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CRITICA
Por: PACO CASADO
Lo primero que sorprende al ver esta película es que esté dirigida por Sam Raimi, un director que comenzó realizando cine de terror de serie B, de lo más brutal y salvaje, que ha terminado haciendo un estupendo thriller.
La verdad es que por medio hay títulos que de alguna manera le sirvieron de transición como 'Darkman' (1990) o 'Rápida y mortal' (1995), entre otros.
No cabe duda que al adaptar la primera novela que escribió Scott B. Smith ha hecho su mejor film hasta la fecha.
Es la historia de dos hermanos, Hank y Jakob, que en compañía de su amigo Lou, encuentran un avión oculto por la nieve en cuyo interior hay un piloto muerto, comido por los cuervos, y una bolsa conteniendo más de cuatro millones de dólares.
La duda surge si entregarla a la policía o quedársela.
Deciden lo último y comienzan a surgir las complicaciones.
Sam Raimi lleva con acierto este sombrío drama moral con una madura sobriedad en cuyo fondo late la codicia, el crimen y la traición cosas inevitables cuando hay dinero de por medio.
Son tres hombres honrados, en principio, que se transforman en delincuentes al caer en la tentación, lo que les va conduciendo a la desintegración moral.
Tan sólo hay un personaje que podía haberles hecho renunciar a todo y volver al buen camino, que es Sarah, la mujer de Hank, pero resulta ser en el fondo más ambiciosa que todos ellos.
El guion, que fue nominado al Oscar, adapta bien la novela que presenta una trama inteligente con unos tipos corrientes, lo que hace que el espectador se identifique más fácilmente con ellos participando intensamente en el drama.
Caracteriza bien a los personajes: Hank duda al principio pero no le hace ascos a la idea.
Es el más inteligente y tal vez por ello el más culpable.
Lou es el borracho del pueblo, al que le pierde su afición al juego.
Jakob, con cierta anormalidad en su carácter, cuando pierde su inocencia y descubre lo que se le viene encima prefiere sacrificarse por la felicidad de su hermano.
No extraña la nominación al Oscar del camaleónico Billy Bob Thorton, aunque los tres personajes están bien interpretados.
Raimi hace un trabajo sobrio e interesante que desciende al fondo de la más oscura naturaleza humana.
Deja actuar a los actores y ni siquiera les importuna con la cámara, haciendo que sea testigo invisible de las emociones y del duro drama que se desarrolla ante ella.
Un thriller realmente espléndido.
Premio especial del jurado en el Festival de cine policiaco de Cognac.
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