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CRITICA
Por: PACO CASADO
Cuando los productores encuentran un tema o una novela de éxito, como es este el caso, lógicamente al hacer la primera película con la que obtienen un buen logro en la taquilla, inmediatamente, se produce una continuación de la misma, como ha ocurrido en esta ocasión con la exitosa novela en ventas de la escritora norteamericana Anna Todd, con millones de ejemplares vendidos a nivel mundial.
Ahora se nos ofrece 'After. En mil pedazos' (2020) en la que la historia se inicia tras el rompimiento entre Tessa Young y Hardin Scott, un chico del que ella se enamoró perdidamente en contra del parecer de los suyos, tras cometer alguna traición amorosa.
Así tenemos esta segunda entrega del romántico best sellers que cuenta una nueva etapa de este romance convertido esta vez en triángulo amoroso.
Hardin se da cuenta de su error y mientras tanto Tessa comienza unas prácticas de su carrera en la editorial Vance Publishing, donde también estuvo él por poco tiempo, debido a su carácter, y donde encuentra a Trevor Matthews, un nuevo compañero al que al parecer ella le cae bien, tras un tropiezo inicial, con lo que ya está establecido el previsible triángulo amoroso y los consiguientes celos con la posibilidad de la vuelta de la pareja, hasta que se produzca una nueva infidelidad por parte del chico, como es su forma de proceder.
Hardin siempre será igual y es muy posible que nunca cambie.
Ella ha roto con él, pero en el fondo le sigue queriendo y vuelve para darle una segunda oportunidad.
La cuestión es saber si es posible que Hardin cambie por amor a ella o se impondrá su indomable conducta.
El guion, en el que debuta la propia novelista Anna Todd, es de lo más vulgar y previsible compuesto con las idas y venidas de la pareja, sus rompimientos, sus vueltas a entenderse, los enfados y de nuevo el volver a estar junto hasta dejar otra vez abierto el final para una continuación, dado que esta segunda parte también a sido un éxito, menor hasta ahora debido a la pandemia, pero que a buen seguro seguirá dejando dinero en la taquilla, ya que siempre hay una juventud, sobre todo femenina, que o bien ha leído la novela o que gusta de esta clase de producciones románticas, previsibles a todas luces, como ésta en la que a cada momento se repiten los escarceos amorosos tan del gusto de esta clase de público que acude a ver estas cintas.
En medio se nos introducen algunos aspectos de la relación de Hardin con su padre cuando los abandonó siendo muy pequeño tras el maltrato de éste a su madre algo que al parecer el joven aún no lo ha olvidado ya que no se lleva muy bien que digamos con su progenitor como lo demuestra en el transcurso de una fiesta en la que se encuentran ambos.
La pareja compuesta por los jóvenes actores Josephine Langford y Hero Fiennes Tiffin es del agrado de las jóvenes espectadoras que son las que masivamente acuden a ver este tipo de romance, que no hacen más que ofrecer su figura, aunque ella está mejor que él, que se pasa en algunos momentos tratando de demostrar su descontento en determinadas escenas.
Hay un aspecto que no acabamos de entender, como que ella dice que va a ver a su madre a Londres, como si esa ciudad estuviera a la vuelta de la esquina, cuando la acción se desarrolla en una ciudad norteamericana...
A pesar de que se haya cambiado la dirección de Jenny Gage a la de Roger Kumble, el director de Crueles intenciones (1999) con la que debutó en el largometraje a la que siguió La cosa más dulce (2002) que tampoco eran ninguna maravilla, el film sigue por los mismos derroteros que el anterior y si se nos apura peor, por reincidir en más de lo mismo.
Nos da pena que los actuales espectadores del cine sea de esta clase, qué futuro nos espera...
Y el problema es que son cinco novelas.
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