|
CRITICA
Por: PACO CASADO
La primera acepción de la palabra idiota del diccionario Espasa es la de "Trastorno mental caracterizado por una deficiencia muy profunda de las facultades mentales" y una segunda "Persona engreída sin fundamento para ello".
En ninguna de las dos creemos que encaje Pere-Lluc, protagonista de esta película, que da cursillos en una academia de su tío y que se queda prendado de Sandra, felizmente casada, al chocar con su escalera con la que pone anuncios en las farolas, tras una borrachera para olvidar la muerte de un amigo ocurrida hace seis meses en Argentina.
A partir de ahí la sigue y persigue alocadamente, la espía y vigila en su casa, en el trabajo, en el bar, hasta que por cansancio ella accede a sus deseos, que no es otra cosa que hacer el amor como un loco.
Hay otras historias colaterales que parecen de puro relleno y de las que pronto se olvida y personajes que desaparecen cuando comienza este amor loco en que se convierte la segunda mitad del film, con 18 escenas eróticas para justificarlo.
Ventura Pons dice tratar un tema universal, la búsqueda de relaciones, pero un idiota no filosofa sobre el amor, la soledad y la muerte como lo hace el protagonista, con lo que los diálogos nos parecen demasiado literarios, así como la voz en off que sobra en muchos momentos, o la atropellada cámara a mano cercana al Dogma o el crispado montaje.
El surrealista guion adapta la novela de Baulenas, segunda que lleva al cine Ventura Pons tras 'Anita no pierde el tren' (2000).
Lo mejor la química que se establece entre los dos protagonistas que salvan discretamente esta desigual función rodada sin mucho equilibrio.
MÁS INFORMACIÓN DE INTERÉS
TRÁILER'S
BANDA SONORA
CLIPS
CÓMO SE HIZO
VIDEO ENTREVISTAS
AUDIOS
PREMIERE