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SINOPSIS
A sus diecisiete años Greg no ha conseguido entrar en ningún grupo social de la Escuela, pero todo cambia cuando su madre le obliga a hacer amistad con Raquel...
INTÉRPRETES
THOMAS MANNI, RJ CLYER, OLIVIA COOKIE, NICK OFFERMAN, CONNIE BRITTON, MOLLEY SHANNON, JOHN BERNTHAL, KATHERINE C HUGHES, MATT BENNETT, MASAM HOLDEN
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En 2013, una novela juvenil, conmovedora y de las que hacen pensar, original de Jesse Andrews, 'Yo, él y Raquel', cogió a los lectores por sorpresa con su relato verdaderamente contemporáneo sobre el fin de la adolescencia, rebosante de diálogos inteligentes y originales, y con unos personajes adolescentes totalmente auténticos. Ahora, el director Alfonso Gómez-Rejón ha captado perfectamente el excéntrico humor del libro, su rara sensibilidad y su inimitable cosmovisión, en un largometraje que describe la transición de un joven hasta la edad adulta a medida que va aprendiendo lo que significa ser verdaderamente desinteresado. Ganador del Gran Premio del Jurado y del Premio del Público en la edición de 2015 del Festival de Cine Sundance, la innovadora película también incluye maliciosos guiños a películas legendarias y piezas compuestas por el incomparable Brian Eno, incluidas varias composiciones inéditas hasta la fecha.
Aunque 'Yo, él y Raquel' no es más que el segundo largometraje del director, Gómez-Rejón aporta al proyecto un impresionante pedigrí. “Él es maravillosamente ambicioso, lo que le convertía en la persona perfecta para contar la historia de Greg Gaines, porque Greg tiene sus propias ambiciones grandiosas y desenfrenadas. Alfonso no hace siempre las cosas de forma sencilla, pero tiene una huella dactilar distinta de la de cualquier otro”, afirma Nora Skinner, vicepresidenta ejecutiva de Indian Paintbrush y productora ejecutiva de 'Yo, él y Raquel'.
Gómez-Rejón, que ha dirigido episodios de las exitosas series “Glee” y “American Horror Story”, así como la actualización de la película de terror 'The town that dreaded sundown', dice que quería que su siguiente proyecto fuera algo más personal. Y lo encontró en 'Yo, él y Raquel'.
“El guión era divertido de un modo inhabitual e impredecible, además de reconfortantemente íntegro”, afirma Gómez-Rejón. “Al principio, me recordaba las maravillosas películas de John Hughes con las que crecí; pero luego, dio muy suavemente un giro inesperado y se convirtió en mucho más que una mera comedia. Yo acababa de perder a mi padre y me parecía que si pudiera realizar esta película, ello sería una forma de expresar mi propia pérdida personal y transformarla por medio del humor”.
Greg, el desventurado héroe de la película, aspira a ser un realizador de cine, aunque Andrews asegura que cuando él escribió el libro no existían semejantes ambiciones. “Yo quería escribir una novela sobre adolescentes que resultara divertida pero que también tuviera auténtica seriedad”, afirma. “Yo esperaba crear algo que desafiara todo intento de producir una narración nítida y fácil”.
Cuando el libro originó una conmoción entre la crítica, la agente de Andrews, Anna DeRoy, se dirigió a Dan Fogelman, guionista de películas como 'Crazy, stupid, love' y 'Enredados', para ver si estaría interesado en adaptarlo para la gran pantalla. En cambio, Fogelman respondió a Andrews con una intrigante oferta.
“Cuando leí el libro, me di cuenta de que desconocía ese lenguaje”, dice Fogelman, que acabó siendo productor del proyecto. “Es algo joven, autoconsciente, comprometido y conmovedor. Mi instinto me decía que Jesse debería escribir el guión y que yo le ayudaría a hacerlo. Simplemente era necesario que él comprendiera cómo funciona la forma cinematográfica. Cuando empezamos, ni siquiera sabía escribir ‘EXT’ o ‘INT’ en un guión de cine pero realizó un trabajo extraordinario. Logró transformar esta novelita en una película que el público aplaudió puesto en pie en el Festival de Cine Sundance”.
“Dan es un extraordinario profesor, un artista y un artesano verdaderamente grande que pensó que yo debería escribir el guión y se ofreció a ser mi mentor en la empresa”, explica Andrews. “Me tomó realmente bajo su tutela porque este proyecto le importaba mucho”.
El equipo de producción de Indian Paintbrush, la empresa que respaldó prestigiosas películas de autor como la candidata en 2015 al Oscar® a la Mejor película, 'El gran Hotel Budapest', 'Young adult' y 'Jeff y los suyos', quedó impresionado por el guión finalizado. “Jesse tiene un estilo literario nuevo y original”, dice Steven Rales, fundador de la empresa y productor de la película. “Correspondimos al sentido de honradez y humildad que comunicó a este relato. Hizo un excelente trabajo captando el estruendo de emociones que la mayoría de nosotros sentimos a medida que vamos avanzando por la enseñanza media”.
“Siempre estamos buscando obras que sean singulares”, añade Skinner. “Nos gustan los relatos que provoquen eco, que perduren. Jesse tiene una voz asombrosa y única y éste es un relato sobre el fin de la adolescencia distinto a cuanto yo haya encontrado nunca: divertido, dramático, conmovedor y auténticamente verídico. Sabíamos que sería atractivo para un realizador que quisiera crear una película visualmente absorbente que el público no olvidaría”.
A decir verdad, varios directores de cine de renombre saltaron al ruedo, al igual que Gómez-Rejón, quien entonces era más conocido por su trabajo televisivo. El coproductor Jeff Somerville, ejecutivo de Indian Paintbrush y compañero de habitación de Gómez-Rejón en la universidad, aconsejó a su viejo amigo y colega que crease una presentación visual que lo destacara entre el conjunto de aspirantes. “El guión claramente le tocó la fibra a Alfonso en muchos sentidos”, explica. “Reconoció que la relación entre Greg y Rachel era el corazón y el alma de la película”.
Para mostrar su enorme interés por el material, Gómez-Rejón montó un vídeo que expresara la impresión que causaría la película y que facilitara a los productores un plan detallado de las ideas del director. “Era un montaje que se ajustaba aproximadamente a la estructura del guión”, explica. “Utilicé música e imágenes para transmitir la forma como yo veía la película y lo que ésta significaba para mí. Rebosaba de alusiones a películas y música que me encantan, pero sin interrupciones. Lo presenté en cada reunión importante”.
Según Sommerville, el cortometraje “lo decía todo sobre la historia humana, intemporal, divertida y triste que todos esperábamos contar. También demostró que Gómez-Rejón podría manejar las florituras visuales del material de un modo que no interferiría con las respectivas odiseas de los personajes”.
“Las ideas de Alfonso eran extremadamente ingeniosas y originales”, reconoce Rales. “Tiene un agudo sentido de la música y una profunda perspectiva histórica del cine en general. Con sólo hablar con él, me entusiasmé viendo cómo montaría el material”.
El productor Jeremy Dawson quedó igualmente impresionado por la perspicaz interpretación del tema por parte de Gómez-Rejón, así como por la forma, calmada y confiada, como se expresaba. “Alfonso es un estupendo director con un estilo muy específico que hace que todo parezca más caro y mayor de lo que es”, afirma. “Seguro de sí mismo y refinado en su forma de trabajar, el amor de Alfonso por el cine es contagioso y él lo comparte con todos: desde los actores hasta los ayudantes de producción”.
“Es a la vez un incondicional y un estudioso del cine”, añade el productor. “Sabe más de películas que el resto de nosotros. Siempre tenía un plan, pero una vez que estábamos en el plató él siguió dando forma a sus ideas. Realmente le gusta mantener todo natural e intuitivo. Es un equilibrio delicado. Mi idea de él es casi la que tengo de un escultor”.
Si bien algunos detalles del relato nacen de la propia experiencia de Andrews, asegura el escritor que no es en absoluto una autobiografía. “Podría decirse que en el instituto yo era parecido a Greg”, dice. “Mi objetivo era llevarme bien con gente de todo tipo. Era miembro de la banda y del equipo de natación, lo que me relacionó con los deportistas, aunque estuviera muy lejos del prestigio del equipo de fútbol. Uno está tiritando en paños menores delante de nadie absolutamente, pues nadie asiste jamás a una competición de natación”.
Greg, interpretado por Thomas Mann, se pasa la vida tratando de presentarse ante el mundo como la persona que él quiere que la gente vea, más que como la persona que él es en realidad, según Gómez-Rejón. “No es posible mantener un número como ése perpetuamente”, señala el director. “Al cabo, habrá que quitarse la máscara y enfrentarse a la posibilidad de ser rechazado o, lo que es peor, a la indiferencia. Una vez que uno empieza a mostrar quién es realmente, el mundo podrá entonces reaccionar en consecuencia. No le gustará a todo el mundo y el interesado dirá cosas que lamentará. Pero uno crece con ello”.
La amistad, cada vez más profunda, entre el adolescente y su compañera de clase, Rachel, enferma de cáncer, a la que da vida Olivia Cooke, hace que la postura que él adopta resulte más difícil de mantener. “Greg empieza a enfrentarse a retos de la vida real cuando entabla amistad con Rachel”, dice Gómez-Rejón. “Él ha estado viviendo en su propio mundo, deambulando con una música de cine artístico en la cabeza. Ahora está relacionándose con un mundo cuya realidad no la ha diseñado él”.
Greg lucha mientras le es posible contra esa odisea de autodescubrimiento, armado con un humor subversivo y grandes dosis de rechazo. “Por mucho que le gustaría ocultarse de los ojos del mundo, vano es su empeño”, dice Andrews. “El resultado sería una vida muy limitada e insatisfactoria; pero contemplar la posibilidad de quedar al descubierto es terrible. Cuando sucede, su vida comienza a ser mucho más rica y plena, aunque no forzosamente más feliz”.
Aunque la historia de Greg tiene como fondo su último año de enseñanza media, su atractivo va mucho más allá del de una típica película de adolescentes, como demostró el entusiasmo y el compromiso de muchos adultos que participaron en la producción. “La película resultará un poco nostálgica para el público de más edad”, dice Rales. “Creo que los espectadores recordarán los desafíos y la complejidad de lo que está pasando Greg y las clases de amistades que tienen una influencia duradera. Para los más jóvenes, puede ser un recordatorio de que hay esperanza en medio de todo el caos. Es un momento para entablar amistades que puedan durar para siempre”.
Según Dawson, todos los involucrados eran conscientes de que se les había dado la oportunidad de realizar una película sin igual e importante. “Nadie hace este tipo de películas por el salario”, asegura. “Todos sabíamos que nunca tendríamos una oportunidad de rodar una película como ésta. Jesse escribió un formidable guión que atrajo a este gran grupo de talentos, visibles y no visibles. Es un relato alentador con el que la gente puede identificarse. Tiene personajes que son originales y singulares. Está dirigida a algo importante. Proyectos como éste no se presentan muy a menudo”.
'Yo, él y Raquel' fue rodada en su totalidad en exteriores de Pittsburgh, la ciudad natal del novelista y guionista Jesse Andrews y del productor Steven Rales. Los realizadores crearon un telón de fondo auténtico para la historia usando numerosos lugares conocidos por Andrews, incluido su antiguo instituto y hasta la casa en la que creció. Después de haber andado buscando exteriores para la casa de Greg, se dieron cuenta de que el escenario perfecto para el relato era el que, de muchas maneras, lo había inspirado.
“Es un tanto extraño pero también un tanto maravilloso”, asegura Andrews. “Ésas son las habitaciones que yo había habitado en mi imaginación cuando estaba creando en mi cabeza una casa para Greg”.
La casa tenía el perfil adecuado para la historia, según Gómez-Rejón. “Más aún: ya había en ella tanto amor que la sensación era perfecta”, dice. “En nuestra búsqueda, examinamos docenas de casas, pero siempre estábamos comparándolas con la casa de Jesse y persiguiendo ese aspecto y esa sensación. Al final nos decidimos, al menos, a preguntar y tuvieron la suerte de que sus dueños aceptaran”.
La filmación fue una ocasión alegre para todo el barrio de Squirrel Hill. “Nos acogieron muy bien”, dice Dawson. “El rodaje era como una fiesta de la manzana de casas para la que todos pusieron sillas en la acera. Fue una celebración de este pequeño vecindario familiar de Pittsburgh.”
Para el instituto, Gómez-Rejón buscaba un edificio que tuviera lo que él llama “un ambiente agresivo, de establecimiento penitenciario”. El edificio neoclásico de piedra y hormigón utilizado en la película le recordaba a una prisión, lo que era perfecto para sus fines. “El viejo instituto de Jesse, Schenley High, lleva años cerrado”, dice. “Parecía Chernobyl, con placas del techo cayéndose, pero el tamaño y las posibilidades de esa hermosa estructura triangular de 1916 era justo lo que yo tenía en mente”.
Estaba previsto que Schenley High, entre cuyos antiguos alumnos famosos se cuentan el artista visual Andy Warhol, el profesional de la lucha libre Bruno Sammartino y el músico de jazz Ray Brown, se transformara en bloques de pisos pero los realizadores llegaron a un acuerdo con los promotores inmobiliarios para hacerse cargo del edificio durante el tiempo de rodaje. “Es un instituto que no parece tal”, explica Dawson. “Los techos tienen una altura de casi 7 metros. Tiene unas enormes ventanas y aulas de forma curvada que no se parecían a nada de lo que yo hubiera visto nunca en un colegio. Volvimos a poner todas las taquillas y el mobiliario y soltamos a cientos de adolescentes en los pasillos para que volviera a ser lo que fue”.
La producción recibió un imprevisto añadido de autenticidad cuando se puso en contacto con ellos un joven que dijo ser el encargado extraoficial de los archivos de Schenley High School. “Era un antiguo alumno que coleccionaba objetos de interés de Schenley después del cierre del instituto”, cuenta Dawson. “Nos prestó todos los chismes y accesorios que había acumulado y le incluimos en la película como extra”.
Pittsburgh, situada en el suroeste de Pensilvania, en la confluencia de los ríos Allegheny y Monongahela, tiene un rica historia que se remonta a tiempos anteriores a la Guerra de Independencia de EE.UU. “Una vez que comenzamos nuestra búsqueda, Pittsburgh se convirtió en un personaje destacado de la película”, dice Dawson. “Es una mezcla de lugar histórico y moderno con excelente arquitectura. Hay puentes asombrosos, ríos y calles con árboles. Más de 700 preciosas escaleras al aire libre por las que se sube y se baja de las colinas. Está el hospital infantil, que es un emblemático edificio moderno en la cima de Lawrenceville. Nos enamoramos al instante de la ciudad. Y todos los de Pittsburgh son incondicionales admiradores de su ciudad. Nunca me había encontrado con esa clase de orgullo cívico”.
El director seleccionó a un equipo técnico de alto nivel que le respaldase en los elementos visuales de la película. Como director de fotografía eligió al fotógrafo cinematográfico surcoreano Chung-hoon Chung, más conocido por su dinámico trabajo con la cámara para el director Chan-wook Park en thrillers como 'Oldboy', 'Sympathy for Lady Vengeance' y 'Stoker'.
“Sabíamos que queríamos a un fotógrafo que diera una apariencia distinta a esta película”, dice Dawson. “Chung-hoon Chung podría ser el último al que cualquiera imaginaría trabajando en una película ambientada en un instituto norteamericano, por lo que creó una apariencia muy interesante que evita todos los tópicos”.
“Como Alfonso, Chung es un pensador muy abierto, creativo y espontáneo”, explica Skinner. “Fue verdaderamente un matrimonio entre iguales. Juntos, lograron un efecto único en la producción que la diferencia de cualquier otra película de alumnos de enseñanza media”.
Aunque el conjunto de la obra de Chung se ha desarrollado en películas de temas más siniestros, Gómez-Rejón asegura que el fotógrafo era la persona más divertida del rodaje. “Comprendió a la perfección a los personajes y llegó a amarlos. La película tenía mucho diálogo pero nosotros queríamos hacerla fresca y nueva rodando los diálogos de una manera que no diera sensación de ser tradicional. También queríamos plantearnos constantemente retos a nosotros mismos, así que aunque hicimos previamente un guión gráfico de todo, estábamos abiertos a encontrar una escena en el plató. Por ejemplo, rodamos unos pocos planos secuencia sin cobertura, en los que el público sería el montador y elegiría a quién quería ver”.
La película está ambientada en una serie de “micromundos”, como los denomina Chung, cada uno de los cuales fue tratado de forma distinta en cuanto a iluminación y rodaje. “Teníamos la casa de Greg, el dormitorio de Rachel, la casa de Earl, el instituto”, dice. “Cada uno es distinto. El instituto es caótico y utilizamos montones de viejos tubos fluorescentes para recalcarlo. Las casas de los chicos necesitaban una luz más cálida y más bella”.
Colaborar con Gómez-Rejón en esta película fue un momento artístico destacado para Chung. “En nuestra primera reunión, no hablamos en absoluto de los aspectos visuales. Debatimos acerca del drama y el humor. Creo que si se conoce el drama, el aspecto visual sale con naturalidad. Siempre quiero ayudar a crear emoción de principio a fin de la película”, explica.
El diseñador de producción Gerald Sullivan tenía idéntica prioridad cuando creó para la película una apariencia cálida, de lugar en el que se vive. “Ha sido un excelente proceso de colaboración”, afirma Sullivan. “Alfonso tiene un ojo extraordinario. Y Pittsburgh tiene muchas facetas excelentes. Nos facilitó una base fantástica para los diseños basados en personajes que ideamos. Por ejemplo, Greg es un joven cinéfilo con un particular sentido del humor. Su dormitorio es su refugio y la zona donde se devana los sesos. El cuarto de Rachel refleja su espíritu creativo, en contraste con el resto de la casa, que su madre ha decorado de una forma que hasta cierto punto carece de carácter”.
Gómez-Rejón disfrutó rindiendo homenaje a hurtadillas a sus héroes de la realización cinematográfica en algunos pequeños toques del plató, como la fotografía de la montadora, galardonada con el Premio de la Academia ®, Thelma Schoonmaker, que utiliza como salvapantallas del ordenador de sobremesa de Greg. Greg lleva una camiseta del 'Último vals' y su dormitorio exhibe un cartel de 'Malas calles' (una y otro en honor de Scorsese), así como uno de la obra maestra de Truffaut, 'Los 400 golpes'. En homenaje a la difunta Nora Ephron, el guión de 'Se acabó el pastel' está encima del escritorio de Greg, al lado del guión de su esposo, Nick Pileggi, para 'Casino'.
“También hay carteles en una tienda de DVD, referencias a Saul y Elaine Bass, una camiseta de la sala Film Forum…, la lista es inacabable”, dice Gómez-Rejón. “Pero todo ello tenía que ser fácilmente identificable, divertido y, además, sugerir algo sobre algún nivel de la película que estábamos rodando”.
Los diseños de vestuario de Jennifer Eve adoptaron una orientación personalizada de forma parecida. El guardarropa de Greg se hace eco de su dormitorio y contiene sutiles pistas sobre su amor por el cine. “Alfonso quería cerciorarse de que tuviera un aspecto concreto para que no se limitara a ser un tipo emblemático del cine independiente que vemos en muchas películas”, explica Eve. “Para mí, su cuarto es su refugio. Las paredes son de un color apio claro con zócalos y una puerta de color verde británico de competición. Lo incorporé a una chaqueta de Greg, de forma que cuando abandone la seguridad de su dormitorio, lleve esa gama de colores. También luce algunos parches que nos remiten a películas clásicas. Así, su cuarto viaja con él como una armadura”.
Sus diseños para Rachel y Earl también contienen importante información sobre los personajes. “Rachel mezcla patrones continuamente”, dice Eve. “Lleva muy bien el control de la forma como se presenta. Tiene un fuerte carácter. Su cuerpo le está fallando, pero ella no pierde su espíritu. Para Earl, las proporciones de sus prendas están siempre ligeramente descompensadas. Él no tiene mucho dinero pero sí tiene un estilo que vemos en cosas como la forma de arremangar sus pantalones muy alto. Sus camisas son de tallas mayores porque son prendas usadas o han salido de tiendas baratas”.
Reunir las prendas de Nick Offerman fue una pura diversión, dice la diseñadora. “Al padre de Greg le encanta viajar y está interesado en la cultura mundial. Cada conjunto que tiene es único y lleno de toques étnicos mundiales. El desafío era coger un caftán que consiguió en Marruecos y conjuntarlo con su viejo y cómodo albornoz y sus zuecos, y lograr que no pareciera de broma”.
La música desempeña un papel fundamental en cualquier película, observa Rales, pero resulta especialmente primordial para el núcleo emotivo de 'Yo, él y Raquel'. “Alfonso encontró música que combinaba de forma muy bella con la línea argumental e hizo un fantástico trabajo equilibrando el tono de la película con la música”.
La banda sonora crea un paisaje acústico singular y conmovedor para la historia, según el supervisor musical Randall Poster. “Alfonso abordó este elemento de la película como lo haría un maestro relojero, asegurándose de que todas las piezas móviles funcionaran sincrónicamente”, dice. “Necesitábamos tener éxito uniendo la precisión suiza y el arrítmico tictac de la adolescencia, con la esperanza de crear un cronómetro emotivo genuino y fiable. Eso nos hizo emprender un viaje musical que nos llevó al incomparable Brian Eno”.
La obra del aclamado artista discográfico y productor sirvió a Gómez-Rejón de inspiración durante el proceso de postproducción. Después de haber elegido la canción de Eno “The Big Ship” como banda provisional para la película que Greg y Earl ruedan para Rachel, el montador David Trachtenberg incluyó extractos de otra media docena de canciones del emblemático álbum de Eno “Another Green World” en la banda de audio de la película, previendo sustituirlas más tarde con música original.
“Pero una vez que hubimos rodado la escena del hospital”, dice Gómez-Rejón, “me di cuenta de que ‘Big Ship’ era absolutamente necesaria. Tiene la verdadera cualidad de lo que está hecho a mano, así como una enorme emoción que nunca resulta postiza. Eso se convirtió en el sonido de mi película, así que cuando comenzamos a hablar de compositores, yo sabía que tenía que ser Eno”.
“La música había empezado a adoptar una personalidad propia de la que estábamos enamorándonos”, añade Poster.
Aunque Eno nunca había compuesto para una película, los realizadores fueron finalmente capaces de convencerle de que viera ésta. “Le encantó; y lo mismo le pasó con la forma como su música era utilizada”, dice Gómez-Rejón. “Le recordaba aquello que se esfuerza por alcanzar en su propia música –nada resulta demasiado ñoño ni sentimental–; siempre hay corrientes emotivas contradictorias. Regresó a su cueva y me envió cierto material que nunca había sido publicado, y, al cabo, comenzó a componer música original para nosotros. Así que tenemos unas 18 ó 19 entradas que son una combinación de música de Eno anterior a la película y nueva, además de la hermosa música con la que comienza la película, compuesta por Nico Muhly”.
Ver el primer montaje de la película con la música hizo literalmente llorar a Fogelman, con gran sorpresa por su parte. “Nunca me había afectado una película de esa manera”, dice. “La música y la narración emocionan mucho. No es simplemente triste ni empalagosa ni azucarada; es rica y singular”.
“Alfonso ha tenido como mentores a algunos de los más grandes realizadores de nuestra época, incluidos Martin Scorsese, Alejandro González Iñárritu y Nora Ephron”, explica Skinner. “Lo que ha sido de enorme importancia a la hora de convertirle en el realizador que es”.
Echando la vista atrás, Gómez-Rejón afirma que trabajar con sus antiguos mentores le enseñó cómo hacer una película, pero que esta experiencia le ha enseñado por qué hace películas. “Durante la producción, yo no sabía si iba a salir bien o no, pero sabía que al finalizar el rodaje yo habría sido transformado por ella. Eso me llevó a comprender mejor el trabajo de las personas a las que admiro. Ahora sé lo que es mostrar una parte de mí mismo en una película. Es una euforia que nunca había sentido y que voy a estar persiguiendo durante muchísimo tiempo. Fue francamente vigorizante, para mí, como realizador, poder rodar la película como quise, sin red de seguridad. Estoy muy agradecido a los productores por depositar en mí la confianza suficiente como para dejarme hacerlo”.
Según Dawson, la película contiene mensajes profundos sobre la amistad, la vida y el amor. “Nos recuerda que hay más personas de las que vemos”, asegura el productor. “Puede que haya que comprometerse realmente para aprender que existen, pero cuando se hace, ellas pasan a ser parte de nuestra vida para siempre. Hay un momento encantador en el que Greg descubre que Rachel ha hecho todos esos preciosos retablos tallados a mano en libros. Él se da cuenta de que incluso después de todo lo que han pasado juntos, sigue habiendo más cosas que él tiene que aprender sobre ella”.
Las exquisitas esculturas que Rachel ha estado manteniendo en secreto, ocultándolas del mundo, fueron una idea original que provino de Luci Leary, jefa de atrezo de la película. A los realizadores les cautivó el concepto y pusieron al departamento de arte a trabajar creando esculturas en miniatura asombrosamente complicadas ocultas dentro de libros.
“Tal y como el señor McCarthy dice en la película, hay que mantener los ojos abiertos”, afirma Dawson. “Habrá cosas que se revelarán continuamente acerca de las personas que uno ama. Desde la realización de esta película, estoy dándome cuenta de lo cierta que es esa lección”.
“Las personas que tengan alguna experiencia de la vida sintonizarán con muchas notas de esta película”, añade Cooke. “Se basa en un libro que está clasificado ‘para jóvenes’ pero que llega mucho más hondo. No hay falsedades ni tópicos. Es una historia sobre la interrelación humana así como sobre la forma como tratamos la mortalidad”.
Greg y Earl llevan rodando cortometrajes en secreto desde que estaban en la escuela primaria, cuando el padre de Greg le inició en la obra de los grandes del cine. El resultado de esa colaboración fueron 42 parodias lamentables de películas clásicas de arte y ensayo, desde 'A sockwordk orange' y 'Senior citizen Cane' hasta 'My Dinner with André the giant' pasando por 'The 400 bros'. Aprovechando la oportunidad sin igual de volver a imaginar algunas de sus películas favoritas a través de los ojos de una pareja de adolescentes marginales, Gómez-Rejón y sus compañeros de realización utilizaron una amplia variedad de técnicas para crear una selección de desternillantes minipelículas.
“Las películas nos brindan una gráfica visión fugaz de la vida interior de Greg”, dice el productor Jeremy Dawson. “Alfonso y yo pensamos que añadiría mucho si pudiéramos realizar algunas de esas películas-homenaje”. Dawson había anteriormente trabajado con los realizadores, radicados en Pittsburgh, Edward Bursch y Nathan O. Marsh en proyectos para Wes Anderson, y sus nombres le vinieron de inmediato a la mente como el dúo perfecto para ayudar a hacer realidad los estrafalarios cortometrajes de Greg y Earl. “Nate y Ed tienen una energía creativa anárquica del mismo tipo que la de Greg y Earl. Alfonso responde a cosas que estén hechas a mano y que tengan consistencia y personalidad. Sabía que ellos encajarían bien”.
Greg y Earl son protagonistas de muchas de sus propias creaciones en las que interpretan todos los papeles, mientras que en otras muestran títeres hechos con calcetines y figuras de papel maché, así como la técnica de fotograma a fotograma y otras de animación. “Todos los cortometrajes tenían que parecer algo que Greg y Earl podrían haber hecho dentro de sus limitaciones técnicas y presupuestarias”, dice Gómez-Rejón. “Ed, Nate y yo hablamos sobre lo que queríamos lograr con cada cortometraje, y todos los departamentos técnicos participaron en la empresa. Se construyeron escenarios y modelos. Jennifer Eve, nuestra asombrosa diseñadora de vestuario, tuvo que encontrar prendas que Greg y Earl pudieran haber sacado de los armarios de los padres de Greg. Cada detalle exigió pensar mucho”.
Algunos de los títulos utilizados en la película provienen directamente del libro de Andrews, mientras que otros fueron inventados específicamente para la producción. “Fue más bien un proceso de grupo, resuelto muchas veces cenando o tomando unas copas después del trabajo de preproducción”, dice Dawson. “A alguien se le ocurría un título ridículo y decía: ‘¡Tenemos que rodar ése!’ Alfonso escogía los que quería incluir; luego, Nate y Ed comunicaban sus ideas.”
Bursch fue director de fotografía, mientras que Marsh creó los dibujos, los títeres y otros artículos hechos a mano utilizados en las películas, además de ilustrar las portadas de los DVD. “Nuestros bocetos fueron las películas originales, muchas de ellas favoritas de Alfonso”, dice Marsh. “Les dimos un giro bastante juvenil pero divertido e intentamos convertir todo en el remate de un chiste”.
“Todo era de lo más intelectual”, bromea Bursch. “Pepping Tom' (El mirón) se convirtió en 'Pooping Tom' (El cagón). A Jesse Andrews se le ocurrieron muchos juegos de palabras disparatados: 'The seventh seal' (El séptimo sello) se transformó en 'The seven seals' (Las siete focas). Gira en torno a siete mamíferos marinos, si es que no lo han adivinado”.
Evocando sus propias primeras tentativas de dirigir películas, Bursch y Marsh emplearon la clase de tecnología improvisada de la que podrían disponer un par de chicos, como un viejo monopatín-travelling que Bursch fabricó años atrás. “Nos centramos en cómo realizarían estas películas unos alumnos de enseñanza media”, dice. “Ninguno de nosotros tenía mucha experiencia con el fotograma a fotograma, así que íbamos aprendiendo igual que como lo habrían hecho Greg y Earl. Nate hizo algunos títeres fantásticos qué él mismo manejaba al estilo de un ‘Jim Henson de cinco años’. También imprimimos fotografías, las cortamos y rodamos con ellas, que transmitieron una calidad realmente hermosa”.
“Rodamos en diferentes formatos, incluidos los de película de 16 mm, cámaras mini DV, cámaras HD e incluso iPhones, basándonos en lo habría estado a disposición de Greg y Earl en cualquier momento dado”, añade Marsh. “Decidir lo que filmar fue un largo proceso. Teníamos que calcular la secuencia cronológica de las películas y luego hacer que se ajustaran a la cámara”.
Las películas que usan como inspiración provinieron originalmente de la propia y variada dieta cultural de Andrews. “Me encantan las películas convencionales de gran presupuesto”, dice, “pero mis padres me arrastraron a ver todo tipo de cosas en el Regent Square Theater de Pittsburgh, que se especializa en un menú más esotérico; así que extraje algunas ideas de eso. El origen de otras está en un curso de cinematografía al que asistí en la universidad; también realizamos alguna investigación para presentar la lista definitiva”.
El profundo conocimiento y el amor que Gómez-Rejón tiene por el cine entraron en juego cuando seleccionó los títulos que recibirían el tratamiento completo. “Yo tenía la oportunidad de rendir homenaje a mis películas favoritas, a los maestros que me inspiraron a mí y a mis mentores”, dice el director. “Pero, ¿cómo elegir? Cada día, nuestro diseñador de producción, Gerald Sullivan, me preguntaba: ‘¿Qué tal va la lista?’ Ellos necesitaban construir títeres y escenarios y encontrar la ropa adecuada. Yo hacía las listas, yo las cambiaba y ajustaba ligeramente para volver a cambiarlas. Finalmente lo reduje todo a una lista real y asequible”.
Andrews afirma que la pasión cinematográfica del director le dio vida a lo que simplemente fueron unas ideas ingeniosas del escritor. “Alfonso aportó mucho más de lo que yo jamás imaginé”, asegura el autor. “Él tenía una percepción total de lo que eran las películas originales y sabía mucho más sobre el aspecto que debían tener las parodias de lo que yo nunca supe”.
La 43ª y última colaboración Gaines-Jackson en la película es una loa a Rachel. Tiene tres actos. El primero es una deconstrucción de los homenajes que Earl y Greg rodaron con los compañeros de clase de Rachel al estilo de las pruebas cinematográficas (SCREEN TESTS) de Andy Warhol, un estilo que el director eligió porque Warhol es natural de Pittsburgh. El segundo es un homenaje a las emblemáticas películas de fotograma a fotograma de Charles y Ray Eames. La última consta de formas y colores puros.
“Investigamos mucho sobre películas abstractas”, dice Dawson. “No sólo examinamos las películas de los Eames y de Andy Warhol, sino también las de Oskar Fischinger, pionero de la animación abstracta, y la innovadora obra no narrativa de Stan Brakhage”.
Bursch, Marsh y Gómez-Rejón pasaron muchas tardes, después de que el rodaje diario hubiera finalizado, discutiendo cómo expresar emociones a través de imágenes. “Era la primera vez que me vi obligado a exponer en palabras por qué estaba haciendo esta película”, dice el director. “Yo quería que esta aventura fuera de lo literal a lo abstracto para, finalmente, convertirse en algo que trascendiera de las palabras”.
“Uno de los momentos más señalados de la historia del fin de la adolescencia de Greg es cuando aprende a realizar una película para otra persona”, explica. “Finalmente utiliza sus habilidades para transmitir su confusión y su miedo, además de su gran amor, profundo aprecio y admiración por Rachel. Siempre se ha ocultado detrás de sus palabras; de modo que expresarse él mismo por fin a través de las formas y el color es un gran logro. Con esta película, no sólo ha madurado como artista; ha absorbido una de las grandes lecciones de Rachel: que está muy bien estarse callado durante un rato”.
La última película de Greg y Earl para Rachel estuvo cambiando continuamente hasta el día en que la escena en la que aparece fue rodada. “Nunca acabó de cuajar hasta el día en que la utilizamos en el plató”, dice Gómez-Rejón. “Cuando vi el montaje terminado, lloré como una Magdalena. Era muy sincera, muy hermosa y expresaba todo lo que yo estaba sintiendo en un cortometraje de cinco minutos”.