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CRITICA
Por: PACO CASADO
La historia del famoso pistolero Billy el Niño ha sido tratada por muchos directores en el cine de forma abierta y arrastrando su biografía, unas veces desde la leyenda y otras desde la realidad de su peligrosa vida.
Andrew Victor MacLaglen no se plantea el tema de forma directa, sino que lo trata un poco de pasada quedando en un segundo plano, como un personaje secundario, al margen, puesto que la figura central aquí es Chisum, un hombre de acción honesto y directo, que defiende la justicia y destierra la violencia, hasta que ésta es necesaria, siempre desde el punto de vista del terrateniente con poder e influencias.
Al finalizar la Guerra de Secesión surgen nuevas fortunas, creadas generalmente por hombres duros y emprendedores.
En Texas, John Chisum, partiendo de la nada, consigue levantar un gran negocio ganadero.
John es conocido como el rey del Pecos, ya que monopoliza las aguas de este río, las cuales distribuye entre los ganaderos de la comunidad.
En ese ambiente discurre esta película que podía haber sido importante, porque tenía tema para ello, pero por la visión que nos da el director sobre la cuestión creemos que se quedó a mitad de camino.
No se complica mucho la vida, con algún que otro bache de interés en su desarrollo argumental hacia la mitad.
MacLaglen, que salió de la escuela de John Ford, se convirtió en un cineasta impersonal pero efectivo, especialista en el género y cuya filmografía incluye títulos memorables como 'El gran MacLintock' (1963) o El valle de la violencia (1965) se vino a menos en este film, a pesar de tener como protagonista a John Wayne, en la cuarta de las cinco colaboraciones que hizo con él, aquí un poco viejo y algo torpe, y con un gran plantel de secundarios en personajes muy bien dibujados.
Este que nos ocupa está lejanamente basado en hechos y personajes reales entre ellos el propio Chisum, Billy el niño, Pat Garrett, Henry Tunstall, etc. estaría a medio camino entre unos y otros.
Como curiosidad, mientras John Wayne estaba rondando esta cinta en México, recibió el Globo de oro y una nominación a Oscar por su papel protagonista en 'Valor de ley' (1969).
No fue la única anécdota del rodaje, ya que dos de sus secundarios Christopher George y Lynda Day George se enamoraron y terminaron casándose.
John Wayne ganó el Laurel de oro por este trabajo.
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