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CRITICA
Por: PACO CASADO
Don Coscarelli comenzó con esta saga de películas de terror de las esferas en 1979 con 'Phantasma', una producción de serie B de bajo presupuesto. Al ver que tenía éxito que funcionó muy bien en taquilla y convirtiéndose en un film de culto dentro del género, continuó nueve años más tarde con 'Phantasma: El regreso' (1988).
Parecía que se había olvidado de ellas y volvió con la tercera entrega cinco años después pensando que el espectador ya no se acordaría de las dos primeras y descaradamente siguió copiándose a sí mismo y repitiéndose, con 'Phantasma. El pasaje del terror' (1993).
Aún cinco años después hizo 'Phantasma IV. Apocalipsis' (1998) a la que le perdimos la pista y ahora vuelve 18 años más tarde a contarnos otra historia de los mismos personajes que comienza con Reggie vagando por el desierto buscando a su amigo Mike, a su hermano Joe y a El hombre Alto para acabar con este último y sus malditas esferas mortales que destrozan cabezas, mientras recuerda qué había sucedido hasta ese momento.
El hombre Alto sigue viajando de pueblo en pueblo convirtiendo a los muertos en su propio ejército y usando sus mortales esferas contra cualquiera que se le oponga.
Mike, que está desarrollando los poderes psíquicos, y su hermano Joe tratan también de detenerlo.
Entre tanto Reggie es perseguido por las diabólicas esferas, recupera su coche Barracuda del 71 y recoge por el camino a la guapa Dawn, cuyo vehículo se le ha averiado, y la lleva a su casa.
De repente encontramos a Reggie en una institución hospitalaria en una silla de ruedas y Mike, que está a su lado, le informa que le han diagnosticado demencia senil precoz y le pide que le cuente su historia.
Hasta aquí todo tiene un devenir aparentemente normal, pero desde este momento empezamos a movernos en otra dimensión, a mezclarse la realidad con lo soñado, con las pesadillas, los recuerdos, con fragmentos de los títulos anteriores, los mundos paralelos según "la teoría de la membrana" que ignoramos de qué se trata y si todo lo que se nos relata es realidad o sueño.
En un momento determinado de la historia alguien le dice "no eres ni siquiera real, sino un mal sueño" y en otro instante nos enteramos de que ha estado diez años congelado. (¿?)
Cuando aún falta casi un cuarto de hora para terminar, aparece el nombre de la cinta y parte de los títulos de créditos y aún hace acto de presencia un nuevo personaje, Rocky, y la historia continua unos minutos más en la misma línea de lo anterior.
Don Coscarelli vuelve a explotar las características de su primera película, que en su momento fue un tanto original, pero en esta nueva entrega se forma un lío total confundiendo en todo momento al espectador que hace que sea difícil de seguir la historia dando bandazos de una dimensión a otra.
En esta ocasión le cede la dirección a David Hartman, realizador de series de televisión que debuta en el largometraje, que le ayuda también a hacer el guion y encargarse igualmente de la fotografía y el montaje, por lo que habrá salido muy barata esta producción, en la que la música hay momentos en que nos suena a la banda sonora de 'El exorcista', mientras que los actores apechan con los papeles que le han caído en suerte como mejor pueden.
El Hombre Alto no sabemos si por fin muere o seguirá originando nuevas entregas pero el que sí falleció a los 89 años el 9 de enero de 2016, a poco de terminar este su último trabajo, es el actor que lo encarnaba hasta ahora, Angus Scrimm, a quien va dedicado el film.
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