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CRITICA
Por: PACO CASADO
Las películas de dibujos animados o ahora modernamente de animación por ordenador, también tienen sus franquicias en las que van sumando capítulos siempre que sigan teniendo éxito y eso está más o menos asegurado cuando se trata de cine infantil para toda la familia que, en estos momentos de decaimiento del cine, los pequeños están siendo los mejores clientes, esperamos que eso haga que se fomente su afición y que sigan asistiendo a las salas cuando vayan creciendo y continúen ya de adultos.
En este caso estamos en la tercera entrega de la saga de 'Hotel Transilvania' en la que toda la familia de monstruos se embarca en un crucero de lujo para que Drac pueda tomarse un descanso. Pero las vacaciones de ensueño se convierten en una pesadilla cuando Mavis se da cuenta de que Drac se ha enamorado de Ericka, la capitana de la nave, y trata por todos los medios de evitar ese romance.
Drácula, su hija Mavis, su yerno y su nieto, además de toda la tropa de monstruos, se van de vacaciones en el crucero para monstruos en el que pasarán por el Triángulo de la Bermudas, un volcán submarino, una isla misteriosa y la ciudad sumergida de la Atlántida, donde vivirán monstruosas aventuras, como no podía ser de otra manera, aunque nunca se pierde el humor.
Una vez en alta mar, el conde Drácula conocerá a Ericka, con la que vivirá un romance o al menos lo intentará, ya que la sobreprotectora Mavis se esforzará en mantenerlos separados, ya que las intenciones de ella no son muy recomendables para la integridad de Drac.
Durante el pasaje habrá ocasión de disfrutar de una lucha entre los disc jockeys Johnny y Van Helsing lo que dará lugar a la introducción de varias canciones muy conocidas, entre ellas la popular Macarena de Los del Río, que será con la que finalice el duelo musical.
De nuevo toda la gran familia de monstruos se reúnen en la tercera parte de esta saga que vuelve a ser dirigida por Genndy Tartakovski, como las dos anteriores, con una nueva y divertida aventura, por primera vez lejos del hotel, en la que nuestra pandilla de monstruos favorita se toman unas vacaciones para que por fin Drac pueda descansar del trabajo del hotel.
Es una navegación tranquila para la pandilla de Drac, ya que los monstruos se entregan a todas las diversiones que hay a bordo como el voleibol y las excursiones exóticas, y ponerse al día con sus bronceados de luna.
Pero las vacaciones de ensueño se convierten en una pesadilla cuando Mavis se da cuenta de que Ericka esconde un peligroso secreto, ya que es una descendiente de Abraham Van Helsing un enemigo acérrimo de Drácula y de los demás monstruos a los que intenta destruir.
A lo largo de la trama se deja caer subrepticiamente algunos mensajes como que la familia es lo primero y que todos debemos hallar nuestro camino respetando a los demás aunque sean diferentes.
La película es un cóctel de peligro, amor y situaciones cómicas disparatadas que desata la risa sobre todo de los más pequeños.
Genndy Tartakovsky, realizador ruso afincado en Estados Unidos donde estudió animación y se hizo director fundamentalmente de series de televisión y tv movies, debutó en el cine precisamente con 'Hotel Transilvania' (2012) que ante la recaudación de 358 millones de dólares, se animó a seguir con esta franquicia con 'Hotel Transilvania 2' (2015) que superó a la anterior con 473 millones ante lo que no es de extrañar que llegara el tercer capítulo 'Hotel Transilvania 3. Unas vacaciones monstruosas' (2018), que son los únicos largometrajes que ha hecho hasta ahora para la gran pantalla.
Si la saga sigue superándose a sí misma en lo que respecta a la taquilla superará en años al protagonista: Drácula.
Tras pasar la sorpresa de la primera y reincidir en la segunda esta tercera es ya una repetición de los gags y situaciones cómicas de la pandilla monstruosa, de entre los que destaca la divertida secuencia del avión de la compañía Gremlins.
En este caso hay un prólogo en el que Van Helsing trata de cazar a los monstruos que nos pone en antecedentes.
La elemental anécdota se ve invadida por un vertiginoso montaje como es habitual en el cine actual, que a buen seguro divierte más a los pequeños que a los adultos .
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