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CRITICA
Por: PACO CASADO
Marco Bellocchio, uno de los más grandes directores del cine italiano que lleva más de cincuenta años en activo, nos ofrece un fresco judicial sobre la guerra del enfrentamiento entre jefes de la mafia siciliana a principios de los años ochenta del pasado siglo, que llevó al criminal Tomasso Buscetta a huir a Brasil con su esposa mientras sus hijos eran asesinados en Italia.
Una vez allí iniciará un juego de lealtades y secretos que culminará en un trato con el juez Giovanni Falcone, traicionando a la sociedad criminal Cosa Nostra porque había perdido sus valores.
Al comienzo de la década de 1980, estalla esa dura guerra entre los principales jefes de la mafia siciliana por conseguir tener en exclusiva el control del tráfico de la heroína.
Es un hombre hecho a sí mismo que fue conocido como "el jefe de dos mundos", que tiene que huir y ocultarse en Brasil, mientras en Italia la batalla se endurece.
Fue el primer informante a las autoridades italianas de las actividades de la mafia siciliana en un acto de arrepentimiento, una organización que decía que no existe y a la que él prefería llamarla la Cosa Nostra, en la que la familia es lo primero por encima de todo y en este sentido él no se considera un traidor sino aquellos que no cumplían sus reglas, como no tocar a la familia.
Sin embargo, en Italia la guerra sangrienta continua entre capos y ve desde la distancia cómo matan a sus hijos y a su hermano en la ciudad de Palermo, sin que pueda hacer nada por evitarlo y sabiendo que puede ser el próximo que está en la lista para llevar a cabo su asesinato.
No obstante es arrestado y extraditado a Italia por la policía brasileña, y una vez allí toma una determinación totalmente inesperada que lo cambiará todo para la mafia, ya que se reúne con el juez Giovanni Falcone, al que hace unas declaraciones al respecto e incumple el sagrado voto que hizo en su momento a la organización de la Cosa Nostra, lo que originó el arresto y posterior juicio de 475 de sus miembros.
Las denuncias que hizo de las actividades de la mafia siciliana en aquellos momentos salpicó hasta al primer ministro Giulio Andreotti.
La película cuenta la vida real de este delincuente a partir de sus declaraciones que hizo al juez Falcone y de los varios juicios que se celebraron en los que pidió tener un cara a cara con aquellos que había denunciado contando muchos de los delitos de sangre y tráfico de droga que habían cometido, pero la mayoría de ellos, por no decir todos, se negaron a mantener el enfrentamiento con él, pero se olvida de mostrar su vida delictiva.
El guion, escrito con notable precisión, tiene una gran riqueza en cuanto a la exhaustiva documentación que expone de lo que sucedió, pero con tantos delincuentes hay momentos en que se hace un poco farragoso y lleva a confusión al espectador.
No obstante posee un espléndido trabajo de Pierfrancesco Favino en el papel de Tommaso Buscetta, con el que incluso tiene un cierto parecido, como se puede apreciar en la imagen real del mismo que aparece en los títulos de crédito finales, siendo uno de los aciertos de esta historia expuesta de forma diáfana, sin adornos por Marco Bellocchio haciendo un buen dibujo de la mafia en el que no faltan las escenas de violencia.
Esta director se encuentra más cómodo rodando films de denuncia social que cuando se mete en política, obteniendo una interesante cinta de cara al espectador, aunque con unos minutos menos se haría más llevadera.
Globo de oro italiano a la dirección y la música. Gran Premio de la Sociedad cinéfila en Cannes. Nastro d'argento al film, director, guion, Pierfrancesco Favino, Luigi Lo Casscio, Fabrizio Ferracane, Música y montaje. Premio al mejor actor a Pierfrancesco Favino en el Festival de cine europeo de Sevilla.
Es la elegida por Italia para el Oscar a la mejor película extranjera.
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