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CRITICA
Por: PACO CASADO
Hace pocas fechas desapareció la censura en España y ya tenemos la primera película de la serie original Emmanuelle (1974), dirigida por Just Jaeckin, con Sylvia Kristel, en cartel.
Al olor del éxito de ésta, los italianos como son muy listos y están acostumbrados a copiar todos los éxitos internacionales como lo han estado haciendo siempre, se inventan una nueva Emanuelle, en este caso quitándole una M al nombre para evitar complicaciones, pero que se asemeje mucho y además le cambian el color de la piel y ya tienen así un nuevo mito erótico con esta 'Emanuelle negra' (1975) de la que ya se anuncian además las dos primeras de esta serie aunque no vengan en orden.
De todas formas aquí posiblemente la cronología es lo que menos importa, ya que tan sólo se trata de una serie de aventuras eróticas, llevadas a cabo por Mae Jordan una fotógrafo de un periódico norteamericano conocida por sus lectores como Emanuelle, que viaja a África donde es requerida, en concreto en Nairobi, para llevar a cabo un trabajo para una expedición de investigadores que quieren ilustrar sus descubrimientos con las fotografías que ella les aporte.
Esto hace que entre en contacto con todos los miembros de la expedición, tanto masculinos como femeninos, dando lugar a toda clase de combinaciones sexuales en este sentido y de aberraciones eróticas de todas clases.
Entre tato se cuestionará su identidad sexual y racial cuando se involucra en esas aventuras eróticas con sus anfitriones al observar al matrimonio problemático de Ann y Gianni Danielli.
Las cosas se complican aún más cuando Emanuelle se ve envuelta en aventuras con ambos, tras lo cual huye de África perseguida por Gianni, que antes había rechazado sus insinuaciones.
En este sentido aquellos espectadores que no busquen más que este tipo de escenas quedarán más que satisfechos, puesto que la película abunda en ello, tal vez en exceso sobre el tema, escaseando por otra parte las miras estéticas y artísticas, ya que Albert Thomas (seudónimo tras el que se esconde Bitto Albertini), se limita a servir al comercialísimo guion y a lucir de la mejor manera el escultural cuerpo de Laura Gemser en el personaje de Emanuelle, así como los de Karin Schubert e Isabelle Marshall como compañeras blancas que no le van a la saga en cuanto a la belleza de sus figuras y temperatura sexual.
La ola erótica ha comenzado ya.
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