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CRITICA
Por: PACO CASADO
Tras estudiar en la escuela de cine de San Antonio de los Baños, en Cuba, el lebrijano Benito Zambrano comenzó su carrera como director cinematográfico con 'Solas' (1999) con la que puso el listón muy alto, logrando cinco Goyas y más de 40 premios internacionales.
Posteriormente no se ha prodigado mucho y ahora nos ofrece su quinto largometraje con este poético título: 'Pan de limón con semillas de amapola' (2021) que tras pasar por la Seminci de Valladolid ha participado en la sección Eventos especiales del Festival de cine europeo de Sevilla.
Siguiendo con la línea dramática de su cine hasta ahora, nos cuenta la historia de dos hermanas, Anna y Marina, que fueron separadas durante su adolescencia, que vuelven a encontrarse de nuevo en el pequeño pueblo de Valldemossa en el interior de Mallorca, donde vive una de ellas, para vender una panadería que les ha dejado en herencia su abuela a la que apenas conocían.
Cada una tiene una vida muy distinta, Anna vive de manera acomodada y casada con un industrial del pueblo al que no quiere, que apenas ha salido del pueblo, mientras que Marina es ginecóloga y presta servicio como doctora en una ONG en África.
Durante este reencuentro ambas tratarán de descubrir lo que encierra la herencia, conocer la receta a que hace alusión el título, establecer las relaciones fraternas perdidas y replantearse la vida a partir de ahora.
El guion está basado en el best-seller de la autora Cristina Campos que en colaboración con Benito Zambrano lo han escrito.
Una vez más el director andaluz demuestra la sensibilidad que suele poner en estos melodramas de retratos femeninos que aunque no estén de moda es cierto que se echan mucho de menos en la actualidad, y en este caso por partida doble, el de estas dos hermanas, aunque hay otras dos mujeres más que son fundamentales en esta historia, Catalina, la encargada de hacer el pan, una mujer con un fuerte carácter que no quiere soltar prenda de lo que ha sucedido hasta ese momento, y Θrsula, la dueña del hotel de la localidad, que les ayuda a comprender la situación y les aconseja lo mejor que se puede hacer.
Es un drama que parodiando el tema del que trata la herencia, tiene la calidez del pan recién hecho, en el que no sólo se trata de arreglar las relaciones rotas entre las dos hermanas, sino también del concepto de familia, de reparar las viejas heridas, del divorcio, de la adopción y de la comprensión a la hora de no dar el brazo a torcer cuando se quiere algo con el corazón.
Tiene varios giros a lo largo de la trama que sorprenden al espectador y enriquecen el argumento, que nos recuerda a los clásicos melodramas de otros tiempos del cine italiano, pero sin caer en melodramatismos, realizado con elegancia, con una limpia fotografía de Marc Gómez del Moral, bella música del compositor mallorquín Jean Valent adornada con el tema principal Semillas de amapola cantado por Estrella Morente.
Pero sobre todo es de admirar el excelente trabajo realizado por Eva Galera que hace su séptimo largometraje para el cine y de Eva Martín para la que es el quinto, tras haber trabajado en Dolor y gloria de Pedro Almodóvar, ambas curtidas en varias series de televisión, en la composición de las dos hermanas.
Premio a la mejor interpretación femenina en el Festival Evolution de Palma de Mallorca a Elia Galera y Eva Martín y premio al mejor casting.
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