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CRITICA
Por: PACO CASADO
Debido a la crisis, pero no sólo a ella, se está produciendo un doble fenómeno con los hijos. Por una parte aquellos que llegada cierta edad en la que deberían salir de casa de los padres se quedan en ella porque no tienen trabajo. Por otro lado los que han salido, pero debido a un despido o a una ruptura matrimonial se ven obligados a volver al hogar del que salieron.
Esto último es lo que le ha sucedido a Stéphanie que a sus 40 años, de profesión arquitecto, divorciada y con un hijo, tiene que regresar a casa de su madre, al quebrar la empresa para la que trabajaba, mientras le sale un empleo.
Ella la recibe encantada, pero lleva una vida independiente y tener a su hija en casa le puede complicar la existencia.
Las dos tendrán que armarse de paciencia en esta nueva situación de volver a vivir juntas.
Pero las complicaciones no surgen sólo entre ellas sino que también sus hermanos aportan alguna que otra desavenencia.
El guion del propio Eric Lavaine, en colaboración con Héctor Cabello Reyes, dibuja bien a los personajes, con algunos momentos con cierto aire teatral, muestra de una forma divertida una realidad que afecta a mucha gente: cada año más de 400.000 franceses, después de un divorcio o con problemas económicos, se ven obligados a regresar a casa de sus padres.
Esto cuando se es adulto es todo un desafío al que se enfrentan muchas personas y Stéphanie se encuentra en esa situación: forzada a vivir con su cariñosa pero asfixiante madre y sus hermanos cuando las visitan se empeñan en complicarle la vida echándole en cara algunas cosas.
No es un drama sino una entretenida comedia sobre la población boomerang que plantea en su sexta película el director francés de 'Barbacoa de amigos' (2014), en la que exponía la relación entre amigos, mientras que en esta ocasión son los problemas familiares como suele hacer en sus habituales comedias.
Esta ha tenido más de dos millones de espectadores en Francia.
Es un conflicto que le puede suceder a cualquiera porque es un problema universal, pero con apuntes de comedia sin que se cargue en exceso el realismo del relato.
La casa de la madre es la que une a todos en torno a la mesa, siendo más complicado cuando no se llevan bien, porque también es el lugar donde se plantean los conflicto y los problemas familiares, como ocurre aquí, cuando se recuerdan hechos pasados como la enfermedad del padre y el cuidado de éste entre las dos hermanas, Stéphanie que no tiene dinero, y Carole, que no es feliz, es celosa, odia a todo el mundo, se lleva mal con su marido que es un bendito o de Nicolás, el hermano, que vive lejos y se pasa a verlos de higos a brevas algo que se echan en cara y aumenta la tensión.
Toca el tema de la crisis en un nivel de clase media alta donde también sufren, pero siempre la familia es un refugio.
A través de situaciones divertidas habla de los problemas de la convivencia, la importancia de la familia y de las relaciones entre sus miembros que no siempre es la ideal.
La veterana Josiane Balasko pone la nota de humor como la excéntrica madre con sus falsos despistes.
Un film francés eficaz que explica cómo son los modernos padres de hoy, aunque en la tecnología más que incapacidad es negarse a entrar en el sistema informático, al que muestra su rechazo la madre originado una de las escenas divertidas.
Es una cinta que está bien hasta un final que no se acaba de creer, que está sacado de la manga, para terminar felizmente .
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