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CRITICA
Por: JOSÉ MONTESINOS
Hollywood lleva empeñada desde hace mucho tiempo en ir copiándose así misma y no dejar de ofrecer segundas partes, interminables sagas, todo con tal de seguir exprimiendo al máximo el éxito de su predecesora. Lo que ocurre es que no siempre sale bien la jugada.
Y aquí tenemos el ejemplo más palpable con esta innecesaria segunda parte de la película revelación del verano de 2013, ‘Ahora me ves’.
Como el film supuso todo un éxito los productores no han dudado en seguir con las andanzas de estos magos o ilusionistas los cuales se ven metidos en un problema al tener que robar un chip capaz de poder saber los datos de cualquier persona en el mundo.
No hace falta contar nada más de la línea argumental de esta continuación ideada por Ed Solomon y Pete Chiarelli los cuales componen una historia farragosa en su primera mitad, con algo más de acción en la segunda.
No cabe duda de que lo principal en un largometraje es el guion, la pieza más importante sobre la que se asienta cualquier film y si este da síntomas de cansancio pues todo lo demás se puede venir abajo.
En esta ocasión los guionistas han superado en proezas a los de la película original, solo que aquí juegan con el espectador todo el tiempo, timando a todos con una historia muy enreversada, en ocasiones confusa, con una carga de diálogos infumable y todo para que en la recta final del film quede solucionado de la forma más simple.
Creemos que las dos horas y poco más que dura el film son innecesarias y que Jon M. Chu no ha tenido la fortuna de su predecesor en la puesta en escena de una historia tan compleja como esta, dejando todo al azar y al buen quehacer del equipo artístico, lleno de nombres conocidos.
En estas Mark Ruffalo, Jesse Eisenberg, Dave Franco y Woody Harrelson se ven acompañados por Lizzy Caplan, ellos son los protagonistas, los cuales salvan los muebles como pueden al igual que la veteranía de Morgan Freeman y en menor medida Michael Caine, al que se le notan ya los años, y bastante más alejado Daniel Radcliffe en un personaje sobreactuado a nuestro entender.
Película por tanto deslucida donde el espectador que haya visto la anterior no se explicará el porqué de tanta diferencia entre una y otra, resultando un film aburrido, largo, con tan solo algunos fuegos de artificio al final y algo caótico.
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