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CRITICA
Por: PACO CASADO
Parece ser que un día Fernando Colomo descubre en un diccionario la palabra Poliamor, en el que dice "relación amorosa o sexual que se mantiene entre más de dos personas con el consentimiento de todas ellas" y se le ocurre que puede ser un buen tema para su próxima comedia, ya que sus practicantes tienen como norma la honestidad y la transparecía de todos ellos.
Manos a la obra escribe el guion en compañía de dos mujeres Casandra Macías Gago y Marina Maesso, que ambas hacen su primer guion de un largometraje, que no sabemos si son practicantes o no de esa faceta amorosa y sexual, ocurriéndoseles la historia de Satur y Tina, un matrimonio en el que ella trabaja mientras que él se ocupa de la casa y del hijo, José Manuel, al que le gusta que le llamen Manu, que tiene, que tiene ya 28 años que, en colaboración con su padre, que le ayuda, se ha convertido en un mediocre youtuber con el nombre El ranger del amor, un tipo enmascarado, defensor del amor romántico, que se enamora perdidamente de Amanda, cuando un día va a su consulta.
Lo que Manu no sabe es que Amanda es poliamorosa y tiene relaciones con Marta y con Esteban, una pareja de médicos con dos hijos, Claudia una chica trans que trabaja en el mundo de la moda y Alex, que es modelo.
Fernando Colomo es un director perteneciente al nuevo español que surgió allá por los años setenta, al que estimamos desde su primera película, Tigres de papel (1977), que siempre ha tenido un lugar destacado en el género de la comedia española, en el que ha obtenido algunos premios, así como en otros de corte más dramático.
Pero en esta ocasión ha escrito un guion que no sólo es farragoso, en el que entra y sale una serie de personajes que toman parte en esas relaciones amorosas, sino que además emplea en sus diálogos unos términos que existen y otros inventados con los que parece querer darle un sentido de seriedad al tema que realmente resulta de lo más pedantes y el enredo amoroso además de previsible, no tiene ni chispa de gracia.
Por otro lado le quita seriedad al emplear efectos infográficos de los cómics superpuestas a las imágenes al tiempo que critica a los youtuber o influencer de las redes sociales que están tan de moda.
Desde el punto de vista de la dirección está totalmente falto de ritmo y la narración cae en el aburrimiento.
En cuanto al reparto de actores tampoco se ha sido muy afortunado empeñados en utilizar últimamente a Karra Elejalde en todas los films, sean del género que sea, de lo que la veteranía del actor le hace salir airoso, compartiendo la carga de esta historia con Quim Ávila, un joven actor procedente de las series de televisión que es su segundo papel en el cine y en cuanto al elemento femenino destaca la presencia de Toni Acosta que viene de tener el éxito popular de Padre no hay más que uno 2: La llegada de la suegra (2020) que hace el papel de Tina con el mismo tono, y por el lado juvenil María Pedraza que también procede de las series de la pequeña pantalla, fundamentalmente, en el personaje de Amanda.
En definitiva que esta vez el maestro Colomo se ha equivocado, como cualquiera que tiene boca, como dice el refrán.
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