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CRITICA
Por: PACO CASADO
Tras impactar en la taquilla francesa con comedias como 'Barbacoa de amigos' (2014) y 'Vuelta a casa de mi madre' (2016), el director francés Eric Lavaine se pone romántico, sin abandonar el humor en esta película en la que repite alianza con la encantadora actriz Alexandra Lamy que da vida a una mujer que es totalmente incapaz de tomar la más mínima decisión, ni optar por nada y que con sus 40 años cumplidos sigue dependiendo del criterio de su padre y de sus dos amigas.
La cosa se complica cuando, tras dejarla su pareja, después de siete años de relaciones harto de sus indecisiones, conoce a dos hombres igual de encantadores, y nadie puede elegir más que ella.
Todos tenemos que tomar decisiones a diario, unas más importantes y otras menos, pero el caso de Juliette es que desde pequeña no ha tenido la más mínima capacidad de decisión, sus padres le han dicho todo lo que tenía que hacer en su vida, siempre han tenido que decidir por ella, no tiene un criterio propio, y cuando ha debido hacerlo se ha dejado guiar por las opiniones de los demás.
El director Eric Lavaine insiste en la comedia romántica, aunque el tema que toca se podría tratar de forma dramática, pero con esta historia ha querido ir más allá en la sociedad de consumo en la que un adulto tiene que tomar varias decisiones cada día desde ir a la compra, ver la televisión o elegir pareja, lo que no sucedía en anteriores generaciones, eran otros tiempos.
Hay un tema serio como es el tener que decidir en muchas ocasiones hoy día; antes el hijo seguía generalmente el oficio del padre y la chica terminaba siendo ama de casa como su madre, en la actualidad eso es diferente.
Este es el caso de Juliette que con 40 años es incapaz de hacerlo y sigue dependiendo del criterio de su padre que le indique qué hacer y de sus dos mejores amigas, Sonia y Joëlle, una peluquera y casada y la otra una ligona que usa una página de internet para sus conquistas, que le aconsejan qué ropa tiene que ponerse e incluso en sus situaciones sentimentales.
La cuestión se complica cuando tras romper con su pareja, que le deja por imposible ante sus dubitaciones, conoce a dos hombres igual de encantadores pero muy diferentes, Étienne, un cocinero francés, y Paul, un banquero escocés.
El director, que siempre suele tocar temas sociales pero a través de la comedia, como la amistad o el regreso al hogar paterno tras el divorcio o la falta de trabajo, vuelve a contar con Alexandra Lamy, que ya la tuvo en 'Vuelta a casa de mi madre' (2016), sobre la que recae el mayor peso de esta comedia romántica que saca adelante con su habitual buen hacer.
El film no añade nada nuevo al género, está lleno de clichés, es previsible en su desarrollo argumental, pero puede resultar entretenido para un público que quiera desconectar de sus quehaceres y preocupaciones cotidianas y trate de pasarlo bien en el cine con esta intrascendente historia.
El resultado es una comedia con un tema muy visto pero que funciona, es simpática, con situaciones divertidas y tiene una ágil puesta en escena con un cierto suspense en saber cual de los dos candidatos va a ser finalmente el ganador, aunque tal vez el desenlace debería ser más transgresor.
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