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CRITICA
Por: PACO CASADO
Los dibujos animados siguen estando de moda en las carteleras españolas ya que no hay semana en la que no haya al menos uno de ellos, ya no sólo norteamericanos, sino que ya llegan a nuestras pantallas de la nacionalidad que sea, incluso japoneses, si es necesario, con tal de que no falten.
Sobre todo, si tienen éxito, constituyen alguna secuela y hasta serie si es preciso.
Esta bien puede ser el caso de Mascotas, que tras conseguir un buen apunte en las recaudaciones obtenidas en las taquillas en todo el mundo, ahora nos llega su continuación, con los mismos personajes y algunos otros nuevos que se añaden a esta novedosa aventura que, al igual que la anterior, parece que ha caído bien a los espectadores infantiles que acuden a verla, ya que sus amiguitos animales que intervienen en ella les son conocidos y desean ver las nuevas correrías que en este caso llevan a cabo.
Ahí están Max, Duke, Pompón, Bridget, Daisy, etc. por no acabar citando a todos ellos que tan bien se lo hicieron pasar en la primera entrega.
Ahora resulta que la vida de Max ha cambiado en los últimos tiempos, ya que su dueña, Katie, se ha casado y tiene un hijo, Liam, al que Max le ha tomado cariño y se ha convertido en su guardaespaldas y protector, sin que sienta que de alguna manera ha invadido su espacio como en su día lo hizo el perro Duke.
Max y su amigo Duke han conocido a nuevos amigos, en este caso animales, lo que viene a enriquecer, con ellos, hasta ahora desconocidos protagonistas, sus aventuras, además de las que llevan a cabo Pompón y Bridget.
Esto hace que el intento de unificación consigue que se pierda el ritmo en algunos momentos y el interés se disperse.
Ello no quita que tengan también su presencia su amiga Chloe, el chalado y adorable conejito Pompón que se cree un superhéroe, que conoce a Daisy con la que lleva a cabo una misión peligrosa.
El añadir a algunos nuevos protagonistas de estas aventuras tiene la ventaja de aumentar el interés, aunque por otra parte tenga el inconveniente de que se pierde el elemento sorpresa que tenía la primera parte, que está hasta ahora entre las producciones más interesantes de entre las producidas por la firma Illumination.
Esta secuela no aporta nada a la anterior, tan sólo algunos nuevos personajes, en la que se criticaba de alguna manera la tiranía que ejercían algunos sueños de mascotas sobre las mismas sometidas a sus caprichos, a las que a veces abandonan de forma cruel una vez que dejan de jugar con ellas.
En este caso se mantiene el interés debidos a las nuevas aventuras de éstas llevan a cabo como el episodio de los gatos o la alusión que se hace a los animales salvajes que son sometidos y domesticados para que actúen en los espectáculos.
En este caso se cambia el escenario al abandonar el decorado neoyorquino que poco o nada contaba para situar las acciones de la anterior.
No nos extrañaría nada que si ésta tiene más o menos el éxito de la primera, tengamos una nueva secuela de estos mismos personajes.
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