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CRITICA
Por: PACO CASADO
Es una pena que una y otra vez el cine vuelva a la vieja costumbre de hacer películas en serie de una serie y disculpen el juego de palabra, pero es que es así y de esa manera salen como churros.
Para ello basta dar con un personaje que resulta más o menos gracioso, como es en esta ocasión que comentamos el del gendarme, que da dinero en la taquilla y a hacer films sobre él sin parar, se ha dicho.
No cabe la menor duda que el acierto estuvo en la primera cinta de esta serie El gendarme en Saint-Tropez (1964) y posiblemente en algún que otro hallazgo en alguna más, pero cuando ya va una serie de ellas, ésta se agota y el público necesariamente se da cuenta de que no son más que repeticiones de las mismas situaciones y deja de acudir a verlas y consecuentemente de tener el éxito esperado en la taquilla.
En este caso en vez de trasladar al protagonista a Nueva York como ocurría en la anterior, o meterlo en líos bélicos, la situación argumental se centra en torno a las andanzas de su casamiento, en el que concurre una serie de malentendidos que está a punto de trastocar su unión con la mujer de sus sueños.
Cuando el gendarme Cruchot conoce a la viuda Josepha, se enamora rápidamente de ella, pero a su hija no le gusta la candidata y tratará de evitar la boda por todos los medios necesarios para que así ocurra.
Sin mucha imaginación en sus planteamientos y con un humor más bien ramplón, de sal gorda, usando la mímica de Louis de Funès en exceso se hace un título más de esta saga.
Al ver esta película pensamos que son ya muchas las que se han hecho sobre el famoso gendarme de Saint-Tropez y que hasta el propio Louis de Funès se ha de repetir necesariamente en gestos y situaciones al no contar con una base fuerte, es decir, con un guion más inteligente, mejor pensado y estructurado, con la suficiente materia cómica para hacer reír al espectador.
Se abusa de localizaciones complicadas, momentos enrevesados que después no tienen una salida lógica y convincente aún sabiendo que estamos ante una comedia, que lo que pretende es divertir.
Por otra parte el film peca de excesiva lentitud en ocasiones además de los defectos antes apuntados.
Jean Girault parece que se está cansando de dirigir siempre lo mismo componiendo una serie popular pero de escasa calidad y con un tono medio humorístico sin demasiada originalidad en sus planteamientos y por ello no se complica la vida y se limita a cumplir, con una narración mediocre y un desenlace previsible que con un poco más de ritmo se hubiera conseguido un mejor resultado.
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