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CRITICA
Por: PACO CASADO
Tras concursar en el Festival de Annecy llega a diferentes plataformas 'Bigfoot family' (2020).
Adam es el hijo de Bigfoot, un científico famoso que un día le cambió su ADN, le salió pelo por el cuerpo y le crecieron los pies, de ahí su nombre.
Tras entrevistarlo Becky, una famosa presentadora de la televisión, todos quieren que les firme una fotografía dedicada, pero él en lugar de preferir la fama desea hacer algo útil por la humanidad.
Muchas marcas quieren que haga su publicidad pero él las rechaza porque no es lo que desea, ya que quiere aprovechar su fama para ayudar a la gente.
Adam tiene la facultad, entre otras, de poder hablar con los animales que tiene en su casa entre ellos el oso Wilbur, el mapache Trapper y añora que su padre no esté más tiempo en casa.
Con la ayuda de su compañera de clase y amiga Emma, coloca un video en internet que se hace viral y todo el mundo apoya la labor de su padre.
Bigfoot, el padre de Adam, quiere llevar a cabo una buena causa: proteger una reserva natural en Alaska y se va a Rocky Valley, un pueblo minero abandonado, cuyo valle está siendo explotado por la empresa petrolera XTRAXT que dice que su petróleo es limpio y que no contamina, algo que para nada es cierto.
Sin embargo, cuando Bigfoot desaparece misteriosamente del valle sin dejar rastro, Adam con Shelley su madre y sus amigos tendrán que estar dispuestos a cualquier cosa para encontrarle y salvar así la reserva natural y ni cortos ni perezosos toman la furgoneta y se encaminan al norte para encontrarlo.
Estamos ante una película familiar en la que se conjugan la diversión con la defensa del medio ambiente en una historia llena de acción que resulta muy divertida para los pequeños de la casa.
Se trata de la secuela de El hijo de Bigfoot (2017), en la que Adam descubrió que su padre no había muerto, sino que vivía en las montañas huyendo de quienes querían experimentar con su ADN.
Hoy en día los film de animación por ordenador no tienen secreto y cualquier estudio es capaz de hacer una realización bastante aceptable, sobre todo si tiene un guion como el que han hecho los canadienses Bob Barlen y Cal Brunker autores de la primera que repiten en esta segunda, con grandes escenarios de Alaska, personajes bien diseñados y una animación muy dinámica como ocurre en este caso.
El productor y director belga Ben Stasen hace con este su noveno largometraje, en este caso codirigido con Jerémy Degruson, poniéndose a la cabeza de la realización de esta coproducción entre Bélgica y Francia para llevar a cabo esta secuela que a buen seguro gustará a los pequeños espectadores y a los familiares que les acompañen.
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