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CRITICA
Por: PACO CASADO
Superproducción de carácter histórico con mayúsculas que cuenta con algunas de las estrellas más conocidas del cine francés reciente, que relata con todo detalle el levantamiento popular cuya acción se sitúa en París en 1789 en los preámbulos de la Revolución francesa tras el asalto a la Bastilla.
Tres años después corre un soplo de libertad que invade las calles, dándole la misma importancia al más pequeño de los revolucionarios como a Robespierre, al tiempo que se nos da toda una lección de historia.
El pueblo francés entra en revolución.
Mientras se constituye la nueva Asamblea, Françoise, una joven lavandera, y Basile, un condenado por robar un reloj, sin familia ni apellido, descubren la euforia del amor y la revolución.
A través de ellos vamos siguiendo el relato de los hechos.
La historia entrecruza los destinos de mujeres y hombres del pueblo con los de las figuras históricas con Lafayette, Danton, Marat, Robespierre, Fauchet y el rey Luis XVI al que primero expulsan de Versalles, lo mandan a París y finalmente lo condenan a morir decapitado en la guillotina un 21 de enero de 1793.
Con sus amigos y la gente más humilde de París, perseguirán sus sueños de emancipación que será el germen de un nuevo sistema político en una producción que busca el espectáculo de la reconstrucción de esa época, pero en la que se abusa demasiado de la política y de los largos discursos en la Asamblea Nacional.
Ofrece la Revolución Francesa desde el punto de vista del pueblo y fue rápidamente entendida por todos, en un momento de incertidumbre y de redefinición que se parece a lo que está ocurriendo actualmente.
Entonces, como hoy, se reclamaba libertad, igualdad y demanda de los derechos humanos.
En esta película las mujeres juegan un papel decisivo, sin ellas esta historia no hubiera sido posible.
Está escrita y dirigida por Pierre Schoeller, el reconocido cineasta francés responsable de films como Versalles (2008) por el que fue nominado al premio César a mejor ópera prima o El ejercicio del poder (2012) con el que ganó el César al mejor guion original y que fue nominado en las categoría de mejor dirección y mejor film.
Con una puesta en imágenes intimista, recrea momentos claves y aporta luz a través de una perfecta reconstrucción de la época, aunque resulta algo lenta y difícil de seguir si no se es amante de la historia, con tanto cambio político.
Una cinta con un espectacular y extenso reparto y una producción notable en vestuario, decorados y los escenarios de los momentos histéricos, desde la toma de la Bastilla hasta la decapitación de Luis XVI, con retazos de esos años en los que la burguesía comienza a hacerse cargo del Congreso y el Consejo Nacional, además de la aristocracia que ya estaba allí colocada por el rey y el pueblo que provoca la revolución pidiendo para poder comer.
El argumento es aglutinado por los personajes antes mencionados y algunos más, que le dan unidad a la historia, con larguísimos discursos en la Cámara que la lastran un poco, pero con algunos momentos notables, así como escenas fantásticas, de movimientos de masas o del pueblo que no quiere matar al rey, son los políticos los que desean imponer sus ideas.
Nominada al César la producción y el vestuario. Nominada al premio Lumiere la fotografía.
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