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Titulo original: The Lost City Of Z
Año Producción: 2016
Nacionalidad: Holanda
Duración: 141 Minutos
Calificación: No recomendada para menores de 12 años
Género: Acción, Aventura, Biografía
Director: James Gray
Guión: James Gray. Basado en la novela escrita por David Grann
Fotografía: Dariusz Khondji
Música: Christopher Spelman
FECHAS DE ESTRENO
España: 5 Mayo 2017
DISTRIBUCIÓN EN ESPAÑA
Entertainment One


SINOPSIS

El explorador Percy Fawcett emprende un viaje hasta la Amazonia en los albores del siglo XX, descubriendo evidencias sobre una avanzada civilización que puede habitar el lugar. A pesar de que los científicos se burlan de él Percy con el apoyo expreso de su esposa y su hijo marchan hasta la selva por segunda vez para intentar probar las evidencias que encontró...

INTÉRPRETES

CHARLIE HUNNAM, SIENNA MILLER, TOM HOLLAND, ROBERT PATTINSON, ANGUS MacFAYDEN, DANIEL HUTTLESTONE, ALEKSANDAR JOVANOVIC, BOBBY SMALLDRIDGE, EDWARD ASHLEY, FRANK CLEM, JOHANN MYERS, MICHAEL JENN

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DECLARACIÓN DEL DIRECTOR...
   Mientras Z, LA CIUDAD PERDIDA realizaba su largo y arduo viaje a la gran pantalla, el filme se convirtió en una especie de obsesión para mí, lo que resulta apropiado, supongo, dado el tema que trata. La preocupación de Percy Fawcett con el Amazonas y sus pueblos se debió a muchos factores, y su historia está marcada por giros y sorpresas increíbles. Pero cuando leí el libro de David Grann, una idea me resultó especialmente digna de analizar: se trataba de una persona para la que la búsqueda lo era todo. Su sueño de descubrir una antigua civilización amazónica lo sustentó mientras sufría dificultades inimaginables, el escepticismo de la comunidad científica, traiciones sorprendentes y años enteros alejado de su familia.
  La película también trata temas de clase, así como la dificultad que tienen ciertos individuos para encajar cómodamente en la sociedad. Además, me sentía igualmente fascinado por la lucha interna de Fawcett. Con la misma frecuencia con la que se encuentra en desacuerdo con los estamentos militares y científicos británicos, se ve también sumido en un conflicto interno: un ambicioso oficial del ejército, resentido por tener que realizar una misión aparentemente sin importancia; un abnegado padre de familia y patriota que se convierte en un aventurero inquieto; un soldado meticuloso y pragmático que alberga una creencia casi espiritual en la existencia de Z.
  Como suele pasar en mis películas, Z, LA CIUDAD PERDIDA examina la dinámica de la familia. Me atraía especialmente el vínculo inquebrantable entre Percy y su devota esposa, Nina, así como el complejo lazo que une a Percy con el mayor de sus hijos, Jack, que de niño se siente resentido por la ausencia de su padre, pero más tarde lo acompaña en la que acaba siendo su última expedición.
  Por último, está la relación entre Percy y la propia selva, que se convirtió en un personaje central del filme. Rodamos las escenas de la Amazonia en lo más profundo de la selva tropical de Colombia. Y aunque las dificultades que tuvieron que soportar nuestro reparto y equipo no fueron nada comparadas con las privaciones sufridas por Fawcett y sus hombres, sí que tuvimos que afrontar un buen número de problemas, desde serpientes a brotes de fiebre del dengue. Como neoyorkino, me sentía tan fuera de mi elemento como me parecía posible. Decidimos filmar en película de 35 mm (algo que he hecho en todos mis títulos hasta ahora), pero eso resultó ser especialmente complicado en mitad de la selva. Lo remoto de las localizaciones obligaba a llevar volando la película expuesta miles de kilómetros para procesarla y montarla, lo que significaba que no veíamos lo filmado cada día hasta una semana más tarde. Aun así, al final, creo que la autenticidad de esos exteriores hizo que todo mereciera la pena.
  En la actualidad, puede resultarnos difícil imaginarnos un mundo en el que aún quedaban vastas extensiones de territorio inexplorado, pero algunas cosas no han cambiado desde los inicios del siglo XX. Para mí, el tema más universal y atemporal presente a lo largo de todo el metraje de Z, LA CIUDAD PERDIDA es que, tal como dice Fawcett en la película, “estamos todos hechos de la misma arcilla”. No hace falta más que poner las noticias para darse cuenta de que la lucha de la humanidad por superar nuestras diferencias no ha perdido, lamentablemente, ni un ápice de relevancia.

EL DESCUBRIMIENTO DE GRANN...
  El extraordinario empeño de toda una vida de Percy Fawcett por descubrir una civilización perdida empezó llamando la atención de David Grann mientras se documentaba para un libro sobre Sherlock Holmes. El autor residente en Brooklyn y redactor de plantilla de la revista New Yorker se fijó en ciertas referencias a Fawcett como el explorador real que inspiró a sir Arthur Conan Doyle para escribir su novela de aventuras fantásticas, “El mundo perdido”.
  “La historia de Fawcett poseía toda una serie de elementos fascinantes –misterio, obsesión, muerte, locura– así como interés intelectual”, opina Grann. “Me di cuenta de que la historia me tenía totalmente atrapado cuando le dije a mi mujer que estaba pensando suscribir otro seguro de vida y seguir el rastro de Fawcett por el Amazonas”.
  La decisión de Grann de seguir los pasos de Fawcett por la selva llegó tras encontrar toda una serie de documentos privados del explorador en una casa que pertenecía a la nieta de Fawcett en Cardiff, Gales. “Me hizo pasar a una habitación trasera, abrió un viejo cofre y en su interior había diarios polvorientos con la encuadernación destrozada”, recuerda el autor. “Fawcett escribía con una letra diminuta y casi en código, porque no quería que sus rivales descubrieran la ciudad perdida antes que él. Me llevó una eternidad descifrarlos, pero esos diarios y cuadernos hechos trizas contenían pistas increíbles que desvelaban la ruta clandestina que siguió en busca de Z”.
  Durante su propio viaje al Amazonas, Grann conoció a un miembro de la tribu indígena bakairi, que tenía al menos 100 años, y que recordaba haber visto a Fawcett cuando no era más que una niña pequeña. “Seguro que es la última persona que queda viva que lo vio”, asegura. “Comentó que se sintió fascinada: ¿Quiénes eran esas personas y por qué se estaban internando en la selva?”
  A la hora de extrapolar el misterioso destino de Fawcett, Grann se basó en las historias orales trasmitidas de generación en generación por los indios kalapalo con los que se topó en la cuenca sur del Amazonas. “En su historia oral, le dijeron a Fawcett: ‘No vayas al este, porque allí es donde viven los indios feroces’, pero él insistió en dirigirse al este. Durante varios días, siguieron viendo la fogata del campamento de Fawcett alzándose entre los árboles de la selva, y de repente un día se apagó. La tribu fue a investigar y encontraron el campamento, pero ya no había rastro alguno de Fawcett”.

EL VIAJE DE LA PÁGINA A LA PANTALLA...
  En 2005, las aventuras de Grann por el Amazonas quedaron recogidas en un artículo para The New Yorker. Dicho artículo, titulado “The Lost City of Z (La ciudad perdida de Z)”, se publicó en el número correspondiente al 19 de septiembre de 2005. “Pasé muchos meses trabajando en ese artículo, escribí unas 20 000 palabras”, comenta. “Y entonces sucedió algo interesante. Siempre que acababa una historia para New Yorker, no quería volver a saber nada del tema; no quería volver a pensar en él. Esta era la primera vez que terminaba un artículo y eso no hacía más que aumentar mi obsesión en lugar de saciarla. Seguía teniendo preguntas. Había lugares a los que todavía quería ir. Seguían abriéndose puertas y entonces fue cuando pensé: ‘Tengo que convertir esto en un libro’”.
  Cuatro años más de intenso trabajo acabaron dando como resultado “La ciudad perdida de Z” (Doubleday, 2009). El relato ampliado de Grann logró alcanzar el primer puesto en la lista de superventas y, en 2009, el New York Times lo eligió como uno de los diez mejores libros del año. Después de que la productora Plan B Entertainment se hiciera con los derechos, su cofundador Brad Pitt invitó al guionista y director James Gray a que adaptara el libro para la gran pantalla. “Me quedé encantado al ver lo que James Gray había creado a partir del material”, asegura Grann. “Creo que el libro y la película se complementan mutuamente de forma maravillosa”.
  Gray, conocido por dramas alabados por la crítica como “Cuestión de sangre (Little Odessa)”, “La otra cara del crimen” y “Two Lovers”, se sintió entusiasmado ante la perspectiva de convertir la narración de Grann en una película, pero sabía que sería una tarea sumamente ambiciosa. “Cuando leí el libro, me pareció casi imposible de hacer”, asegura. “La historia abarcaba el Reino Unido, la Primera Guerra Mundial y, por supuesto, la selva. Pensé: ‘Cualquier película que merezca la pena tiene que cubrir las tres cosas y eso me parece imposible... así que me gustaría intentarlo’”.
  Gray, que recibió recientemente elogios por “El sueño de Ellis”, ambientada también a principios del siglo XX, da a cada historia que cuenta un toque claramente de autor. “Me gusta llevar la contraria”, proclama. “Si la gente me dice: ‘Jamás podrás hacer una película como esta’, siento que necesito demostrarles que se equivocan. Veía Z, LA CIUDAD PERDIDA como un reto supremo de producción, pero también como una historia muy profunda”.
  Fascinado en parte por las conflictivas relaciones de Percy Fawcett con su mujer y su hijo, Gray también veía la saga como una forma de abordar algunos de los problemas que siguen aquejando al mundo actual. “Z, LA CIUDAD PERDIDA trata en cierto modo de política”, explica Gray. “La flor y nata de la sociedad británica menospreciaba a Fawcett porque su padre era un alcohólico que derrochó la fortuna familiar. Todos menospreciaban a los pueblos indígenas. E incluso los pueblos indígenas luchaban entre sí. Esa triste verdad sobre los seres humanos tenía algo impactante, que sintamos la necesidad de ponernos unos a otros en categorías aparte, según la clase, la raza o el género”.

EL HOMBRE Y EL MITO...
  Aunque Fawcett desapareció sin dejar rastro en 1925, su leyenda continuó en forma de ficción, empezando por el personaje del profesor Challenger de “El mundo perdido”. Sir Conan Doyle se inspiró en Fawcett, de quien era buen amigo, para crear al intrépido héroe de su novela de 1912. El profesor Challenger reapareció en la película muda homónima de 1925 y, en 1960, el actor Claude Rains le dio su propio giro al explorador británico inspirado en Fawcett en la película de Irwin Allen “El mundo perdido”.
  El libro de Conan Doyle inspiraría más adelante al autor superventas Michael Crichton a escribir “Parque Jurásico”, que se convirtió en todo un fenómeno cultural con la taquillera adaptación que realizó Steven Spielberg en 1993. Crichton rindió homenaje de forma más directa al clásico de Conan Doyle a la hora de poner título a su secuela, adaptada por Spielberg en 1997 en “El mundo perdido (Jurassic Park)”.
Además, hay quien ha sugerido que el personaje ficticio de Indiana Jones guarda cierto parecido con Fawcett y tal vez se inspirara en él. Aunque nunca se ha confirmado oficialmente, la editorial de la serie de libros infantiles de Indiana Jones buscó establecer un vínculo aparentemente autorreferencial entre los dos aventureros. En el libro de 1991 “Indiana Jones y los siete velos”, publicado tras el estreno de la trilogía original de Spielberg sobre Indiana Jones, el arqueólogo del látigo viaja hasta el Amazonas tras descubrir escritos secretos de Fawcett que recogían su búsqueda de una ciudad perdida.
  No obstante, buena parte del halo de misterio que envuelve a Fawcett procede de su relato de primera mano de la expedición de 1925. “En su última expedición, cuando fue en busca de la ciudad perdida de Z, Fawcett escribió despachos que entregaba a indígenas a los que se encontraba en la selva”, explica el autor Grann. “Llevaban esos despachos hasta algún asentamiento y, al final, acababan llegando a alguna ciudad, donde se podían transmitir vía telegráfica”.
  Los periódicos que respaldaban la expedición de Fawcett cautivaron a millones de lectores con sus misivas desde la selva. “Todo el mundo seguía la expedición de Fawcett, hasta que de repente dejaron de llegar los despachos”, comenta Grann. “La gente se preguntaba qué podía haber pasado. ¿Estaba demasiado embelesado con Z como para regresar? Esa curiosidad generó una enorme cantidad de folklore. Hubo obras de teatro. Hubo baladas. Hay incluso un cómic de Tintín [“La oreja rota”] en el que aparece el personaje de Fawcett. Ocupó un lugar preponderante como una especie de figura mítica”.
  Tal vez el atractivo de Fawcett también se pueda atribuir a los enormes sacrificios que realizó el explorador. Durante la Primera Guerra Mundial, su vista quedó dañada durante un ataque con gas venenoso, mientras comandaba un batallón de soldados en los campos de batalla de Francia. Fawcett también sufrió a manos de la comunidad académica inglesa. “La comunidad científica rechazó a Fawcett y consideró sus ideas disparatadas”, prosigue Grann. “A causa de los prejuicios raciales, la gente en Inglaterra dio por sentado que los indígenas americanos no serían capaces de crear una gran civilización. En muchos aspectos, eso impulsó a Fawcett a demostrar a los escépticos que se equivocaban”.
  En el terreno personal, Fawcett pagó un precio muy alto por perseguir su sueño de la ciudad perdida, porque rara vez pasó tiempo en casa con su mujer y sus hijos. “La obsesión de Fawcett exigió unos sacrificios tremendos”, comenta el actor Charlie Hunnam, que interpreta a Fawcett en la película. “Se marchaba tres o cuatro años seguidos cada vez, básicamente abandonando a su familia”. Y en la selva tropical, Fawcett sufrió dificultades sin quejarse, mientras docenas de sus seguidores morían de malaria y otras enfermedades propias de la selva. “Caminaba 18 horas diarias, con un tiempo horrible, sin nada que comer, pero Fawcett nunca sucumbió”, observa maravillado Hunnam. “Nunca enfermó de fiebre amarilla, nunca lo atacó ninguna serpiente. Es como si fuera indestructible”.

LA ERA EDUARDIANA DE LA EXPLORACIÓN...
  La pasión de Fawcett por la aventura arqueológica coincidió con el ávido interés del Imperio británico por la exploración científica. Deseosa por explorar hasta los puntos más recónditos del planeta a principios del siglo XX, la clase dirigente blanca de Europa y Estados Unidos respaldó con entusiasmo expediciones que prometían documentar territorios desconocidos hasta la fecha.
  Varios europeos más intentaron explorar el Amazonas antes de que Fawcett pisara jamás la selva tropical sudamericana. Por ejemplo, el naturalista prusiano Alexander von Humboldt reunió una colección muy amplia de especímenes botánicos y zoológicos del Amazonas brasileño en 1820. El inglés Henry Walter Bates pasó once años en la Amazonia durante la década de 1850, durante la que acumuló una enorme colección de insectos. Antes de todas esas misiones científicas, exploradores portugueses colonizaron el territorio en el siglo XVI y popularizaron la leyenda de El Dorado, la ciudad de oro.
  Por otra parte, al otro lado del charco, el misionero británico David Livingstone alcanzó la condición de héroe de la Era Victoriana en la década de 1870 por su exploración de África, que culminó cuando desapareció temporalmente mientras intentaba remontar el Nilo hasta llegar a sus fuentes.
  En 1909, el almirante Robert Peary de los Estados Unidos se convirtió en un héroe nacional cuando se aventuró hasta el Círculo Polar Ártico y alcanzó lo que creía que era el Polo Norte. Durante ese mismo período, el explorador británico Robert F. Scott, por encargo de la Real Sociedad Geográfica, viajó hasta la Antártida en varias expediciones brutales, hasta alcanzar finalmente el Polo Sur en 1912, solo para descubrir que el noruego Roald Amundsen se había adelantado a su equipo varios meses. El oficial de la Armada británica Ernest Shackleton encabezó numerosas expediciones a la Antártida, a partir de 1907, y fue acompañado en uno de sus viajes por el acaudalado aventurero James Murray, que más tarde se uniría al equipo de Fawcett, con resultados desastrosos. “La Real Sociedad Geográfica básicamente quería cartografiar todo el planeta”, comenta Hunnam. “Shackleton fue a la Antártida. Para Fawcett, el Amazonas fue lo que se convirtió en su obsesión”. En opinión del director James Gray, “esa idea del explorador intrépido ahora nos resulta ajena, pero gente como Fawcett y Shackleton eran los superhéroes de su época. Cuando yo era niño, Neil Armstrong te dejaba boquiabierto porque estaba dispuesto a asumir riesgos increíbles para poder pisar otro cuerpo celeste. Bueno, en su época, Fawcett y los demás eran como los astronautas en los 60”.

DE LA ‘ANARQUÍA’ A FAMOSO EXPLORADOR BRITÁNICO...
  Z, LA CIUDAD PERDIDA empieza y acaba con la inolvidable personalidad del teniente coronel Percy Fawcett, el incansable explorador que se impone a todos cuantos lo rodean con su gran obsesión. Para interpretar el papel, Gray precisaba a un actor de talento, con una combinación de cualidades poco común. “Necesitaba a alguien de alrededor de 35 años, que fuera inglés, y que fuera apuesto, elegante y carismático como una estrella de cine”, recuerda Gray. “¿Cuánta gente hay que reúna todas esas condiciones? Como dos o tres en todo el planeta”.
  Los ejecutivos de Plan B sugirieron a Gray que considerara a Charlie Hunnam para el papel. “Dije: ‘¿Por qué? ¿No es simplemente un motero de “Hijos de la Anarquía”?’. Pero me reuní con él y resultó ser fantástico e increíblemente entregado. Charlie perdió algo así como 27 kg en nueve semanas para interpretar el papel”.
  Hunnam no tuvo ninguna duda a la hora de meterse de lleno en Z, LA CIUDAD PERDIDA después de recibir el guion de Gray. “Era, sin ninguna duda, el mejor guion que había leído jamás”, afirma Hunnam. “Sentí de inmediato una profunda afinidad con Percy Fawcett, impresionado por el hecho de que es un personaje muy trágico y solitario. Al mismo tiempo, es un tipo heroico y aventurero, enzarzado en la búsqueda de una razón de ser. Para él, eso significa pasar cada vez más tiempo en el Amazonas, entusiasmado ante la posibilidad de descubrir una civilización antigua y compleja que hubiera existido antaño en Sudamérica”.
  Interpretar a una figura real convertía el papel en un reto aún mayor. “Es una gran responsabilidad”, admite Hunnam. “Me sentí honrado por ser el elegido para dar vida a Fawcett. Estoy convencido de que obtuve el papel por una razón”. Como preparación para el proyecto, Hunnam visitó la Real Sociedad Geográfica, donde estuvo leyendo detenidamente la correspondencia entre Fawcett y su mujer, Nina. También insistió en llevar una réplica exacta del anillo de Fawcett. “Hay un museo en Brighton que guarda algunos artefactos de Fawcett”, comenta Hunnam. “Iban a sacar unas fotos y crear algo similar y yo dije: ‘No, no, no, tenemos que ir al museo y sacar una impresión del anillo de verdad, hacer un molde y recrearlo en oro’. Me obsesiono un poco con esas cosas, pero me resulta importante porque Fawcett llevaba ese anillo cuando desapareció. Varios años más tarde, apareció en una casa de empeños, lo que evidentemente no hizo más que contribuir al halo de misterio”.
  El escritor David Grann quedó maravillado con la interpretación de Fawcett que ofreció Hunnam tras ver trabajar al actor durante el rodaje. “Charlie Hunnam posee la presencia física de Fawcett, y su interpretación transmite que Fawcett no es un simple héroe unidimensional”, opina el escritor. “En sus expediciones, Fawcett era increíblemente osado, pero también impaciente e implacable con la gente que era más débil que él. Y su obsesión dejó a su familia destrozada. Creo que Charlie y James hicieron un trabajo maravilloso combinando esos elementos para crear un individuo complejo”.

UNA MUJER PROGRESISTA...
  La actriz Sienna Miller, entusiasmada por la historia de la búsqueda de la ciudad perdida, luchó por conseguir el papel de Nina Fawcett y se mantuvo firme en su compromiso con el proyecto durante todos los años de preproducción hasta que consiguieron empezar a rodar. “Sienna es una actriz que aporta emocionalmente grandes recursos al papel de Nina”, opina Gray. “Siempre resultaba un placer verla durante el rodaje hacer cosas que sabías que era capaz de hacer pero que no había mostrado todavía al mundo”.
  Al ahondar en la relación que caracteriza a su personaje, Miller se dio cuenta de la enorme diferencia entre los matrimonios modernos y la clase de unión que Nina forjó con Percy Fawcett hace tantos años. “Nina no era la típica ama de casa de principios del siglo XX”, explica. “No se contentaba con quedarse en casa con los niños, zurciendo calcetines. Tenía su voz y tenía sus propias ideas, y Percy respaldaba esas cualidades”.
  “Por aquel entonces”, prosigue, “un hombre casado podía irse durante largos períodos de tiempo y era algo que estaba aceptado. La idea de estar embarazada y no ver a tu marido en tres años nos resulta casi inimaginable en la actualidad, pero entonces no era un concepto extraño”.
  Nina hablaba alemán con fluidez y era una sufragista comprometida, representaba una especie de feminismo de transición, segura de sus propias capacidades, pero totalmente entregada al sueño de su marido. “Nina apoyaba por completo la visión de Percy”, comenta Miller. “Eran budistas, algo relativamente insólito en esa época, además de muy progresistas y de ideas avanzadas”.
  La convicción de Nina en la misión de Percy la inspiró a realizar una labor detectivesca de lo más ingeniosa para localizar una carta escrita por un explorador portugués del siglo XVI que respaldaba la tesis de la ciudad perdida de Fawcett. “Nina encontró el documento porque era una mujer lista e intuitiva y sabía que ayudaría a Percy”, observa Miller. “No creo que él hubiera logrado hacer lo que hizo sin el amor y el apoyo de Nina”.
  La Nina de Miller causó una impresión formidable a Hunnam. “Percy era evidentemente la caña en su época, para también lo era Nina”, opina Hunnam. “Era valiente y atrevida, hizo campaña a favor del derecho de la mujer a votar. Sienna hizo un trabajo increíble al dar vida a todas esa cualidades y me encantó trabajar con ella”.
  Durante el rodaje, los actores dotaron a la relación entre Fawcett y Nina de mucha chispa. “Charlie estaba totalmente metido en su personaje”, recuerda Miller. “No tenía que llamarle Percy ni nada por el estilo, pero se entregó completamente a fondo a su papel”. Hunnam señala que Miller no se quedó en ningún momento atrás a la hora de canalizar el enérgico toma y daca de la pareja. “Me tomo mi trabajo muy en serio y durante el rodaje estoy muy concentrado, probablemente me esfuerzo demasiado, hasta el punto de sentir que todo lo que hago es muy significativo y todo eso”, admite Hunnam. “Y entonces llega Sienna y dice: ‘Déjate de chorradas pretenciosas. Vamos a pasarlo bien’. Sienna tiene una forma de trabajar muy desenfadada y natural que sirvió para evitar que yo me pusiera demasiado serio. Cuando ves el resultado en la película, te das cuenta de que Sienna está absolutamente espectacular”.

EL LEAL AYUDA DE CAMPO...
  Gray eligió a Robert Pattinson para encarnar a Henry Costin, la firme mano derecha de Fawcett y compañero explorador. La estrella de Crepúsculo admiraba el estilo de realización de Gray desde que vio el duro drama de serie negra de 2007 del director “La noche es nuestra”. “Recuerdo pensar que era uno de los mejores filmes que había visto nunca”, aporta Pattinson. “Y luego vi ‘Two Lovers’, que es una de mis películas favoritas. Me encantan las interpretaciones que James consigue de sus actores. Rueda de una forma bastante clásica, así que me interesaba mucho trabajar con él”.
  Pattinson disfrutó documentándose sobre la motivación psicológica de Costin en el contexto de la cultura militar tan puritana de Gran Bretaña a principios del siglo XX. “Si has estado en el Ejército, donde todo el mundo está constantemente tratándote mal y de repente te encuentras con un oficial al mando como Fawcett, que ha perdido la cabeza y básicamente te deja hacer lo que te venga en gana siempre y cuando no te quejes, bueno, creo que es algo que Costin apreciaba mucho”, opina el actor.
  La mayor parte de las escenas de Pattinson tenían lugar en situaciones incómodas en la selva, donde llegó a entenderse muy bien con Hunnam. “Charlie y yo nos pasábamos todo el día una hora río arriba de donde estaba el campamento base cubiertos de pulgas de mar básicamente”, recuerda Pattinson. “Es sin duda una experiencia que ayuda a compenetrarse, cuando no hay forma de esconderse de las condiciones extremas. Recuerdo que empujamos una balsa de madera cargada con caballos río arriba. Después de un solo día haciendo eso, ya estás completamente harto, y sin embargo las personas reales hicieron eso mismo durante tres años, cada día, contracorriente. Es una auténtica locura”.

DE TAL PALO, TAL ASTILLA...
  El joven actor Tom Holland fue el elegido para interpretar al hijo igualmente intrépido de Percy, Jack, y disfrutó con la oportunidad de filmar en exteriores en el Amazonas. “Soy una persona bastante aventurera, así que siempre pido a mis agentes que me encuentren un lugar en el que no he estado nunca antes”, aporta Holland.
  La historia basada en hechos reales de la película también resultaba atractiva para Holland. “Hacer una película sobre gente real es una mina, porque hace que sientas que tienes el deber de hacer justicia a ese personaje”, opina Holland. “Interpretar a alguien tan diferente a mí, que vivo en la actualidad, fue muy interesante. Puedo coger mi teléfono y enviar un tuit que verán miles de personas, o puedo encender la luz, o poner agua a hervir en un hervidor eléctrico. Jack y su padre no tenían ninguna de esas cosas, así que me encantó retroceder en el tiempo para experimentar lo que tuvo que pasar la gente de esta época. Y la historia estaba tan repleta de cultura, que era imposible decir que no”.
  Holland, que encarna a Spider-Man en el nuevo relanzamiento de la franquicia del superhéroe de Marvel Entertainment, y que recibió grandes elogios por su interpretación en la cinta catastrófica de 2012 “Lo imposible”, era en un primer momento una incógnita para Gray. “Su agente llamó diciendo: ‘A Tom Holland le encanta el guion y le interesa mucho hacer la película’. Así que me reuní con él y me di cuenta de que se trataba de un chico muy inteligente y divertido, y que estaría genial en el papel”.

SEIS SEMANAS EN LA SELVA...
  El rodaje de Z, LA CIUDAD PERDIDA empezó en agosto de 2015, en la espectacular campiña de Irlanda del Norte. Para octubre, sin embargo, Gray y su equipo habían puesto rumbo a Santa Marta, Colombia, donde el reparto y el equipo sufrieron toda una serie de contratiempos, desde riadas a serpientes venenosas, a un calor y una humedad sofocantes. El inhóspito entorno de la selva tropical ayudó al reparto y al equipo a sentirse más cerca de Fawcett y su aventura. “Hacía calor, estaba lleno de insectos, era incómodo y aun así creo que en realidad todo eso fue una bendición”, recuerda Grann, que visitó el set de rodaje en Colombia. “Creo que era importante cuando filmaban esas escenas que se hicieran una cierta idea de lo que realmente vivió Fawcett”.
  Empeñado en captar la realidad que tuvieron que afrontar los exploradores de verdad un siglo antes, Gray decidió filmar en localizaciones remotas de la selva tropical, que planteaban retos por todas direcciones, incluidos los árboles. “Lo extraño de la selva es que es verde, exuberante y hermosa”, explica. “Pero la gente dice que el Amazonas es un falso paraíso. Es un entorno muy duro y hacer una película allí no fue tarea fácil”.
  “A veces me daba un poco de mala espina”, admite Pattinson. “Había serpientes y arañas enormes por todas partes. Y unas ranas enormes y preciosas de un azul intenso que son mortales. Nos preocupaban las víboras arbóreas, que bajan de los árboles y te muerden en la cara. Después de que a alguien del equipo le picara una serpiente en el cuello, nos pidieron a Charlie y a mí que nos metiéramos en la selva virgen con machetes sin filo, y todos los colombianos nos decían: ‘Hay una razón por la que no se debe salir del camino. Los animales te dejarán en paz mientras no empieces a destrozar la selva’”.
  Holland incluso fue a nadar con los depredadores más grandes de la cuenca del Amazonas... sin darse cuenta. “Me metí un día en el río con los niños del lugar y me lo pasé como nunca, pero no me di cuenta de que el agua estaba llena de caimanes negros, que es un reptil enorme”, recuerda. “Al día siguiente, estábamos filmando en el bote, cuando vi a uno de esos bichos gigantescos con aspecto de cocodrilo en el río. Parece ser que son muy dóciles y no atacan realmente a las personas, pero a mí me parecía de lo más fiero”.
  Y luego estaban los insectos. “Es como si no fuéramos más que habitantes temporales de un planeta dominado por insectos”, recuerda Gray. “Te pican bichos de todas las formas y colores, y los mosquitos allí no te provocan simplemente un bulto que pica. No, son portadores de fiebre del dengue, fiebre amarilla, malaria, zika... multitud de enfermedades, así que tuvimos que tomar precauciones”.
  Hunnam recuerda un encuentro especialmente angustioso un sábado por la noche, tras una agotadora semana de seis días de rodaje. “Estaba alojado en una pequeña cabaña en una colina y me desperté a las tres de la mañana por culpa de un ruido tremendo, como si tuviera un martillo neumático pegado a la oreja. Un insecto se me había metido por el oído hasta llegar al tímpano, por lo que no podía seguir avanzando. Era un escarabajo largo con alas. Como no podía retroceder, intentaba seguir avanzando y agitando las alas. Eso fue lo que me despertó”.
  Cuando Hunnam se irrigó el oído con agua, el insecto se quedó quieto y el actor volvió a dormirse. “Cuando me desperté a la mañana siguiente, todavía continuaba moviéndose por mi oído, seguía evidentemente vivo”, prosigue Hunnam. “Llamé a producción, que llamaron a una ambulancia y, cuando aparecieron, la mujer, que no hablaba inglés, me metió un endoscopio por el oído para echar un vistazo y empezó a sacudir la cabeza, mientras hablaba con el recepcionista de nuestro hotel, que iba traduciendo. Luego le pasó el endoscopio al recepcionista, que me lo metió por el oído y echó un vistazo. Entonces fue cuando me di cuenta de que ese no era el nivel de atención médica que exigía la situación. Así que me pasé mi día libre en el hospital. No fue nada serio, salvo que el escarabajo me perforó el tímpano y tuve que pasarme una semana tomando antibióticos”.
  Otra noche de rodaje especialmente volátil les dejó muy claro lo rápido que puede cambiar la situación en la selva. Tal como recuerda Gray: “estábamos filmando una escena alrededor de la hoguera entre Charlie y Robert, cerca del río, cuando empecé a oír a gente chillando en la oscuridad, diciendo que el río estaba a punto de crecer. No me parecía gran cosa, pensé: ‘Vale, pues que crezca, en unas horas nos habremos ido, de todos modos’. Seis minutos después, nos disponíamos a hacer primeros planos cuando, de pronto, el río inundó todo el set en unos 45 segundos. Todo el mundo salió corriendo, agarrando la cámara y la película. En menos de dos minutos, la zona donde acabábamos de estar rodando había quedado totalmente sumergida bajo el agua. Por suerte, todos estaban bien y ya tenía lo que necesitaba. Teníamos que vernos con esa clase de contratiempos a diario”.

EL CELULOIDE AL RESCATE...
  Para lograr el aspecto exuberante que quería para Z, LA CIUDAD PERDIDA, Gray fichó al director de fotografía francés nominado al Óscar Darius Khondji, cuya filmografía incluye títulos tan diversos como “Amor”, “Seven (Se7en)”, “Evita”, y la película del propio Gray “El sueño de Ellis”.
  Para reflejar los escenarios tan radicalmente distintos de la selva tropical amazónica, la vida en Inglaterra y el horror de los campos de batalla de la Primera Guerra Mundial, Gray le pidió a Khondji que utilizara película fotográfica. “Quería que la película fuera casi como una vuelta visualmente a la complejidad de caracterización que puede encontrarse en filmes del ‘Nuevo Hollywood’ de la década de 1970”, explica. “Quería que eso fuera unido al épico sentido de la aventura que David Lean aportaba a sus películas de principios de los 60. Naturalmente, ya me gustaría conseguir eso, pero al menos eso era a lo que aspiraba”.
  Si bien filmar en película de 35 mm tenía perfecto sentido desde un punto de vista estético, era un problema logístico significativo en mitad de la selva colombiana. “Era un acto de arrogancia absoluta rodar esta película en celuloide”, comenta Gray, que estableció una complicada rutina para enviar, procesar y revisar la película durante el rodaje. “Primero, tuvimos que enseñar a un joven de Bogotá a cargar la película, porque eso es algo que ya nadie sabe hacer”, recuerda Gray. “Luego, cada día, al terminar de rodar, metíamos la película en una birria de caja de cartón hecha trizas y la subíamos a bordo de una avioneta fumigadora monomotor que despegada desde una pequeña pista”.
  Tras una serie de cambios de avión, las latas de película acababan llegando hasta Londres. “Estamos hablando de tres vuelos diarios simplemente para conseguir que procesen tu película”, comenta Gray. “A la mañana siguiente, siempre había una cierta sensación de temor cuando sonaba el teléfono vía satélite y pensabas: ‘Espero de verdad que llegara la película’”.
  Al final resultó que parte del metraje quedó dañado en el proceso, pero Gray logró recuperarlo a base de realizar correcciones digitales en posproducción y de utilizar tomas alternativas. “Estábamos al límite de lo que podíamos permitirnos hacer económicamente, así que si hubiéramos perdido uno o dos días de rodaje, no creo que hubiéramos podido recuperarlo”, comenta.
  En última instancia, la decisión de filmar en 35 mm puede haber sido lo que salvó la película, ya que los ordenadores del equipo de rodaje demostraron no poder aguantar las sofocantes condiciones de la selva. “La humedad afectó a mi Mac hasta el punto en que ya no se encendía”, recuerda Gray. “Echando la vista atrás, el celuloide nos funcionó bastante bien porque es un proceso mecánico. Si hubiera dependido de lo digital, las máquinas se nos podrían haber frito por completo, y entonces sí que habríamos tenido un verdadero problema”.

UN VIAJE EMOCIONAL...

  Las penalidades que sufrieron el reparto y el equipo parecían de lo más apropiadas para una película sobre un hombre que se siente impulsado a abandonarlo todo —la comodidad del hogar, el tiempo con su familia y, al final, tal vez incluso su propia vida— en su búsqueda de la verdad sobre una civilización perdida. “James presenta esta historia de una forma sumamente elegante”, opina Pattinson. “Es capaz de hacer que este paisaje totalmente extraño cobre vida de formas que creo que los espectadores van a disfrutar de verdad. Sobre todo en los tiempos en los que vivimos, en los que es casi imposible desconectar de cualquiera, la idea de que hubiera todo un país que pudieras explorar y tal vez encontrar una ciudad secreta en mitad de la selva, da como resultado una aventura increíble”.
  Aunque Z, LA CIUDAD PERDIDA muestra la ciencia de la arqueología tal como se practicaba hace un siglo, Grann cree que la historia es igual de relevante en 2017. “Espero que la gente que vea la película se sienta inspirada a investigar un poco más esos asombrosos descubrimientos arqueológicos que se están produciendo en el Amazonas en la actualidad”, comenta el autor. “Los arqueólogos han encontrado indicios de ruinas antiguas en el mismo lugar en el que Fawcett creía que podía existir Z. Utilizan georradares e imágenes vía satélite para demostrar que el Amazonas estaba ciertamente lleno de sociedades complejas. ¿Quiénes eran y cómo vivían? La búsqueda de respuestas a estas preguntas continuará durante otro siglo”.
  Las grandes ambiciones de Fawcett obligaron a Gray a embarcarse en una producción igualmente grande, con el objetivo de ofrecer a los espectadores contemporáneos un atisbo del mundo de un hombre complejo y su inquebrantable pasión por el descubrimiento. “La historia es tan vasta, que tenemos que llevar a los espectadores de viaje por la selva, la guerra y la sociedad civilizada propiamente dicha de la Inglaterra eduardiana”, explica Gray. “Todas estas partes de la historia están pensadas para afectar a la gente de distinta manera. Espero que Z, LA CIUDAD PERDIDA se convierta en una experiencia emotiva que conmueva a los espectadores y sugiera, al final, una especie de trascendencia”.

CRONOLOGÍA...
(Atención: la siguiente cronología contiene datos que desvelan la trama de la película. Está pensada para servir únicamente como referencia histórica.)

1905: El comandante Percy Fawcett está destinado con la Royal Garrison Artillery en Cork, Irlanda, con su mujer, Nina, y su hijo, Jack.

Principios de 1906: La Real Sociedad Geográfica de Londres recluta a Fawcett para que cartografíe territorio desconocido en Brasil, Perú y Bolivia.

Junio de 1906: Fawcett llega a Bolivia, donde pronto recibe la noticia del nacimiento de su segundo hijo, Brian.

Julio de 1906: Partiendo de Bolivia, Fawcett y sus compañeros recorren la selva amazónica en una misión para resolver una disputa fronteriza entre países vecinos.

1908: Fawcett regresa a Inglaterra y pasa el invierno con su familia, pero no tarda en volver al Amazonas y sigue el rastro del río Verde hasta sus fuentes. Para entonces, ha empezado a reunir pistas, como artefactos, que hacen que sospeche que el Amazonas fue en otro tiempo la sede de una antigua civilización, a la que llama “Z”.

1910: Mientras se extienden las noticias de las hazañas de Fawcett, el explorador ofrece una charla en la Real Sociedad Geográfica, en la que muestra sus sorprendentes hallazgos. En noviembre, Nina da a luz a su hija, Joan.

1911 – 1912: Fawcett dirige otra expedición por el Amazonas. Lo acompaña su compañero desde hace años, Henry Costin, y un biólogo y explorador polar llamado James Murray. Fawcett y Murray chocan cada vez más, y Murray se vuelve tan enfermo y débil que pone en peligro la seguridad de todo el grupo.

28 de junio, 1914: El archiduque Francisco Fernando de Austria es asesinado, lo que sirve de detonante de la Primera Guerra Mundial y obliga a Fawcett a regresar a Inglaterra.

1915 – 1919: Fawcett es enviado al frente occidental, donde lucha en la Batalla del Somme y ve morir a miles de sus compatriotas. Durante la guerra, asciende a teniente coronel. En 1917, Nina envía una carta a la Real Sociedad Geográfica, en la que desvela que Fawcett sufrió un ataque con gas y se encuentra recuperándose. Fawcett cuenta más tarde a un reportero: “Imagine 90 km de frente, con una profundidad de 1 a 50 km, cubiertos de muertos... Ingentes cantidades de hombres empujados a la matanza en interminables oleadas”.

28 de junio, 1919: Poco antes de que Fawcett cumpla 52 años, Alemania firma el Tratado de Versalles, que marca el fin de la guerra. De vuelta a su hogar, sumido en una terrible depresión, Fawcett se obsesiona aún más con encontrar “Z”.

3 de diciembre, 1924: Fawcett decide llevarse a su hijo Jack con él a la expedición para descubrir Z. Se despiden del resto de la familia y ponen rumbo a Sudamérica.

11 de febrero, 1925: Fawcett y Jack parten desde Rio de Janeiro para internarse en la selva brasileña.

19 de mayo, 1925: Durante la expedición, Jack cumple 22 años.

29 de mayo, 1925: Desde lo más profundo de la selva, Fawcett escribe su última carta a casa, en la que le dice a Nina que “no debes tener ningún miedo al fracaso”. Poco después, desaparece junto con su hijo.

1928: George Dyott dirige una partida de rescate, con la esperanza de encontrar a Fawcett y a Jack si siguen aún con vida. Pero la misión resulta infructuosa. La seguirán otras expediciones, todas en vano, y a lo largo de los años muchos de los que van en su busca mueren o desaparecen.

1954: Nina Fawcett fallece en Brighton, Inglaterra, a los 84 años de edad. Hasta su muerte, se aferra a la esperanza de que su marido y su hijo regresen algún día.

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