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CRITICA
Por: PACO CASADO
El día de su cumpleaños, Tomiko Hirata, la abuela de una tradicional familia de Tokio, le pide a Shuzo, su apático y gruñón marido, como regalo, el divorcio y el caos se desata entre los tres hijos de la pareja protagonista que está a punto de celebrar el cincuenta aniversario de su boda.
E sta revelación no sólo sorprenderá a su incrédulo esposo, sino a toda la familia, quienes intentarán por todos los medios evitar el caos y la catástrofe familiar.
Ante la posibilidad de que el abuelo tuviera algún romance, encargan a un detective que le siga, que finalmente resulta ser un compañero y amigo de la infancia.
Hay bastantes escenas que resultan muy divertidas sobre todo por lo pasota que resulta el abuelo, constantemente enfadado, que le gusta darle al sake, ante la situación creada, mientras que en otros momentos las discusiones entre los hijos resultan caóticas, en cambio a veces promueven los sentimientos, como el caso de Shota, el hijo menor, afinador de pianos, que pretende ser el pegamento de la familia, que les presenta a su novia Noriko en el momento más inoportuno.
Yamada nos presenta con sentido del humor las situaciones incómodas que el hecho origina en ese pequeño microuniverso familiar cuyos miembros de tres generaciones, hasta entonces, han vivido juntos y felices bajo el mismo techo.
Tamiko está un poco harta de ser la criada de su marido, quiere emanciparse, y de momento hace un curso de escritura donde se expresa a su gusto.
Es la comedia japonesa del año, con más de diez millones de dólares recaudados en la taquilla nipona, continuación de Una familia de Tokio (2013), que ganó la Espiga de oro en la Seminci de Valladolid, donde también participó ésta, que reúne a los ocho actores que componen el mismo elenco de la anterior encarnando de nuevo a la caótica y divertida familia de los Hirata.
Yoji Yamada, a sus 85 años, es uno de los más prolíficos y veteranos directores de la cinematografía japonesa, que tiene tantas películas como años en su haber, del que se han visto en nuestras salas comerciales algunos de los últimos títulos suyos como El ocaso del samurái (2002), que le dio nombre internacional al ser nominada al Oscar, La espada oculta (2004), La casa del tejado rojo (2014) o la anterior a ésta, un drama contemporáneo de una familia de clase media japonesa con personajes entrañables.
'Una familia de Tokio' (2013) era un remake de 'Cuentos de Tokio' (1953), de Yasujiro Ozu, del que Yamada fue su ayudante de dirección.
Esta es una historia que no tiene nada de japonesa, que es más allegada a nosotros, a un film europeo, que mezcla géneros muy distintos como un melodrama y una comedia a la vez, en la que refleja una cortesía que en occidente se ha perdido, que muestra cómo funciona las relaciones familiares.
A nivel educativo la japonesa es una sociedad más potente que la nuestra. A pesar de todo tiene un final feliz y un homenaje a Yasujiro Ozu, su maestro, en los minutos finales a través de la televisión cuando Shuzo ve 'Cuentos de Tokio'.
Es una divertida comedia disparatada en la que vuelve a reunir a los personajes, pero no es una continuación sino una historia totalmente nueva, diferente, que sorprende, que se puede ver de manera independiente sin la necesidad de haber visto la anterior.
Es directa, carece de la profundidad de las otras cintas suyas, donde se refleja el machismo de la sociedad japonesa, pero en este caso los personajes son simples, esquemáticos y la trama no tiene la emoción y la poesía que se espera de este director o es que no captamos el sentido del humor japonés.
Octuvo ocho nominaciones a los premio de la Academia del cine japonés.
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