INFORMACIÓN EXCLUSIVA
LA VISIÓN DEL DIRECTOR...
ZEROS AND ONES es una película sobre el confinamiento y la guerra, el peligro y el espionaje, sobre soldados estadounidenses, intermediarios chinos, religiosos de Oriente Medio, provocadores, diplomáticos, agentes libres de la KGB y el Mossad, informadores, asesinos y rebeldes. Donde lo masculino y lo femenino es intercambiable, donde las alianzas y la historia son conceptos fluidos y donde los datos y la información son valores al alza. Un paisaje caótico, de ciudadela, con calles en penumbra, con el aire de París a finales de la ocupación, pero ambientado en la Roma actual, tan posmoderna como antigua e inmutable. Noches desiertas habitadas únicamente por militares y agentes, ocultos y peligrosos, a la espera de un ataque inminente. La Piazza Vittorio es la zona cero de la película. Y el militar J. Jericho, su protagonista. Armado con una cámara de vídeo, una pistola de servicio y una mascarilla quirúrgica, su rango le confiere autoridad y privilegios suficientes para adentrarse en el círculo de militares de élite que dictan la ley entre los criminales, sus contactos y sus informadores. Todo gira en torno a la destrucción del Vaticano, que saltará por los aires en plena noche. La veracidad de los hechos y las noticias falsas sobre los responsables y sus motivos es solo una parte de la historia. Otra pieza fundamental es el propio hermano de JJ, el radical, el revolucionario en busca y captura, el mártir, el salvador y el enemigo público acusado de llevar al mundo hacia un enfrentamiento final en el que todas las partes interesadas tendrán que elegir un bando y lidiar con las consecuencias.
EL CAMINO HACIA ROMA...
EL CAMINO HACIA ROMA Abel Ferrara ha aprovechado al máximo los confinamientos. Durante el primero trabajó desde casa y desde salas de montaje en Nueva York y Roma, en colaboración con YSL, para producir con su equipo SPORTIN’ LIFE, una película documental sobre la relación de Ferrara con Willem Dafoe, otros intérpretes y su equipo a lo largo de los años, en la que conversan sobre cómo han conectado con su arte y cómo han gestionado la soledad. La exploración partía de sus primeras obras y llegaba hasta el estreno de SIBERIA en Berlín, una semana antes de que la pandemia propiciase un periodo de introspección y reminiscencia. Una evaluación que se ha convertido en una película sobre el arte, sobre la vida de artista y sobre las constantes que se mantienen a lo largo de toda una carrera. ZEROS AND ONES surge en ese espacio. Ferrara aprovechó el confinamiento para escribir. Trabajó en Roma, donde vive con su pareja y su hija. Allí concibió esta película, ambientada en un mundo gobernado por el miedo, la paranoia y la confusión, una película bélica ambientada en la realidad de 2020. O la irrealidad de 2020. El guion es un reflejo de la sobriedad de un mundo marcado por cuarentenas, distancia social, vidas aisladas y toques de queda. Y también de las preguntas que pueden surgir en un futuro a raíz de esta pandemia. O no. ZEROS AND ONES imagina una realidad que no dista mucho de la que habitamos, una realidad en la que reina la confusión, la historia está viva y el futuro es incierto. Ferrara compartió la idea con Ethan Hawke y el actor se interesó inmediatamente por el proyecto. Le venía bien de tiempos, le había encantado el concepto y, después de todos estos años, por fin podían trabajar juntos. A los habituales de Ferrara —Chiriac, Sichov y Neilson— se unieron actores italianos escogidos por el director, algunos veteranos y otros debutantes. Las piezas fueron encajando una a una como por arte de magia. Los productores Diana Phillips y Philipp Kreuzer supieron encontrar la financiación necesaria y Alex Lebovici y Hammerstone se unieron al proyecto. En cuestión de semanas habían cubierto el presupuesto y comenzaron las labores de preproducción. Ferrara ha podido trabajar con el equipo de sus sueños: además de contar con colaboradores habituales como Joe Delia (Música), Leonardo Daniel Bianchi (Montaje) y Renate Schmaderer (Diseño de producción), se unieron a la producción Sean Price Williams (fotografía) y Martha Billingsley (diseño de sonido). MACAIA Films se encargó de la producción sobre el terreno en Roma y, dadas las restricciones de la pandemia, el rodaje se realizó siempre de noche y de madrugada, durante los horarios del toque de queda en Roma. No se podía salir del hotel sin un salvoconducto y sin mascarilla. Nadie entraba en el grupo burbuja, que daba buena cuenta del compromiso de todos los implicados con el proyecto. La película se desarrolla en Roma, específicamente en la Piazza Vittorio. Allí trabajaron durante noviembre y diciembre, antes de volver a casa, sanos y salvos, con la sensación de que un proyecto como este no hubiera podido rodarse en otras circunstancias. No hubiera sido posible antes ni lo será después. Era la historia perfecta, en el lugar perfecto, en el momento perfecto.