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CRITICA
Por: PACO CASADO
Es la última película de Paolo Sorrentino, un director bastante sobrevalorado, a nuestro entender, que lo demuestra sobradamente en este biopic sobre el ex-primer ministro italiano Silvio Berlusconi, que pasa un momento difícil en su carrera política tras su salida del gobierno, debido a una gran cantidad de casos de corrupción y supuestas relaciones con la mafia.
Con la vista puesta en la llegada a los tribunales, il cavaliere, no se priva en absoluto de su excesivo, a todas luces, modo de vida.
En Italia se estrenó este film en dos partes tituladas Loro 1 y Loro 2 que aquí se resumen en 145 minutos de los 204 que sumaban conjuntamente, que se hacen interminables y repetitivos.
La primera parte habla de un tal Sergio Morra, un arribista que se ha ganado la vida con negocios ciertamente cuestionables, que está deseoso de conocer a Silvio Berlusconi y hace todo lo posible para acercarse a él llamando su atención organizando espectaculares fiestas y orgías plagadas de drogas, sexo y hermosas mujeres.
Silvio, que no aparece hasta la segunda hora, monta también grandes celebraciones con chicas guapas, alegres y muy atractivas, que lo que quieren es llamar su atención.
La segunda hora y media habla de la relación de Berlusconi con su segunda esposa, Verónica Lario, y su preparación para intentar volver a la política tratando de hacer que seis diputados se pasen a su partido, según le aconseja Ennio Doris, su socio en los negocios (interpretado también por Servillo).
La cinta básicamente habla de Silvio y de la camarilla que se movía a su alrededor para lograr favores, que en lugar de ensalzar su figura, se centra en el lado humano, sobre todo en sus sombras, pero no lo juzga.
Lo peor es que nunca lo representa nal, ni como un excéntrico, es muy benevolente y comprensivo en este sentido, ya que lo trata con compasión y hace que sea bueno para con los que le rodean.
La película es excesivamente larga al ser el producto de haber sido recortadas las dos originales, cuya duración conjunta era aproximadamente de tres horas y media.
No sabemos qué contenía lo que se ha quedado por el camino en este montaje internacional para exhibición fuera de Italia, pero está claro que prolonga mucho las fiestas, introduce varias canciones y que el guion no profundiza en ningún momento en el personaje motivo de esta historia, sin dramatismo, que más bien parece un documental.
El biopic en este caso resulta demasiado plano, se queda cojo ya que lo que se puede ver en España es el comienzo de su declive en el año 2000, cada vez más acorralado por sus corrupciones y su desquiciada vida, pensando y maquinando en cómo volver a estar en la cúpula del poder.
Recurre al barroquismo de las imágenes de 'La gran belleza' (2013) para arropar a este desmedido individuo que no tiene complejo en ningún momento de confesar abiertamente cómo llegó a lo más alto mediante la mentira y el soborno, al que retrata en tono de farsa acompañado de un numeroso grupo de arribistas y políticos corruptos.
Sorrentino en sus anteriores films tenía apuntes de otros realizadores italianos, caso de Federico Fellini, y desde que destacó con 'Il divo' (2008), sobre Giulio Andreotti, da síntomas de no haberse renovado, como denota esta superficial cinta en la que no se mete apenas con el tema político, ni con el ascenso y posterior caída de Berlusconi.
Logró afianzarse con 'La gran belleza' (2013) y 'La juventud' (2015), pero con esta nueva aventura no ha logrado situarse al mismo nivel, sino muy al contrario, ha caído notablemente.
La pasión por este político le juega una mala pasada a Sorrentino que hace una película desmedida en duración, barrorquista y repetitiva, con imágenes que no aportan nada nuevo a la historia que resulta algo agobiante y aburrida.
Sigue un poco el esquema de 'Il divo' (2008), pero está descompensada y deja de interesar a medida que pasa el metraje. Tarda mucho en aparecer Silvio Berlusconi que se dedica fundamentalmente a esas fiestas desmesuradas que se hacen largas, mientras que la segunda parte muestra la decrepitud de un personaje que lo tuvo todo en Italia.
Está interpretada por Toni Servillo, que no se parece en nada al personaje, que es arreglado con un exceso de maquillaje para que pueda pasar.
Nastro d'argento a mejor actriz (Elena Sofia Ricci), guion, actor y actriz de reparto (Riccardo Scamarcio, Kasia Smutniak) y premio Guglielmo Biraghi para Euridice Axen.
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