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INFORMACIÓN
Titulo original: 30 Años De Oscuridad
Año Producción: 2011
Nacionalidad: España
Duración: 87 Minutos
Calificación: No recomendada para menores de 7 años
Género: Documental, Animación, Drama
Director: Manuel H. Martín
Guión: Jorge Laplace
Fotografía: Dani Mauri
Música: Pablo Cervantes
FECHAS DE ESTRENO
España: 18 Noviembre 2011
DISTRIBUCIÓN EN ESPAÑA
39 Escalones


SINOPSIS

Tras el final de la Guerra Civil, Manuel Cortés, antiguo alcalde de la localidad malagueña de Mijas, no tuvo ocasión de escapar de España. Tras un largo y peligroso camino de regreso a casa, consiguió llegar de noche a su casa sin ser descubierto. Su mujer, Juliana, le advirtió de los numerosos fusilamientos que se estaban llevando a cabo en el pueblo. Ambos decidieron abrir un pequeño hueco en la pared donde Manuel podría esconderse. Manuel Cortés nunca pudo imaginar que aquel pequeño espacio tras la pared se convertiría en su cárcel particular durante 30 años...

INTÉRPRETES

Documental con JUAN DIEGO, ANA FERNÁNDEZ

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    30 años de oscuridad" no es un documental sobre la Guerra Civil española. Va más allá. Habla de los años posteriores a la guerra y en este sentido no se trata de uno de los habituales documentales que se acercan al conflicto bélico. Lo peor de las guerras no está solamente en las víctimas que causan, sino en las consecuencias que provocan. Como otros países, España vivió una etapa de régimen dictatorial que pisoteó los derechos humanos. Y, mientras ante el mundo se mostraba un país que vivía un proceso de modernización, en el interior de las casas de los “topos” se vivía el auténtico drama de la pérdida de la libertad.
   Los historiadores nos han dicho que la Guerra Civil española terminó en 1939. Para los “topos” la guerra terminó mucho más tarde, treinta años después, en 1969, cuando un documento publicado en el Boletín Oficial del Estado “perdonaba” los supuestos “crímenes” que habían cometido.
  "30 años de oscuridad" habla de cómo afecta la guerra a las familias, sean del bando que sean. Los personajes van desde aquellos que estuvieron claramente implicados políticamente, hasta los que se sintieron encerrados en medio de una lucha fratricida que no entendían. 30 años de oscuridad es, ante todo, una historia de supervivencia. Y en este sentido plantea una mirada universal hacia una problemática local.
  La historia de los llamados “topos” españoles tiene un paralelismo con otros conocidos “encierros” provocados por la represión. La adolescente Anna Frank estuvo escondida junto a su familia durante dos años y medio en Amsterdam; el soldado Soichi Yokoi permaneció 28 años en una caverna sin saber que la II Guerra Mundial ya había acabado; el activista político Nelson Mandela estuvo en prisión durante 27 años, víctima del apartheid; la líder opositora birmana Aung San Sun Kyi fue liberada a finales de 2010 tras pasar 15 años de arresto domiciliario.
  La historia de los “topos” sigue siendo actual.

NOTAS DEL DIRECTOR MANUEL H. MARTIN...
Sobre los protagonistas...
  Lo primero que se me vino a la cabeza cuando conocí la historia de Manuel Cortés y la de los denominados “topos” fueron las novelas de misterio. A medida que iba obteniendo más datos sobre la vida de estos hombres, que tuvieron que esconderse en sus casas durante gran parte de sus vidas, sus historias se recreaban en mi mente de la misma forma en la que lo ha hecho en ocasiones una novela de misterio e incluso una novela negra. Como un lector embriagado por la trama necesitaba tener más, conocer más; saber si finalmente los diversos protagonistas salían indemnes de cada uno de los obstáculos que se anteponían a su objetivo común: la libertad. Aunque a diferencia de una historia de ficción, la historia de estos hombres es real y, sobre todo, más dura.
  Manuel Cortés es el protagonista principal de nuestra historia y estuvo oculto durante treinta años en su propia casa, como si fuese un fantasma. Su historia realmente increíble, asombrosa, humana y universal, es única, pero a la vez es el reflejo de la historia de muchos. El encierro de Cortés no es solo un relato singular sobre un preso político que se mantiene escondido en su propia casa, también trata sobre el miedo y la capacidad de supervivencia humana. La trama va más allá de los propios topos, encontrándonos con padres que sufren por no ver a sus hijos, mujeres capaces de hacer de todo por sacar adelante a su familia y niños que tienen que guardar secretos de mayores para evitar que maten a sus padres. Más allá de la Guerra y la Posguerra, más allá de los vencedores y vencidos, esta historia habla sobre el miedo, la libertad y, sobre todo, la oscuridad y como afectan en la mente y en los corazones de la gente.

Sobre el formato...
  Siempre me han gustado el cine, la literatura y los cómics de género. Desde el primer momento en el que comencé a dirigir mis proyectos, intenté introducir elementos de todos esos universos artísticos y mezclarlos en el relato, aunque sin olvidar que cada obra debe buscar una entidad propia. Antes de abordar 30 años de oscuridad, que es quizás el proyecto con más carga de animación de los que he dirigido hasta el momento, pensaba en la imagen general que suele tener el público de los cómics, algo que no sucede con el cine y la literatura. Pienso en las novelas gráficas de Will Eisner, en Maus, en Persépolis, en Watchmen, en los cómics de la línea Vértigo… en cómo se pueden contar a través de las viñetas historias mucho más complejas y adultas que abarquen cualquier temática; pero, sobre todo, pienso en lo atractivo que puede ser una historia contada a través de un cómic.
  Te surgen muchas preguntas antes de abordar un proyecto, aunque la más constante es: ¿Cómo contar la historia de forma peculiar, diferente, atractiva? Teníamos un guión clásico, con un toque de thriller que aportaba la propia historia real, pero no podíamos olvidar que habíamos decidido realizar un documental. Aún así, necesitábamos una forma atractiva para acercarnos al mayor público posible. Dado el auge del lenguaje del cómic en el panorama audiovisual, viendo las posibilidades técnicas y pensando en un dibujo de corte más figurativo pensé en una opción inusual: tratar la historia de los topos como si se tratase de una novela gráfica. Debía de acercarme a la trama con una técnica de animación no convencional que nos permitiese la navegación por las viñetas, para dar la sensación al espectador de encontrarse dentro de ellas y, lo más importante, dentro de la historia. En definitiva, necesitábamos partir de una forma de contar esta historia con la que el espectador se emocionara y formase parte de la narración.
  El por qué contar la historia con esta técnica de animación y por qué hacerlo en formato documental puede tener muchas razones. Yo creo que ambos géneros han parecido siempre hermanos menores, del cine y de la literatura respectivamente, pero han demostrado que son una forma artística de igual calado en los espectadores.
  Soy consciente de las dudas que pueden surgir cuando el género documental se ve envuelto por recursos no estrictamente documentales. Sé que esas dudas han surgido en otras ocasiones y posiblemente surgirán con esta historia. ¿Estamos contando una historia real o una historia de ficción? Y si es real, ¿en qué medida se puede justificar el uso de la animación para contarla? Lo cierto es que desde hace mucho tiempo las fronteras entre el documental y la ficción han sido traspasadas por recursos que se han influido recíprocamente, y que en mi opinión han dado lugar a formas distintas, novedosas y apasionantes de acercarnos a las historias reales. Como director también me he planteado estas dudas. Pero al final mi principal intención es la de hacer partícipe al espectador del miedo, la angustia, la desesperación que llevó a los “topos” a renunciar a sus vidas durante tanto tiempo. No se trata simplemente de recordar a estos hombres, sino de implicar al espectador emocionalmente en sus historias. Y la propuesta narrativa que hemos planteado sin duda contribuye a ello.

El trabajo con los actores...
  Tenía unos 17 años cuando vi por primera vez “Los Santos Inocentes”. Recuerdo que me impresionaron mucho la historia y los personajes y, sobre todo, Juan Diego. Aún no sabía qué quería hacer en la vida, me gustaba el cine pero no pensaba que algún día podría dirigir. Dos años más tarde, nada más entrar en la Facultad de Comunicación Audiovisual, fui al cine para ver el estreno de “Solas”. Era una película sencilla, honesta, realista, basada en la fuerza de su personaje principal. Aquella mujer interpretada por Ana Fernández me dejó fascinado, con aquella mirada directa, contenida, que llega a lo más profundo del espectador. Nunca podré olvidar a María y tampoco al señorito Iván.
  Pasan los años, comienzas a dirigir, te embarcas en proyectos y te ofrecen la posibilidad de trabajar con dos de los actores andaluces que más admiras. No sé si ha sido cuestión de suerte o del proyecto en sí, pero me siento muy afortunado por trabajar con ambos, y más tratándose de un proyecto tan particular. Creo que Juan y Ana han dado a sus personajes los matices necesarios para hacerlos más humanos, aunque únicamente hayan aportado sus voces y su imagen como referente para los dibujantes. Pero, aun no estando presentes físicamente delante de la cámara, tengo la sensación, cuando miro las escenas, que nuestros protagonistas animados desprenden el alma y la esencia de estos dos grandísimos actores. Quiero agradecer a Juan y Ana que hayan apostado sin pensárselo por un proyecto tan atípico.

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