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CRITICA
Por: PACO CASADO
La actriz francesa Eva Green lidia con el papel de madre y astronauta en el tercer largometraje de Alice Winocour, 'Próxima' (2019).
Sarah Loreau es ingeniera y se prepara para ser una astronauta francesa, que se entrena en la Agencia Espacial Europea, en Colonia, siendo la única mujer elegida para formar parte de una exigente misión a Marte, que llevará por nombre Próxima, que durará un año de estancia en la Estación Espacial Internacional, lo que resulta para ella una oportunidad profesional única, entrar a formar parte de una tripulación internacional compuesta por un astronauta norteamericano, Mike Shannon, uno ruso, Anton Ocheivsky y una francesa, Sarah Loreau.
Ella vive sola con Stella, su hija de siete años, a la que cuida con amor de madre, ya que está divorciada de su marido Thomas Akerman, un astrofísico alemán, mientras aborda las pruebas físicas necesarias, horas de entrenamiento, esfuerzo y sacrificio para lograr su sueño.
Sarah lamenta no poder pasar más tiempo con su niña, a la que está muy unida, lo que le hace enfrentarse a unos sentimientos de culpa frente a su pequeña.
Cuando Sarah es elegida para formar parte de la tripulación de esa importante misión, la relación entre madre e hija, se distancia física y emocionalmente, ya que la niña tiene que quedarse con su padre, lo que supone un trastorno también para la pequeña, al tener que cambiar de colegio, hacer nuevos amigos y, sobre todo, echar en falta el cariño diario que le proporciona su madre.
En el guion, escrito por la propia directora Alice Winocour, se pueden distinguir tres etapas, una primera de la relación entre madre e hija previa a su distanciamiento, una segunda en la que la madre tiene que marcharse al centro espacial para los entrenamientos previos y una tercera en la que se lleva a cabo la cuarentena previa al día del lanzamiento al espacio.
En ese tiempo apenas se ven madre e hija, únicamente hablan por teléfono y a veces por videoconferencia y en un par de ocasiones le permiten viajar y tener contacto físico en el centro espacial.
La conciliación familiar alcanza dimensiones galácticas en este sentido drama en el que Eva Green encarna a esa astronauta que ha de viajar al espacio y que debe dejar su vida familiar en la Tierra durante un largo tiempo.
A lo largo de la trama se ocasionan algunos momentos convencionales y otros sentimentales en los encuentros maternos-filiales, pero el resto es la aburrida vida de los entrenamientos de los astronautas, con pocos aspectos que resulten curiosos, por lo que en general echamos en falta algunas situaciones dramáticas que originen un poco de emoción, que eleven el tono del film que discurre todo el tiempo de una manera un poco fría en su meta hacia un final del que quizás se esperaba algo más.
Dirige este drama espacial la cineasta francesa Alice Winocour, parisina por más señas, guionista de Mustang (2015), que hace con ésta su tercera película tras las cámaras, en la que tiene como excusa la preparación para la misión espacial pero en el fondo lo que le interesa es ese amor materno filial y demostrar que las mujeres pueden conciliar maternidad y trabajo de la clase que sea, por lo que los dos actores protagonistas quedan en un segundo término todo el rato.
En las actrices protagonistas destacan la labor de Eva Green y de la pequeña Zélie Boulant que se comporta estupendamente.
La realización de la puesta en imágenes es correcta con una música de Ryuichi Sakamoto que pasa un tanto desapercibida.
Premio especial del Jurado, Mención especial en los Premios Signis y del jurado a Alice Winocour en el Festival de cine de San Sebastián. Mención de honor en los premios Platform en el Festival de Toronto.
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