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CRITICA
Por: PACO CASADO
Norman Jewison, exitoso director de películas como 'En el calor de la noche' (1967) o 'El violinista en el tejado' (1971), se enfrenta en 'Rollerball' (1974) a una historia bastante ingenua que sucede en un futuro próximo, centrándose en un famoso jugador a quien se le presiona en pleno éxito para que se retire de su carrera.
En el año 2018 las guerras y el crimen han sido desterrados. El mundo vive ahora bajo el liderazgo de las grandes corporaciones y toda la violencia se canaliza a través de Rollerball, un despiadado deporte que mueve masas.
El equipo campeón de los últimos años es Houston, liderado por un fabuloso jugador llamado Johnathan E.
Sin embargo la corporación encargada del equipo decide que ha llegado el momento de que Johnathan se retire, aunque él se encuentra en plenitud de forma y lucha por su libertad personal de decidir y amenaza al control corporativo.
Por eso, él decide seguir jugando, a pesar de las veladas amenazas de sus jefes.
Un drama futurista que desaprovecha parte de sus posibilidades al tomarse a sí mismo demasiado en serio, lo que se nota en su aire solemne y en el uso de música barroca en muchas de sus escenas.
En su haber, sin embargo, destacan las interpretaciones de James Caan y Ralph Richardson, las trepidantes secuencias del juego y las reflexiones que hace sobre las relaciones existentes entre el poder y los grandes acontecimientos deportivos.
El posible análisis de las presiones superiores y de las distintas clases sociales casi se difumina en un guion poco agudo, que se vuelca más en la espectacularidad del juego que en presentar un estudio del panorama de la época futurista en la que se sitúa la acción.
En las espléndidas secuencias del brutal juego del rollerball se centra lo mejor de la cinta, desvaída en casi todo el resto del metraje, pero efectiva y brillante en los diversos encuentros del original deporte, con escenas rodadas con una gran maestría profesional por Norman Jewison que, de todas formas, logra un producto convincente en muchos momentos.
Ganó el Bafta a la mejor dirección artística y tres Golden Scroll de la Academia de Ciencia Ficción, al mejor film, James Caan y la fotografía.
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