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CRITICA
Por: PACO CASADO
Un drama francés del director de 'Hipócrates' (2014) que como ésta, su tercera película, también iba de médicos, como él, que antes de dirigir cine ejerció la medicina.
A Jean-Pierre Werner, un veterano médico de pueblo, le diagnostican un tumor cerebral y el especialista que lo reconoce le envía, sin su permiso, a Nathalie Delezia, una ayudante, una doctora que antes fue enfermera para que le eche una mano, lo cual no le sienta bien.
De esta manera se representan dos tipos de medicina diferentes o de médicos distintos, pero a la vez se complementan, mientras que ella es más técnica, recién llegada a ejercer la carrera y proveniente de un hospital, que quiere aprender, él es más introspectivo, se apoya en sus conocimientos y en la humanidad que desarrolla con los enfermos a los que deja hablar que, como dice en un momento determinado de la historia, ellos nos dan un 90 por ciento del diagnóstico.
Es un retrato del quehacer diario de un profesional de la medicina rural, que no siempre se aprecia su labor, pero que es fundamental para la gente de esos lugares ya que el médico suele conocer a los habitantes del pueblo, a los que les ayuda también en sus problemas cotidianos.
Además de la consulta ha de hacer visitas a los enfermos en sus casas, recorriendo las granjas cercanas, o a veces no tanto, haciendo muchos kilómetros para verlos, en un ejercicio en el que está siempre disponible, atendiendo urgencias, por lo que el médico tiene poca vida privada, para lo que se necesita mucho conocimiento profesional y humano de las personas, ya que a ser médico rural no se enseña en la facultad, se aprende.
Hace una crítica política debido a los recortes en algo tan fundamental como la salud de las personas, a los problemas de la medicina rural en Francia, a la pérdida de humanidad en el ejercicio de esta práctica.
El guion está sacado en parte de las propias experiencia vividas por el director en el que hace un homenaje a estos colegas.
El médico y cineasta francés Thomas Lilti recurre de nuevo al mundo que mejor conoce en este film sobre el ejercicio de la medicina en el medio rural donde cada vez hay menos médicos debido a la emigración a las ciudades lo que provoca que la atención sanitaria sea menos eficiente.
Vista por 1'6 millones de espectadores en Francia, ha superado el inesperado éxito de la anterior 'Hipócrates' (2014), que contaba los comienzos de la carrera de un joven médico en un hospital.
Entre los dos actores protagonistas François Cluzet y Marianne Dencourt hay una cierta química, una compenetración que se nota en la pantalla ejerciendo sus distintos papeles, en una relación profesional, sin que haya entre ellos ningún aspecto sentimental o amoroso, a pesar de que él no vive con su esposa de la que está separado, ya que ella habita en París, como su hijo, que estudia para arquitecto, que le visita en algún momento de la trama.
Los enfermos constituyen una especie de coro complementario ya que no hay ninguna historia de uno de ellos en concreto, aunque alguno tenga más consideración que otro, por ejemplo el del viejo que quiere morir en su casa, un caso que él atendió en su día. La mayoría de ellos son muy mayores ya que los jóvenes suelen emigrar de los pueblos, pero salvo uno todos son actores profesionales que se comportan de manera espléndida en sus cometidos de forma muy realista y representativa de las enfermedades que se suelen dar en el campo.
En este caso nos presenta un médico muy especial ya que él también está enfermo, cosa que no es frecuente, siempre creemos que ellos no caen nunca malos, ya que saben mejor que nadie cuales son sus debilidades, sus síntomas y dolores así como la forma de curarse. Generalmente cuando caen enfermos lo ocultan.
Cinta amable y muy agradable de ver con una estupenda interpretación de un gran profesional como François Cluzet y de Marianne Denicourt que derrocha simpatía, actriz que ya había trabajado a las órdenes de Thomas Lilti en el título anterior.
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