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CRITICA
Por: PACO CASADO
Es una coproducción de Argentina con España que habla de dos personajes antagónicos obligados a entenderse, que fue presentada fuera de competición en la Mostra de cine de Venecia.
Arturo Silva es un agente artístico sin escrúpulos, que tiene una galería de exposiciones y venta en pleno centro de Buenos Aires, un tipo simpático, encantador y minucioso, con don de gentes, que trata de promocionar a Renzo Nervi, un pintor hosco, decadente, un poco salvaje, viejo amigo suyo, socialmente incómodo, que tuvo mucho éxito algunos años atrás, pero del que ahora todo el mundo se ha olvidado, nadie quiere saber nada de él y como consecuencia no vende ni un cuadro, por lo que trata de reflotar su carrera.
Renzo es un tipo egocéntrico, poco social, que no se preocupa por el dinero, que está casi en la indigencia, tiene deudas y están a punto de echarlo de su casa, pero lo único que desea es mantener su integridad artística por encima de todo.
A pesar de su amistad de hace muchos años, apenas coinciden en nada, sus ideas son opuestas y sus peleas son frecuentes, pero después todo vuelve a su ser, a la normalidad, porque son unos grandes amigos.
Entre tanto llega Alex, un joven español, que quiere ser su discípulo y aprender a su lado todas las técnica que él emplea, pero pasa algo inesperado que hace que toda la trama cambie de sentido.
Ante esa situación, cada vez más agobiante, ambos diseñan una estrategia para salir adelante y revalorizar la obra pictórica de Renzo.
El guion comienza engañando al espectador al confesar Arturo que es un asesino, aunque ello pronto se olvida y no se justifica materialmente al final, aunque algo de fraude hay en todo esto.
En este sentido el film resulta un tanto desequilibrado, con una primera parte en tono de comedia, mientras que en el tramo final se convierte prácticamente en un thriller con delincuentes de por medio.
Tiene un tono divertido, a pesar de incluir algunos momentos dramáticos sobre el tema de la paupérrima economía del pintor protagonista y alguna que otra crítica sobre el mercado del arte y de paso ironiza con cierta gracia sobre los críticos contemporáneos o sobre el precio de las obras de arte que caprichosamente suben o bajan de precio la estimación de las mismas en el mercado, a veces debido a circunstancias ajenas a ellas y en donde también con cierta frecuencia se comenten algunas estafas con cuadros que no son auténticos sino simples copias muy bien realizadas.
Tiene un par de giros inesperados que sorprenden, sobre todo en el tercio final de la trama y en algunos momentos resulta algo previsible y no siempre la magnificencia de una obra refleja el carácter del artista, que a veces puede ser insoportable.
En el fondo es una historia sobre la verdadera amistad entre estos dos tipos que a pesar de que siempre mantienen una relación algo tensa, sin embargo en todo momento se aguantan y se ayudan mutuamente, al tiempo que es también una sátira sobre el mundo del arte contemporáneo, firmada por el equipo que realizó 'El ciudadano ilustre' (2016), una comedia codirigida por Gastón Duprat y Mariano Cohn, en la que criticaban a la literatura, que recibió numerosos premios, entre ellos el Goya a la mejor película hispanoamericana de 2016, y aquí lo hace con la pintura.
Ésta tiene a dos de los mejores actores argentinos de la actualidad como son Luis Brandoni y Guillermo Francella, con la pequeña colaboración del español Raúl Arévalo en el papel de Alex.
Gastón Duprat y Mariano Cohn son dos cineastas que trabajan en colaboración y que constantemente intercambian los papeles, ahora Duprat dirige en solitario y Cohn hace la producción y ayuda en el guion con el hermano mayor del director.
Ambos codirigieron 'El hombre de al lado' (2009) y todas las que realizaron anteriormente hasta ahora.
Como comedia para nuestro gusto le falta un poco de ritmo.
Premio del público en la Seminci de Valladolid.
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