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CRITICA
Por: PACO CASADO
Posiblemente, una vez más, hubiera sido más apropiado que se le hubiera puesto como título español la traducción del original 'Herbie, rides again' (Herbie cabalga de nuevo), ya que esta película de la productora de Walt Disney, no es más que una continuación de ¡Ahí va ese bólido! (1969) en la que el mismo cochecito, vuelve a hacer de las suyas, y se comporta como si tuviera sentimientos casi humanos, esta vez en ayuda de su dueña, la señora Steinmetz, una viejecita viuda de un bombero, a la que Alonso Hawk, un mezquino y ambicioso promotor inmobiliario, quiere quitarle su vieja casa, utilizando todos los métodos legales o no, para levantar unos grandes edificios en su lugar, afeando así la ciudad con esos monstruos de cemento y el pequeño Volkswagen se permite el lujo de decidir por su cuenta, arremetiendo contra esa panda de especuladores de terrenos para salvar a su dueña de ser arrasada por las grandes máquinas destructoras y constructoras y mil diabluras más que hacen reír a los pequeños espectadores.
Si alguna producción está hecha con una determinada idea posiblemente en ninguna esté más justificada que en esta ocasión, ya que con ella los niños gozan tremendamente, y se divierten también los mayores.
Con este motivo el film se permite hasta el leve matiz de hacer crítica social, castigando a los malvados en contraposición con esos otros seres bondadosos que protagonizan la cinta, en un tipo de cine muy similar al de buenos sentimientos que solía hacer Frank Capra con sus comedias, en compañía de su habitual guionista Robert Riskin, allá por los años cuarenta con la clásica moraleja final incluida.
El esquema argumental es muy elemental, con la consiguiente división entre buenos y malos para que sea entendido fácilmente por la grey infantil y que por otra parte no se aburran los mayores que los acompañan, por lo que hay hasta una pequeña y romántica historia de amor.
Robert Stevenson, un veterano director que ha trabajado durante mucho tiempo para los estudios Disney, es un buen conocedor de la fórmula, que emplea con habilidad para dotar de una mayor fantasía a la película, pasando de esta manera fácilmente de sonrisa en sonrisa hasta desembocar a veces en la franca carcajada, ha sido el encargado de dirigir esta historia como ya ocurrió en el film anteriormente mencionado, y como suele suceder con casi todos los realizados con actores que hace la Disney, pero si bien en otras cintas ha logrado unos buenos efectos especiales, aquí se notan en excesos las transparencias que no están todo lo conseguidas que debieran.
Falla también en algo el guion, que no logra el ritmo preciso para una comedia de este tipo.
Por su parte están bien los actores en general con la veterana Helen Hayes junto a los jóvenes Stefanie Powers y Ken Berry en la cabecera de cartel, a tono con esta clase de película.
Está nominada al Globo de oro Helen Hayes.
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