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CRITICA
Por: PACO CASADO
Año 1991: en esos momentos la antigua URSS se desintegra y está a punto de desaparecer y Cuba entra en la mayor crisis económica de su historia.
En esos días Sergio, radioaficionado y profesor de Filosofía marxista en el Instituto Superior de Arte de La Habana, no sabe qué hacer para reorientar su vida y sacar adelante a su familia, y entra en contacto con Serguéi Krikaliov, el último cosmonauta soviético, que se encuentra olvidado a su suerte en la averiada estación orbital Mir, mientras que su nación se desintegra que debido a ello no puede regresar a la Tierra y trata de ayudarlo acudiendo a Peter, una amigo de Estados Unidos, al que ha conocido también a través de la radio.
Cada personaje tiene sus propios problemas personales, sociales y políticos que pueden afectar al otro, pero todos hallan la forma de trabajarjuntos para resolver el problema principal.
Gracias a sus equipos de radio, Sergio y Serguéi se comunican y entre ellos nace una amistad que les ayudará a enfrentar los dramáticos cambios que se están produciendo en sus respectivos países.
La amistad que surge entre ellos, más allá de las fronteras culturales, geográficas o políticas, es el centro y la base de esta película.
El cubano Ernesto Daranas Serrano, director y guionista de cine, radio y televisión, que también escribe el guion junto con su hermana Marta Daranas, se basa en su propia experiencia vivida realmente durante ese período especial, para contar el relato de ese padre que se ve obligado a reciclarse profesionalmente para sacar adelante a su familia integrada por su madre y su hija pequeña, para dirigir esta historia sobre una amistad inesperada.
La historia está contada por Mariana, la hija de Sergio, ya de mayor, pasado el tiempo, recordando esta anécdota sucedida a su padre con cierta nostalgia, que es una tragicomedia del absurdo. La base de este film surgió de esa anécdota, famosa en Cuba, en la que un radioaficionado consiguió conectar con la estación espacial soviética Mir.
A partir de ahí el director cuenta la historia, ambientada en 1991, en el llamado Período especial de la isla, en este su cuarto largometraje, cineasta del que ya conocíamos el segundo de su filmografía Conducta (2014), en el que de camino hace una inteligente crítica social sobre la utopía marxista.
Es una comedia amable con el trasfondo de esa situación cubana en el contexto de la guerra fría, en la que la nación se sumergía en la más dura de sus crisis debido a la desintegración del bloque comunista de la Unión Soviética, del que Cuba dependía grandemente en la cuestión de suministros.
Tiene un mensaje positivo porque el director cubano no ha querido mostrar lo peor de aquel momento, sino la ayuda que se establece entre esas tres personas que no tenían por qué entenderse.
Tiene una buena factura técnica, los actores están bien en sus respectivos personajes, en una cinta que se mueve entre el drama, la denuncia y la fábula amable y costumbrista, con una cierta melancolía por el desencanto de un pueblo que fue abandonado a la carencia y la precariedad.
Lo mejor es la relación que se establece entre los personajes entregados a su causa humanista y libertaria, que caricaturiza a las autoridades en la forma en la que se espía a Sergio por un funcionario del gobierno debido a los contactos que mantiene por radio con Peter, el amigo norteamericano, que incluso le manda paquetes que, lógicamente, son requisados con la misma prontitud con que son recibidos e inspeccionado su contenido por si es motivo de espionaje para el enemigo yanqui.
Llama la atención que una modesta película cubana tenga efectos especiales como es en este caso lograr la gravedad cero que se produce en la estación Mir navegando en el espacio, que está bastante lograda, como así mismo el escenario que la representa y la fotografía tomada desde ese lugar que le da una mayor sensación de realismo.
El film posee unos buenos actores, como suele ser habitual en el cine cubano, y entre ellos está la actuación del norteamericano Ron Perlman en el papel de Peter, que también colabora en la coproducción de la cinta.
Resulta simpática la actuación de la pequeña Ailín de la Caridad Rodríguez como Mariana de niña.
Premio en el Festival de Panamá. Premio del público en el Festival Mill Valley. Premio Signis y del Jurado Joven en el Festival de Málaga. Premio ACE al guion.
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