|
CRITICA
Por: PACO CASADO
La directora argentina Lucrecia Martel debutó con 'La ciénaga', que fue premio ópera prima en Berlín 2002 y Sundance le dio el premio al mejor guion original.
La crítica creyó descubrir una nueva genio del cine.
En su segundo largometraje, 'La niña santa', vuelve a insistir en las mismas características de su film anterior, pero la crítica se dividió cuando se pasó este año en el Festival de cine de Cannes 2004.
En la historia se mezclan unas niñas que cantan y aprenden catequesis; un congreso de médicos sobre otorrinolaringología que se celebra en un balneario; dos de las niñas, Amalia y Josefina, amigas, creen tener que salvar al mundo y en concreto a un médico, el Dr. Jano, que se ha insinuado sexualmente a Amalia, al tiempo que está casado y enamorado de su madre, Helena, la dueña del hotel.
Son demasiadas cosas las que se apuntan y nada parece suceder en los cien minutos largos de proyección, a un ritmo lento, cansino, con acciones entrecortadas y termina sin dejar nada solucionado.
Lesbianismo, pedofilia, incesto, adulterio son temas que se dejan entrever en el film, que nunca se muestran explícitamente.
Se cuestiona la religión y se destacan los efectos negativos de la educación religiosa, jugando con lo místico y lo erótico, por parte de la atea directora y guionista.
Es difícil distinguir el bien del mal en esta parábola sobre la represión, el deseo y la hipocresía.
El hermetismo de la historia, la atmósfera asfixiante y claustrofóbica, la ambigüedad de las acciones, hacen que el resultado sea difícilmente comprensible y que llegue con facilidad y claridad al espectador que se aburre con lo que ve. Seguimos sin apreciar el talento que otros ven en esta directora.
Premio Clarín a mejor actriz revelación (Julieta Zylberberg) y dirección. Mención especial en los festivales de Sao Paulo y Reykjavik.
MÁS INFORMACIÓN DE INTERÉS
TRÁILER
BSO
CLIPS
CÓMO SE HIZO
VIDEO ENTREVISTAS
AUDIOS