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CRITICA
Por: PACO CASADO
Debido al inesperado éxito de En un lugar tranquilo (2018) que con un presupuesto de 17 millones de dólares superó los 340 millones a nivel mundial, obteniendo una nominación al Oscar a la mejor edición de sonido, más de una treintena de premios internacionales y habiendo dejado el final abierto, estaba claro que una segunda parte no se iba a hacer esperar.
Después de sobrevivir a los terribles acontecimientos sucedidos en un mundo postapocalíptico con una invasión alienígena de unas criatura letales, ciegas pero con una audición ultrasensible para orientarse que ya veíamos en la primera, en esta segunda entrega, una parte de los componentes de la familia Abbott deben hacer frente de nuevo a los peligros del mundo exterior que supone la invasión alienígena mientras luchan en silencio por sobrevivir aplicando las técnicas que ya aprendieron a la hora de enfrentarse a los terribles invasores que les asechan que se orientan por el sonido para atacar a sus víctimas.
La historia comienza con uno de los chicos, el pequeño jugando al béisbol, cuando de nuevo cunde la alarma y éste huye con Lee, su padre, mientras que los otros dos hijos mayores, Regan y Marcus, y el bebé se van con Evelyn, la madre, y cada uno parte hacia un lugar distinto.
Obligados a aventurarse en lo desconocido, tras quemarse su casa, pronto se dan cuenta de que las criaturas que cazan orientadas por el sonido son vulnerables al sonido de alta frecuencia, por lo que Regan toma un amplificador como arma contra ellos.
La familia se divide y la historia sigue al trío protagonista en la que Regan oye la canción Beyond the sea repetidamente en la radio e interpreta que es una señal de un lugar donde no hay peligro y trata de localizar de donde parte, donde está situada la emisora, y se pone en marcha.
Entre tanto Evelyn y Marcus, cuyo pie ha caído en una trampa, permanecen en una especie de acería abandonada donde hay un gran horno que les puede servir de refugio, en compañía de Emment, un vecino que les da refugio y les ayuda.
Esta es la continuación de aquella historia que captó la atención de una gran cantidad de espectadores que quedaron enganchados deseosos de saber en qué terminaba aquel final abierto y aquí se nos ofrece más de lo mismo, con las lógicas variantes y con otros personajes y peligros a los que se ven sometidos, sobre todo el trío protagonista, entre los que destaca la actuación de la actriz sorda Millicent Simmonds en el papel de Regan.
Hay que destacar desde el punto de vista de la realización que hay un momento en el que cada uno de los tres elementos se encuentran en diferente situación de peligro y se van alternando las tres líneas de interés de una forma realmente que llama la atención para coordinar las localizaciones de manera simultanea en un excelente trabajo de montaje.
Aquí se introducen dos nuevos personajes, uno el de Emmet y el otro, que dura poco, que tratan de ayudar a la familia, mientras en cambio otros los atacan, por si no tenían bastante con los peligrosos invasores.
Dentro de la aventura que supone la historia, hay una vez más, la defensa de la familia y de los hijos concretamente, aunando en este sentido el terror con los sentimientos.
Lo que había de original en la anterior ya no es novedad en ésta, sino una repetición con situaciones diferentes.
Esta vez Krasinski apenas aparece como actor y en cambio se ha hecho cargo del guion sustituyendo a Scott Beck y Bryan Woods que hicieron el de la primera parte y de nuevo vuelve a dirigir a su esposa en la vida real Emily Blunt a la cabeza del reparto en esta continuación de la historia de la que no nos extrañaría nada que dado de nuevo el éxito de esta segunda haya una tercera.
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