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NOTAS DEL DIRECTOR...
Puede que os sorprenda saber que para desarrollar y contar la historia de 42 SEGUNDOS no hemos sentido la necesidad de empaparnos de horas y horas de partidos de waterpolo. Y aunque sí es cierto que hemos descubierto un deporte lleno de retos, de sacrificio y de competitividad, en este caso el waterpolo ha sido un pretexto para contar una historia universal.
Aunque en la cinematografía nacional no encontramos gran cantidad de ejemplos, el deporte siempre ha sido un vehículo ideal para contar historias de derrotas y victorias, tanto colectivas como personales. El waterpolo es, además, un deporte con gran cantidad de seguidores, pero mucho más minoritario que el fútbol o el baloncesto, con mucha más tradición en España. Sea como sea, cada cuatro años el público se vuelca en él como en otros deportes que encuentran su ventana ideal en el marco de los Juegos Olímpicos.
Y es que si algo tienen los JJOO es que te enganchan a deportes de los que el resto del tiempo sabes poco, o nada. Algo que empieza siendo una distracción durante una tarde de verano, te acaba implicando y emocionando como espectador. Por unas horas, compartes el destino con ese grupo de deportistas y vives con ellos la emoción de la competición olímpica. Y en el caso de la selección de waterpolo española en Barcelona 92’, esto sucedió de manera exponencial.
Es curioso la cantidad de gente que se ha acercado a nosotros durante estos meses al saber que estábamos trabajando esta película. Muchos nos contaban anécdotas sobre la final contra Italia porque estuvieron allí, otros recordaban perfectamente dónde lo vieron e incluso algunos todavía sentían la emoción de ese épico final. Todos o casi todos tenían algo en común: ninguno se consideraba aficionado al waterpolo.
¿Cómo era posible que en un país con tan solo 1500 licencias federativas la final de waterpolo fuera tan recordada? Estamos seguro que la respuesta tiene que ver con que, tanto los protagonistas de la gesta, como la narrativa que les llevó hasta allí, es una historia digna de ser narrada.
Para nosotros ha sido un orgullo poder contar una historia tan humana en un contexto histórico tan excepcional como fueron los Juegos Olímpicos de Barcelona 92’. Un conjunto de días que pusieron a nuestro país en el centro del mapa y que todavía no tenía una ficción que contara ninguna de sus historias… Hasta ahora.
Llevar a cabo un drama deportivo en España es algo muy poco habitual y buscar referentes fue casi un imposible, sin embargo, los retos nos motivan muchísimo y para poder desarrollar esta historia hemos estado muy bien acompañados. Porque 42 SEGUNDOS tiene el waterpolo como trasfondo, pero es eminentemente una historia de personajes y para eso necesitábamos actores brillantes, dispuestos a entrenar duro físicamente, pero también a transmitir todas las emociones que ahí se vivieron.
Álvaro Cervantes, Jaime Lorente, Cristian Valencia, Germán Alcarazu, Pep Ambrós, Alex Maruny, Alfons Nieto, Julen Alba, Marc Bonnin y Santos Adrián son nuestro equipo de waterpolistas. Todos ellos tomaron clases de waterpolo por primera vez en su vida y durante cuatro meses antes de empezar el rodaje. Todos se implicaron al 100% en uno de los deportes que implica más técnica y más dureza física. Porque no solo tenía que parecer que jugaban bien, tenían que ser finalistas olímpicos. Su trabajo y su generosidad hizo posible lo que parecía un imposible.
Cristian Valencia (Jesús Rollán en la película y también productor del film) tuvo claro desde el inicio que había que crear un equipo real entre los actores. Un grupo cargado de compañerismo y cohesionado. Para ello, entrenaron juntos de manera muy dura y compartieron las dificultades que conllevó la práctica del waterpolo, tanto dentro como fuera del agua. Estamos seguros de que todo ello se siente en la película de manera evidente. La química que hay entre ellos, el humor, las rivalidades sanas… Todo eso es algo real que se forjó durante sus entrenamientos.
De esta manera, igual que la disciplina de Dragan Matutinovic unió a los jugadores creando un grupo preparado para la adversidad, nuestros actores también trabajaron desde el compañerismo y la ilusión para sobrellevar las primeras jornadas de rodaje de la película, soportando el agua fría de la piscina y repitiendo una y otra vez sus jugadas mientras se metían en la piel de sus personajes.
Pero todas estas dificultades no impidieron que nuestros protagonistas estuvieran creados desde el corazón y la emoción. La película narra la gesta de unos hombres con dificultad para abrazar sus emociones y compartirlas.
Deportistas de élite acostumbradas sobre todo a ir a por todas sin mirar atrás.
Una masculinidad clásica aparente (y cada vez más superada) con un interior vulnerable. Para ello, la sensibilidad de Álvaro y Jaime fue clave para llevar a los personajes al lugar que buscábamos. Dos hombres aparentemente duros, capaces de soportar el dolor físico y sus respectivos liderazgos, pero frágiles e incapaces de gestionar sus emociones. Ambos se sumergieron en las vidas de sus alter egos reales (Manel Estiarte y Pedro Aguado) y conversaron largamente con ellos para construir su propia versión.
Somos muy afortunados por haber podido contar con el mejor equipo del mundo y el mejor cast posible para contar la historia de 42 SEGUNDOS. Esperamos que la disfrutéis tanto como nosotros.