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ANTECEDENTES...
Durante la década de los años 70 se puso de moda entre viajeros y aventureros franceses comprar coches de segunda mano a precios de saldo para venderlos en África.
Los coches robustos, espaciosos, fiables y ligeros que se desenvolvían bien en el desierto eran muy apreciados en los países del Sahel donde se podían vender por cuatro o cinco veces del precio pagado en origen.
El problema era, que para llevarlos hasta allí́, había que atravesar el Sahara, y muchos de ellos se rompían por el camino o eran confiscados en alguna frontera. Cuanto más al sur se bajaba, más aumentaba su precio, así́ que el destino final deseado era Niamey o Bamako, las capitales de Níger y Mali. Con los beneficios obtenidos se cubría la inversión de la compra, los gastos de la travesía y el billete de regreso en avión.
Con el tiempo esta practica se fue popularizando, y también profesionalizando, porque hubo quien vio negocio -y una forma de vida- más allá́ de la experiencia romántica, divertida y barata de atravesar el Sahara en compañía de unos cuantos colegas.
EXPERIENCIA PERSONAL...
Descubrí esta historia en 1990 cuando atravesé el Sahara con un Seat Panda. Mi primer encuentro con ellos ocurrió mientras montaba la tienda de campaña cerca de la frontera con Malí. A la caída del sol se fue acercando un camión Berliet en el que viajaban dos tipos que parecían salidos de una prisión; enjutos, mal encarados y cubiertos de tatuajes. En la carga llevaban un coche, varias neveras, un par de generadores de electricidad, ruedas, repuestos, etc. Me preguntaron si podían acampar. Su aspecto no hacía justicia con la realidad y al final resultaron ser una pareja de homosexuales franceses encantadores. En torno al fuego me contaron sus experiencias con la venta de coches, que terminó por convertirse en su forma de vida. Esa noche la semilla de este proyecto quedó plantada en mi cabeza.
En mis siguientes viajes por el Sahara me fui encontrando con todo tipo de aventureros que viajaban con un coche con el objetivo de venderlo al final del viaje, y con el paso de los años he ido madurando todos esos recuerdos y vivencias hasta llegar al convencimiento de que es una extraordinaria historia para ser llevada a la gran pantalla.