, . |
|
CRITICA
Por: PACO CASADO
Es de suponer que a estas altura de la película, como se suele decir, o lo que es lo mismo, tras más de un siglo de existencia del cine, ya no hay ningún argumento que sea novedoso y digno de ser contado en una pantalla, pero posiblemente esos temas mil veces repetidos a veces puedan ser, aparentemente, nuevos cuando se le da otra forma, una manera distinta de ponerlo en imágenes y con otros actores que no son los que ya los hemos visto interpretarlo en otra ocasión.
Personas que quieran suicidarse en algunas ocasiones han surgido en el argumento en una pantalla, unas veces en tono de comedia y otras en serio a lo largo de una trama dramática.
En este último aspecto está tratado este drama coproducido entre Dinamarca, Noruega y Alemania, tres países en los que tal vez se pueda comprender mejor este film en el que se tenga otra idea de la vida y de la muerte muy distinta a la que podamos tener nosotros con un concepto distinto de ambas cuestiones.
Esta es la historia de Max Isaksen, un hombre inspector de seguros, casado con Laerke, que un día tras hacerse un chequeo médico le detectan un gran tumor en el cerebro, que va creciendo y que posiblemente primero le afecte al habla y posteriormente a otras parte del cuerpo hasta ocasionarle la muerte.
Ante esta perspectiva no se lo comunica a su esposa, sino que tiene conocimiento de una organización llamada La Aurora, un final hermoso, que se dedica a ayudar a aquellas personas que quieran quitarse la vida, sin preguntar el por qué.
Ellos le hacen firmar un contrato que no tiene vuelta atrás.
Han de entregar el móvil, la cartera y el número de la cuenta a la que remitir los gastos.
Le alojan en un hotel de lujo durante unos días, le complacen en algunos deseos, le piden de qué forma quieren morir y le filman un video con una declaración eximente de responsabilidades declarando que voluntariamente han decidido quitarse la vida, que luego remiten a los familiares para que surta a todos los efectos de seguros, temas de herencia, etc.
Lo que ocurre a partir de este comienzo es lo que constituye el grueso de esta historia.
Tiene un inicio un tanto confuso en el que coinciden varias escenas en distintos tiempos, pensamientos y otras personas en esas circunstancias, hasta que ya todo marcha sobre rueda, no obstante algunos recuerdos en flash back también acuden a la memoria de Max con respecto a su mujer.
Como es habitual en el cine nórdico está puesta en imágenes de una forma pulcra, serena, sin sobresaltos en ningún momento y en alguna ocasión nos hace reflexionar sobre los temas que trata y las circunstancias en que se encuentra el protagonista de la historia como es en este caso una especie de eutanasia muy especial, que tan sólo sería factible en aquellos países en que fuera legal.
Un correcto trabajo de Nikolaj Coster-Waldau, actor nacido en Dinamarca, que se ha hecho muy conocido a raíz de su intervención en la serie 'Juego de tronos' (2011/16), que es quien carga con todo el peso de este film.
Por su parte Jonas Alexander Arnby proviene del departamento de arte, donde se ocupó de esta labor en películas como Rompiendo las olas (1996) y Bailar en la oscuridad (2000) que ha decidido pasarse a la dirección, debutando con Cuando despierta la bestia (2014) y siendo éste su segundo largometraje que lleva a cabo con bastante corrección.
MÁS INFORMACIÓN DE INTERÉS
BANDA SONORA
CLIPS
FEATURETTE'S
VIDEO ENTREVISTAS
AUDIOS
PREMIERE