuevas tecnologías, (muchos empleados de la Oficina de Empleo nos contaron que les hubiera gustado ayudar a más gente pero los jefes se lo impedían por temor a aumentar las cifras), jóvenes que habían perdido la esperanza demasiado pronto, y que recuerdo temblando de ansiedad cuando intentaban contar su situación, y muchos haciendo todo lo posible por conservar la dignidad atrapados en algo llamado prestaciones sociales cuando tenia todas las características del purgatorio. Y sí, os lo digo a vosotros, productores oportunistas y santurrones de programas de televisión que avivan el odio y promueven la ignorancia, había algunos borrachos y adictos con vidas caóticas y tatuajes espantosos.
El Estado siempre ha tenido una vena malvada a la hora de tratar a los más vulnerables. Nos basta recordar las fábricas del siglo XIX en las que se separaba a las madres y padres de los hijos para aplicar la dosis justa de crueldad.
El Reverendo Joseph Townsend, un vicario del siglo XVIII lo resumía así: "El hambre domesticará a los animales más feroces. Enseñará decencia y civismo, obediencia y sometimiento... Sólo el hambre puede espolear y animar a los pobres a trabajar".
ENTREVISTA A KEN LOACH...
Había rumores de que JIMMY'S HALL iba a ser tu última película. ¿Era cierto? Y en caso afirmativo, ¿qué te convenció para hacer YO, DANIEL BLAKE?...
.- Decir eso fue una imprudencia. Hay tantas historias que contar. Tantos personajes que describir...
¿Qué hay en la raíz de la historia?..
.- La historia universal de las personas que luchan por sobrevivir fue el punto de partida. Pero después, los personajes y la situación tienen que basarse en la experiencia vivida. Si nos fijamos bien, todos podemos ver la crueldad consciente que aplica el Estado cuando acude en ayuda de los que están desesperados y el uso de la burocracia, la intencionada ineficiencia de la burocracia, como arma política: "Esto es lo que sucede si no trabajas; si no encuentras trabajo sufrirás las consecuencias". La rabia que esconde esa afirmación es lo que motivó la película.
¿Cuando empezaste a documentarte?...
.- Siempre había querido hacer algo en mi ciudad natal que es Nuneaton, en el centro de los Midlands. Así que Paul y yo fuimos a hablar con gente de allí. Yo colaboro con una ONG llamada Portal, que está dirigido por una amiga, Carol Gallagher. Ella nos presentó a una serie de personas que no había podido encontrar trabajo por diversas razones, siendo la más obvia que no hay suficientes puestos de trabajo. Algunos trabajaban para agencias de trabajo temporal con salarios inseguros y no tenían dónde vivir. Uno de ellos era un muchacho muy simpático que nos llevó a su habitación en una casa compartida que le proporcionaba Doorway y la habitación era dickensiana. Había un colchón en el suelo, una nevera y poco más. Paul le pidió si sería muy grosero ver lo que había en la nevera. El dijo que no y abrió la puerta: no había nada, ni leche, ni galletas, nada. Le preguntamos cuándo había sido la última vez que se había quedado sin comida y nos dijo que la semana anterior estuvo cuatro días sin comer. Hambre pura y dura. Así que estaba desesperado. Tenía un amigo que trabajaba para una agencia. La agencia le había dicho a su amigo a las cinco de la mañana que fuera a un almacén a las seis en punto. No tenía transporte, pero logró llegar. Le dijeron que esperara y a las seis y cuarto le dijeron: "Hoy no hay trabajo para ti". Le enviaron a casa sin dinero. Esta humillación constante y la tremenda inseguridad es algo que puede verse en la película.
A partir del material que reuniste y de las personas a las que conociste, ¿cómo lo convertiste en una narración?...
.- Esa es probablemente la decisión más difícil porque se pueden contar tantísimas historias. Habíamos hecho muchas sobre jóvenes -FELICES DIECISÉIS fue una de ellas- y pensamos que a menudo, la difícil situación de las personas mayores pasa desapercibida. Hay una generación de personas que fueron trabajadores manuales cualificados y que ahora están llegando al final de su vida laboral. Tienen problemas de salud y no volverán a trabajar porque no son lo suficientemente avispados para saltar de un trabajo a otro. Están acostumbrados a una estructura laboral más tradicional así que están perdidos. No pueden enfrentarse a la tecnología y de todas formas tienen problemas de salud. Deben hacer frente a evaluaciones para recibir subsidios en las que se decide que eres apto para trabajar cuando en realidad no lo eres. Toda la estructura burocrática, una estructura impenetrable, destruye a la gente. Hemos escuchado muchas historias sobre esto. Paul escribió el personaje de Daniel Blake y el proyecto se puso en marcha.
Y tu argumento es que la estructura burocrática es impenetrable en sí misma...
.- Sí. Ahora las Oficinas de Empleo no están para ayudar a la gente, están para poner obstáculos a esas mismas personas. Hay un orientador laboral al que no se le permite decir a la gente los puestos de trabajo disponibles ya que antes tienen que ayudarles a encontrar trabajo. Hay previsiones sobre el número de personas que serán sancionadas. Si los entrevistadores no sancionan al número suficiente de personas, ellos mismos entran en los "'Planes de Mejora Personal". Orwelliano, ¿verdad? Todo esta información proviene de personas que han trabajado en el Ministerio de Trabajo y Pensiones, en las Oficinas de Empleo, que han formado parte de sindicatos... Los testimonios son innumerables. Con la aplicación de un régimen sancionador la gente no podrá vivir con el dinero que tienen y de ahí surgen los bancos de alimentos. Y parece que el gobierno está bastante satisfecho con la irrupción de estos bancos de alimentos. De hecho, hablan de poner orientadores laborales en los bancos de alimentos. Esto quiere decir que los bancos de alimentos están cayendo en manos del Estado como parte de su mecanismo para combatir la pobreza. ¿Qué clase de mundo hemos creado?
¿Crees que es una historia que habla de lo que ocurre en nuestro tiempo?...
.- Creo que tiene implicaciones más amplias. Se remonta a la Ley de los Pobres, la idea de que hay pobres que merecen trabajar y otros no. Hay que obligar a la clase obrera a trabajar por temor a la pobreza. Hay que instigar a los ricos para que quieran obtener beneficios cada vez mayores. La clase política ha utilizado conscientemente el hambre y la pobreza para obligar a la gente a aceptar el salario más bajo y más inseguro fruto de la desesperación. Los pobres tienen que aceptar la culpa de su pobreza. Esto lo vemos en toda Europa y más allá.
¿Cómo fue el rodaje en los bancos de alimentos?...
.- Fuimos a varios bancos de alimentos juntos y Paul fue a otros él solo. La historia de la película que discurre en el banco de alimentos se basa en un incidente que contaron a Paul. Los bancos de alimentos son horribles. Ves a gente desesperada. Estábamos en un banco de alimentos de Glasgow y un hombre se acercó a la puerta. Asomó la cabeza, echó un vistazo y después se fue. Una de las mujeres que trabajaba allí fue tras él, porque era evidente que necesitaba comer. Pero no pudo hacer frente a la humillación de entrar y pedir comida. Y creo que esto pasa a menudo.
¿Por qué decidiste ambientar la película en Newcastle?...
.- Fuimos a varios lugares. Fuimos a Nuneaton, Nottingham, Stoke y Newcastle. Conocíamos muy bien el Noroeste porque habíamos trabajado en Liverpool y Manchester, así que pensamos que teníamos que intentarlo en otro sitio. No queríamos ir a Londres porque entraña enormes problemas y además es bueno salir de la capital. Newcastle tiene una gran riqueza cultural. Es como Liverpool, Glasgow, que son grandes ciudades de la costa. Tienen muchas posibilidades visuales y cinematográficas, una cultura muy expresiva y el acento es muy pronunciado. Hay un gran sentido de la resistencia; las generaciones de luchadores han dado lugar a una potente conciencia política.
Describe el personaje de Daniel.
¿Quién es y cuál es su situación?...
.- Dan es un hombre que fue carpintero, un artesano experto. Ha trabajado en obras de la construcción, para pequeños constructores, ha sido carpintero a destajo y sigue trabajando la madera porque le gusta. Pero su mujer ha muerto, él ha tenido un ataque al corazón grave y casi se cae de un andamio; le han ordenado no trabajar y todavía está en rehabilitación, por lo que recibe un subsidio de desempleo. La película cuenta la historia de cómo trata de sobrevivir en esa situación una vez que le declaran 'apto para trabajar'. Es fuerte, tiene sentido del humor y está acostumbrado a no hablar de cosas personales.
Gran parte de la historia trata sobre una burocracia asfixiante. ¿Cómo lo dramatizaste?...
.- Espero que lo que permita seguir la historia es que se trata de un concepto que resulta familiar a casi todo el mundo. Hay que hacer frente a una burocracia que es evidentemente estúpida, diseñada para que nos volvamos locos y que genera frustración y situaciones de comedia negra. Creo que si puedes contar eso con sinceridad, si logras que se comprenda el subtexto de lo que dice la gente a los dos lados de un escritorio o de un teléfono, surge lo que tiene de cómico, de cruel, y también lo que tiene de trágico. 'Los pobres son culpables de su pobreza': esto es lo que protege el poder de la clase dominante.
¿Qué estabas buscando en tu Dan y en tu Katie cuando elegiste a Dave Jones y a Hayley Squires?...
.- Bueno, con Dan buscábamos el sentido común del hombre común. El está acostumbrado a ir todos los días al trabajo, a estar con sus compañeros. Es lo que le gusta, las bromas, la manera de pasar el día. Esa ha sido su vida hasta que cayó enfermo y hasta que su mujer necesitó ayuda. Así que además de sentido del humor, queríamos a alguien sensible y con matices.
Y en el caso de Katie, se trata de una joven realista víctima de las circunstancias, pero que tiene potencial. Intenta estudiar pero fracasa en el colegio. Aún así ha estudiado en la Universidad a Distancia. Buscábamos una persona con sensibilidad, pero también con coraje. Y, al igual que Dan, muy auténtica.
Dave Johns es monologuista y también actor. ¿Por qué elegiste a Dan?...
.- Dave es de Byker, donde filmamos algunas escenas. Es un Geordie (nativo o habitante de la región de Tyneside, al noroeste de Inglaterra), tiene la edad adecuada, y es un hombre de la clase trabajadora que te hace sonreír. Y eso es lo que queríamos.
¿Cómo transcurrió el rodaje?...
.- Para empezar, lo que escribe Paul siempre es muy preciso a la vez que lleno de vida. Esto significa que rara vez rodamos material que no utilizamos. Lo fundamental de un rodaje es la planificación, la preparación. tener a todo el reparto antes de empezar y que todas las localizaciones estén perfectamente identificadas. Y para conseguirlo necesitas un equipo técnico, un grupo de personas que entiendan perfectamente el proyecto y que estén comprometidos con él de forma creativa. Y teníamos todo esto: gente tremendamente eficiente y con mucho sentido del humor. Eso es lo que te hace avanzar porque significa que todos los esfuerzos son productivos. Trabajar con buenos amigos es una delicia y además, contamos con una pequeña máquina de café que nos seguía a todas partes. Fue un elemento clave: un buen café expreso nos ayudaba a superar todas las dificultades.
¿El montaje de esta película ha sido diferente al de las anteriores. ¿Cómo y por qué?...
.- Hemos montado en película física durante muchos años pero nos dimos cuenta la infraestructura para este tipo de montaje estaba desapareciendo. El mayor problema era el coste de imprimir las rushes de sonido en mag stock y también imprimir las rushes de la película. Superaba lo que podía justificar como gasto así que, a regañadientes, montamos en Avid. Tiene algunas ventajas, pero me pareció que montar en película física era una forma más humana de trabajar porque se ve lo que haces al final del día. Avid parece más rápido, pero no creo que la suma de todo el tiempo invertido sea mucho menor. Pero la sensación táctil de la película me resulta más interesante.
¿Haces películas con la esperanza de conseguir un cambio y, si es así, ¿qué significa en el caso de YO, DANIEL BLAKE?...
.- Bueno, es el viejo adagio: "Agitar, Educar, Organizar". Puedes agitar con una película; no puedes educar mucho, pero sí puedes hacer preguntas; y no puedes organizar nada pero puedes agitar las conciencias. Y creo que agitar es un fin fantástico porque ser complaciente sobre cosas que son intolerables es inaceptable. Personajes atrapados en situaciones donde surge un conflicto implícito, esa es la esencia del drama. Y si puedes encontrar ese drama en cosas que no sólo son universales sino que tienen que ver con lo que está ocurriendo en el mundo, entonces mejor que mejor. Creo que la rabia puede ser muy constructiva si puede utilizarse; esa rabia que deja a los espectadores con algo sin resolver en sus mentes, algo que hacer, algo que plantea un desafío.
Este año es el 50 aniversario de CATHY COME HOME. ¿Qué similitudes hay entre esta película y aquella?...
.- Son dos historias de personas cuyas vidas se ven seriamente perjudicadas por la situación económica. Es una idea a la que volvemos una y otra vez, pero es especialmente cruda en YO, DANIEL BLAKE. Está claro que el estilo de hacer cine es muy diferente. Por supuesto la manera de hacer cine es muy diferente. Rodamos CATHY con una cámara de mano. Montábamos una escena, la rodábamos y ya está. La película se rodó en tres semanas.
En esta película los personajes se analizan con mayor detalle. Vemos cómo Katie y a Dan llegan a situaciones extremas. Al final, su alegría natural y su resiliencia no son suficientes. Está claro que el mundo que muestra esta película es mucho más cruel que el de Cathy. La economía de mercado nos ha llevado inexorablemente a este desastre. No podía ser de otra manera. Genera una clase trabajadora que es vulnerable y fácil de explotar. Los que luchan por sobrevivir se enfrentan a la pobreza. Es culpa del sistema o es culpa de la gente. No quieren cambiar el sistema, por lo tanto tienen que decir que es culpa de la gente.
Si echamos la vista atrás, no deberíamos sorprendernos de lo que ha pasado. La única pregunta es: ¿qué hacemos al respecto?
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