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CRITICA
Por: PACO CASADO
Esta es la secuela de la producción de igual título que comercialmente ha seguido la estela de aquella al convertirse en la más taquillera de este año con más siete millones de espectadores en Francia, según reza en el afiche de la misma.
La familia francesa de los Verneuil, tras ver a sus hijas casarse con un musulmán, un judío, un chino y un africano, el matrimonio conservador y católico compuesto por Claude y Marie, ya piensan que tras jubilarse él, les gustaría poder disfrutar de sus nietos, pero se enfrentan a una nueva crisis.
Esta vez han de aceptar, a su manera, que sus cuatro hijas se han casado con hombres de distintas etnias y religiones y sus cuatro yernos, Rachid, David, Chao y Charles, están decididos a abandonar Francia con sus esposas e hijos para probar fortuna en cada uno de sus países de origen, por lo que deberán enfrentarse a los hechos, pero Claude Verneuil va a tratar de que no les empañen su felicidad e intentará por todos lo medios que eso no suceda.
Incapaces de imaginar a su familia lejos de ellos, ambos harán todo lo posible para poder retenerlos lo más cerca que puedan del hogar paterno.
El éxito de la primera se produjo no solo en Francia con 12 millones de espectadores, sino que también ocurrió en otros países, donde llegó a recaudar más de 150 millones de dólares en todo el mundo, convirtiéndose en una de las películas más taquillas de la historia del cine francés de todos los tiempos.
El nuevo film repite no solo de director sino también del resto del equipo e incluso tiene una estructura similar en cuanto al guion recuperando también a los actores que vuelven a incorporar a sus simpáticos personajes que ya encarnaron en la anterior.
De esta manera la cinta vuelve a reírse de estereotipos tan raciales como el sector ultraconservador de la sociedad francesa mientras hace al mismo tiempo una exaltación de las virtudes del país galo, todo ello políticamente correcto.
No ha sido ningún problema que entre ambas producciones medien cinco años ya que como se ve el espectador no se ha olvidado de las peripecias que vivieron estos personajes como para interesarse ahora de nuevo por ellos en las circunstancias que han de vivir en esta ocasión, pero esta vez la comicidad es menor y a veces algo forzada a pesar de que el guión se esfuerza por encontrarle motivos para ello.
Siempre lo hemos dicho que a veces se produce una simbiosis entre un director y su intérprete que suele ser beneficiosa para ambos y aquí se produjo entre Philippe de Chauveron y Christian Clavier que vuelve a meterse en la piel de ese padre ya maduro que representa muy bien físicamente junto a su esposa cuyo cuadriculado mundo se volverá patas arribas.
Son ya tres los títulos que han realizado en colaboración ambos, actor y director, Dios mío, ¿pero qué te hemos hecho? (2014), Con los brazos abiertos (2017) y 'Dios mío, ¿pero qué te hemos hecho... ahora?' (2019) y no nos extrañaría que dado el éxito de las dos primeras haya una tercera entrega para la que no sabemos qué se inventarán los guionistas y por supuesto a Clavier no hace falta dirigirlo, ya sabe lo que tiene que hacer.
Se dice que nunca segundas parte fueron buenas y esta no es que sea mala pero de alguna manera se nota un poco el cansancio, el tener que forzar las situaciones para que se cumplan los deseos del matrimonio Verneuil inventándose algunos trucos y haciendo sobornos para hacerles creer que en Francia es donde mejor están.
Parte de la comicidad sobreviene de la familia de color de los Koffi, especialmente el padre, emperrado con el jamón, y la sorpresa que le da su hija.
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