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CRITICA
Por: PACO CASADO
En el cine español vuelve a estar de moda, como ocurrió en otras épocas, las comedias, que eran las preferidas de todos los públicos, a pesar de que por lo general eran malas, simples astracanadas propias de las revistas teatrales en algunas ocasiones, lo que se incrementó cuando desapareció la censura y hubo más libertad para introducir determinados temas antes prohibidos como era el sexo.
Está ocurriendo como con el cine francés que para ellos es el mejor y más concurrido en las salas.
En esta ocasión se nos cuenta la historia de Marina, una joven treintañera, una profesional que en compañía de su socia, Irene, y de su madre, Lourdes, como empleada, se ganan la vida organizando bodas, resolviendo problemas a los novios de manera tan perfeccionista como caótica es en sus relaciones personales la protagonista, y no es porque sea una romántica empedernida, sino porque como ella misma dice "cuando la gente está enamorada, no mira el dinero".
Ella disfruta de una vida libre, sin ataduras, ni compromisos, algo que aprendió de su padre cuando decidió dejar a su madre.
Después de una problemática ceremonia de boda, con muerto incluido, en la que triunfa como wedding planner, conoce a Carlos y se enrolla de inmediato con él lo que supone una aventura sexual más para ella y un momento de debilidad para él.
Porque Carlos tiene novia: Alexia, una joven perfecta y supuesta amiga de la infancia de Marina, pero él no lo sabe.
Cuando Alexia encuentra la tarjeta de visita de Marina en un bolsillo de la chaqueta de su novio, lo interpreta como una propuesta de matrimonio.
Lo siguiente, sin demora, es organizar la boda y acuden a esa dirección, descubriendo que Alexia es aquella chica de antaño, compañera de la infancia, a la que maltrataba en el colegio cuando eran pequeñas y que se llevaba tan mal con ella.
Una romántica comedia que se ríe de los compromisos matrimoniales y apuesta únicamente por el amor.
Como viene siendo habitual últimamente no se trata de un guion original, sino la adaptación o remake de la película francesa La Wedding planner (2017), de Reem Kherici, a la que se le ha dado el punto de vista de nuestra idiosincrasia ibérica, que posiblemente mejora al original, siendo además más larga que la versión francesa a la que se le han añadidos nuevas situaciones cómicas.
Para ello cuenta con un elenco de intérpretes de nuestra cinematografía entre los que destaca la reciente ganadora del Goya, la sevillana Belén Cuesta con su gracia natural, bien encajados en los consiguientes papeles, contando además con unos cameos para momentos puntuales con los que aumentar la comicidad de la cinta con sus intervenciones, como es el caso de Malena Alterio, Antonio Resines, Leo Harlem o Salva Reina.
El director catalán Dani de la Orden tras hacer dos films sobre su Barcelona natal, se dio cuenta de que ese no era el camino y a partir de ahí se dedicó a un género más productivo como el de la comedia, en el que hay un apartado sobre las bodas.
Entre su filmografía se encuentran El pregón (2016), El mejor verano de mi vida (2018), Litus (2019) y ahora esta que comentamos, en la que no acaba de acertar con el ritmo necesario para ser una buena comedia, no obstante tiene algunos momentos divertidos para pasar el rato, si no se es muy exigente.
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