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CRITICA
Por: PACO CASADO
Producciones policíacas y de venganza hay infinidad de ellas en toda la historia de la cinematografía mundial, ya que el morbo del espectador las prefiere porque son entretenidas en saber cómo se descubre al asesino o como el afectado lleva a cabo su propia venganza.
Esto último es lo que sucede en 'Venganza bajo cero' (2019) en la que Nels Coxman es un honrado ciudadano, con una vida tranquila en las montañas, que es conductor de un quitanieves en una empresa que se dedica a limpiar las carreteras de este blanco elemento en la ciudad, donde recibe un premio como ciudadano del año, por su trabajo en la estación de esquí de Kehoe (Colorado).
A poco de conseguir tan alta distinción recibe la noticia de la muerte de Kyle, su hijo de 21 años, debido a una sobredosis de cocaína, pero él sabe positivamente que no era un drogadicto, por lo que, al margen de la policía, decide investigar por su cuenta y llevar a cabo su venganza si da con los culpables del crimen.
Su hijo trabajaba en el aeropuerto y al desaparecer una maleta que contenía diez kilos de cocaína, creen que ha sido él y el clan de Trevor Calcote El Vikingo, lo asesina.
Tras Nels cargarse a los dos secuaces de El Vikingo que lo secuestraron, éste piensa que ha sido el clan rival dirigido por Toro Blanco, unos indios que también trafican, y comienzan a matarse entre ellos, lo que les facilita la tarea a Nels Coxman, pero ello no quita para que su vida esté en peligro, al verse envuelto en esa guerra entre narcotraficantes, armado tan solo con su máquina quitanieves, un rifle con el cañón recortado y la suerte del principiante que busca venganza por lo sucedido.
Se trata de un remake de la película 'Uno tras otro' (Kraftidioten) (2014), una coproducción de Noruega, Dinamarca y Suecia, dirigida por Hans Peter Holand, interpretada por Stellan Skarsgard y Bruno Ganz.
Curiosamente el título en inglés era In order of disappearance (En orden de desaparición) y en los créditos finales de esta nueva versión así van desapareciendo los nombres de los actores conforme van siendo liquidados o acaban su trabajo en escena de la larga lista de todos ellos.
Ese mismo humor entre tanta negrura también se hace presente en los apodos de los sicarios de El vikingo.
Se trata de una más del género, muy en la línea de las cintas de acción protagonizadas últimamente por el actor Liam Neeson, en cuyo guion se dan algunos giros que le hace ser más entretenida además de las dos docenas de asesinatos o muertes que se producen, unos más violentos que otros e incluso algunos fuera de cuadro, lo que no quita que a continuación salga un rótulo con el nombre correspondiente del que ha caído con su cruz incluida.
Pero no todo son asesinatos sino que también hay una pareja de policías, él veterano, ella joven, que investigan los crímenes.
No conocemos la versión anterior aunque suponemos que poco diferirá salvo que esta vez se sitúa en Colorado, ya que la duración de ambas es muy parecida, apenas difieren tres minutos la una de la otra, y algo dependería de la imaginación de la dirección a la hora de la puesta en escena de cómo llevar a cabo los distintos asesinatos y muertes, pero como aquí es el mismo director, no sería éste el caso, salvo el escenario.
Del director noruego Hans Petter Moland ya se habían visto en España, al menos dos de sus títulos, Un lugar maravilloso (2004) y Redención: Los casos del Departamento Q (2016) y a decir verdad lleva a cabo una puesta en escena bastante eficaz.
De la profesionalidad del actor irlandés Liam Neeson poco podemos decir que no conozcamos, esta vez acompañado de Laura Dern en el breve papel de Grace, su esposa que pronto desaparece de escena.
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