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CRITICA
Por: PACO CASADO
La noche del 2 de marzo de 1953 un hombre sufrió un ictus, debido a la hipertensión que sufría, pero antes se orinó encima. Ese no era otro que Josef Stalin, dictador, tirano, carnicero y Secretario General de la URSS.
Basada en una historia real, es una divertida sátira con cierto aire teatral sobre los días previos al funeral del padre de la nación soviética.
Dos jornadas en las que se produjeron duras peleas por el poder absoluto entre los más allegados miembros del gobierno a través de manipulaciones y traiciones.
Combina comedia, drama y mucha ironía para contar la lucha encarnizada por el poder entre los subordinados de Josef Stalin, a raíz de su muerte, después de 33 años al frente de la Unión Soviética.
Segundo largometraje del escocés Armando Iannucci, el primero fue 'In the Loop' (2009), en el que juega de forma irónica con el padre de la patria rusa, que si lo hubiera hecho en su día le hubiera costado la cárcel.
No obstante fue prohibida en Rusia dos meses antes del estreno por la posibilidad de provocar revueltas e insultar a los ciudadanos ya que en ella se insinúa que el país es horrible y los dirigentes poco menos que son idiotas.
En cambio el director opina que refleja lo que sucede hoy en el Kremlin, la lucha por el poder.
El guion está basado en el comic francés La morte de Stalin y su secuela, Volumen 2, de Fabien Nury y el dibujante Thierry Robin, dos novelas gráficas publicadas en 2010, en las que se cuenta cómo Khrushchev, Molotov, Beria, Malenkov, Zhukov, entre otros, se pelearon por el poder ante el cadáver de Stalin.
Mató a tantos inocentes que sin embargo no pudo ser atendido por los mejores médicos porque los había liquidado a todos, lo que fue como un castigo divino.
Divertida y afilada sátira con diálogos inteligentes, aunque el humor no siempre es eficaz, ya que pierde el ritmo cómico con facilidad intentando hallar el equilibrio entre el humor absurdo y la dureza de la dictadura rusa, exagerada en algunos hechos para aumentar el disparate y ocasionar la risa con el ridículo de la realidad.
El director escocés Armando Iannucci se enfrenta a un nuevo trabajo detrás de la cámara con esta sátira política que adapta las mencionadas novelas gráficas.
No se trata de una película seria que cuenta de forma solemne e historicista lo que sucedió tras la muerte del dictador de la Unión Soviética, sino de una parodia, una caricatura de esos hechos como una forma de acercarse a lo que realmente sucedió, lo cual parece que fue una broma ya que Stalin estuvo caído en el suelo sobre su propia orina porque sus guardias estaban tan asustados por las posible represalias que no se atrevían a entrar en la habitación donde se desplomó.
Lo que ocurrió después fue la lucha por el poder una vez muerto Stalin , por lo que cuentan esos libros de forma despiadada y cruel y eso es lo que vemos en este film, pero con una sonrisa.
El director nos vuelve a decir que la política es un carajal donde se reparten navajazos sin piedad, algo que pasaba hace 65 años en la Rusia soviética, pero que igual pasa ahora aunque de otra manera en cualquier país del mundo.
De entre el buen reparto de actores que posee, Steve Buscemi es un maquiavélico Nikita Khrushchev que se hará finalmente con el poder, como todo el mundo sabe, Jeffrey Tambor interpreta a Georgy Malenkov, otro de los jerarcas que aspiraban al puesto, Michael Palin, uno de los miembros de los Monty Python, hace de Vyacheslav Molotov y la cinta es eso, un explosivo cóctel molotov, nunca mejor dicho, en la que se nos cuentan cosas muy serias pero intentando hacernos reír, aunque no siempre lo consigue, a nuestro modesto entender.
Una comedia a veces demasiado trepidante, que se hace confusa, que fue prohibida en la Rusia de Putin con la excusa de ofender a los millones de soviéticos que vivieron durante la Segunda Guerra Mundial, pero lo que de verdad ocurre es que la actual Rusia puede verse reflejada en ella.
No es una narración histórica sobre esos días convulsos en que Stalin sufrió un derrame cerebral hasta que murió, sino que resume en dos dias lo que en realidad fueron tres, ya que tuvo un derrame cerebral y murió tres días después.
Cuenta sobre todo los movimientos de los políticos que estaban a su alrededor, del Comite central del partido comunista soviético, que querían ocupar los tres cargos que tenía el dictador, al que llamaban "el padrecito", que a partir de su muerte fueron ocupados por tres personas diferentes.
Confinó en los campos de concentración a miles de personas que molestaban al régimen, cuando no los mandaba matar en las famosas listas que daba a sus colaboradores para que las llevaran a cabo.
Precisamente la película comienza confeccionándolas para buscar a las personas a sus casa y matarlas o llevarlas a Siberia.
Los hechos que se cuentan son reales pero tomados en tono de comedia de manera sarcástica y vitriólica, es una farsa, no es un drama histórico.
No es redonda pero funciona bien el retrato que se hace del poder, de la avaricia de los políticos que no quieren abandonar nunca la silla, aunque hay que entrar en el juego, ya que es eficaz a ratos.
Prokofiev murió el mismo día y retrasaron la noticia para no empañar la de Stalin, que odiaba al músico.
Cuatro premios en los British Independent Film Awards y dos nominaciones a los Bafta, mejor film británico y mejor guion adaptado. Premio Fipresci en el Festival de Turín. Premio del jurado al mejor director en el Festival de comedia de Montecarlo.
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