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CRITICA
Por: PACO CASADO
Cuando una persona a la que le diagnostican que no tiene curación, de alguna manera mejora y termina por ponerse bien, a eso se le suele llamar milagro, ya que desechamos que pueda haber sido un error de diagnóstico o que por alguna circunstancia no conocida haya cambiado el estado enfermo de la misma.
También se le suele otorgar ese nombre a todo aquello que no tiene una teoría científica que lo justifique.
Hay un aspecto para los creyentes que se llama fe en Dios y esos también le suelen llamar milagro a ese hecho.
Esta película está basada en la sorprendente e increíble historia real de la familia Beam compuesta por Kevin y Kristy con sus tres hijas, un matrimonio feliz que descubre que la pequeña Anna, una niña de diez años, padece una extraña enfermedad rara, un incurable trastorno digestivo, y su madre hace todo lo que está de su mano para intentar ayudarla, pero sin resultados, convirtiéndose en una madre coraje defensora de la búsqueda de una cura posible para ella.
Tras el rescate de un terrible accidente, que casi le ocasiona su muerte, comienzan a suceder una serie de hechos, y Anna supera su enfermedad gracias a un milagro que deja sin habla a su familia, a los médicos y a toda la comunidad, desconcertados y emocionados.
El film equilibra bien los actos de fe con la historia cuyo núcleo se centra en esa madre que sufre con el dolor de su hija falta de salud.
La cinta logra que el espectador se identifique con esta familia y ríe y llore al mismo tiempo con ella.
La directora mexicana afincada en Estados Unidos, Patricia Riggen, en este su cuarto largometraje, se limita a exponer los hechos de la convivencia familiar y de forma detallada la larga carrera de Kristy para tratar de aliviar el dolor de su hija Anna y de hacer todos los esfuerzos para llegar al doctor mexicano Samuel Nurko que, según le dicen, es el mejor especialista y el único que la puede curar, pero aún así nada es posible, más que un milagro, como previsiblemente, al final sucede, para reafirmar la creencia religiosa, perdida en algún momento al pensar que sus oraciones no son escuchadas, para volver al seno de la comunidad religiosa y de camino, sin pretenderlo, traer a otra alma descarriada que se creía agnóstico convencido.
La película, que nunca oculta su ascendencia religiosa, se limita a exponer los hechos de la manera más aseada posible, cayendo a veces en una imagen un tanto cursi, con una bella fotografía tal vez necesaria para estos casos como forma de representar la presencia divina, la existencia de los milagros que premian a las personas que nunca se rinden y confían en Dios.
No ha encontrado muchas dificultades la directora para manejar el elenco de actores a sus órdenes encabezado por Jennifer Garner y Martin Henderson ya que hasta Kylie Roger, la pequeña sufriente, se comporta con arreglo a lo exigido por su papel, mientras que la actriz de color Queen Latifah y el mexicano Eugenio Derbez aportan un poco de comicidad.
Este film ha sido todo un fenómeno de taquilla en EE.UU.
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