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CRITICA
Por: PACO CASADO
Segundo largometraje del director malagueño Enrique García, tras realizar una docena de cortos y debutar en el largometraje con '321 días en Michigan' (2013) que tuvo varios premios en el Festival de Málaga.
Se trata de un thriller que cuenta la historia de Eva y Pablo, una pareja en crisis laboral y matrimonial, marcados por la tragedia de haber perdido a Mario, su hijito de pocos años, en un accidente estúpido a cargo de unos gamberros, se ven sin casa donde vivir, al estar el marido en paro y ella acaba de ser despedida del hotel Resort Paraíso donde trabajaba, ya que al llegar la temporada invernal cierra el establecimiento para en breve acometer unas obras de reformas.
A Eva se le ocurre la idea de refugiarse en el hotel desocupado durante el invierno, mientras tratan de recomponer su vida.
Ella había trabajado allí y tiene todas las claves de acceso y en su ultimo día se queda dentro del hotel y le da entrada a su marido, instalándose en la 738, la mejor habitación en el séptimo piso, la más alejada de la recepción, y tiene un plan para pasar desapercibidos.
Pero no han contado con que se ha contratado a dos vigilantes de seguridad, Esteban, que hace el turno de día, y Saúl, que se encarga de hacer la vigilancia de noche, que pronto los descubre y decide divertirse con ellos convirtiendo el hotel en una jaula siendo Eva y Pablo sus presas.
Contando con su silencio y amenazándolos con denunciarlos a la policía, Saúl se monta sus juergas nocturnas con algunas amigas a base de sexo y alcohol.
Mientras, Eva hace las labores domésticas y Pablo se dedica a preparar su tesis de fin de carrera.
Pero lo que podía ser un auténtico paraíso, como el nombre del hotel, pronto se convertirá en una verdadera pesadilla.
En la película se pueden distinguir tres partes, una primera que podríamos denominar doméstica o de presentación de los personajes, con su instalación en el hotel, una segunda la llegada de los vigilantes y el suspense que se produce mientras se esconden de Saúl hasta ser descubiertos, que se asemeja a un thriller y una tercera en la que la pesadilla se torna en un infierno llegando a degenerar en un film de terror donde hace su aparición el aspecto gore con su mayor dureza y realismo.
Cine andaluz, hecho por un director malagueño, con actores que no ocultan el habla de esta tierra, lo que no le quita un ápice de interés y calidad a una trama que mantiene al espectador en constante tensión y expectativas de saber cómo terminará la historia.
Un guion interesante en el que hay que admitir algunos convencionalismos propios de un relato de esta clase que podía haber derivado en algo más complaciente si la actitud de Saúl hubiera sido otra más tolerante y no querer abusar de su situación con Eva, pero entonces tal vez no hubiera tenido interés esta historia.
Enrique García vuelve a utilizar a algunos de los actores de su primer largometraje dándoles un mayor protagonismo siendo Virginia de Morata quien tiene el papel más preponderante y de la que obtiene un dramatismo más singular en cuanto le ocurre a su personaje, sobre todo en los metros finales.
Es una cinta interesante que hace buen uso de los escasos recursos de que dispone y de los casi únicos escenarios como son las habitaciones y dependencias del Hotel Resort Paraíso.
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