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CRITICA
Por: PACO CASADO
Alegría es una mujer que se niega a aceptar a sus antepasados de origen judío y vive de espaldas a sus raíces.
Desde que se trasladó a la ciudad de Melilla, en la que conviven las tres culturas mediterráneas, la cristiana, la judía y la musulmana, para vivir en casa de sus padres, no está siendo una tarea fácil la vida para ella.
Al enterarse de que su familia se traslada a su casa para preparar la boda sefardí de su joven sobrina Yael, con Jacobo, un chico melillense, su vida se trastoca totalmente, ya que también vuelve a ella el conflicto con sus raíces judías, que recorrerá junto a una mujer cristiana y otra musulmana.
Por suerte cuenta con la ayuda de Dunia, una trabajadora marroquí musulmana que le ayuda en casa y su mejor amiga, Marian, una española cristiana, que están siempre dispuestas a echarles una mano y a adaptarse a estar con toda su familia, mientras descubre su verdadera identidad.
La idea de que Alegría pueda reencontrarse con su hija, le ayuda a soportar la invasión de su casa por una parte de sus parientes.
La organización de la boda de su sobrina le ayudará a recuperar todo aquello que los une, pero también aflorará por otra parte el pasado.
Se trata de una entretenida comedia en torno a la multiculturalidad y la manera muy particular de entenderla.
Esta película supone el debut en la dirección de Violeta Salama, que aborda esta comedia desde la faceta del lado femenino, como se puede ver en que las principales protagonistas son las mujeres, con la preparación de la boda, con las costumbres judías en torno a la misma, quedando los hombres relegados a la mínima expresión, como es el caso de la breve intervención del rabino, del padre de la novia y del propio futuro marido de la chica.
Algo ha debido influir a la hora de realizar esta producción por parte de la directora, Violeta Salama, ya que su padre es de origen sefardí, mientras que su madre profesa la religión católica, por lo que su progenitor posiblemente le haya podido auxiliar en torno a las costumbres judías en esta clase de ceremonias y ritos de la comunidad sefardí nunca mostrados en el cine.
De pasada se hace un pequeño retrato de la colorida ciudad de Melilla y de su identidad única como escenario de esa exótica boda judía y de otras costumbres, que eso conlleva cómo es una noche berberisca para la novia y otras cosas que ella ha de hacer con sus amigas, como esa especie de bautizo en el mar.
Como decíamos antes, el protagonismo está en las mujeres y eso recae mayormente en las actrices que encabezan el reparto, la mexicana Cecilia Suárez, junto a Laia Manzanares, Sarah Perles y Mara Guill que encarnan muy bien sus respectivos personajes que les han sido otorgados, tan distintas entre sí, con creencias y culturas diferentes, pero con problemas que son universales, que saben resolverlos juntas.
Las mujeres tienen la capacidad de unirse a pesar de todo con un sentido de la autodefensa y de la unidad que las hace más fuertes.
Abundando en el aspecto femenino de esta historia hay que apuntar que el guion también ha sido escrito a cuatro manos por dos mujeres, Isa Sánchez y la directora granadina Violeta Salama, que ha aportado su propia experiencia y vivencias de su estancia de pequeña en la ciudad melillense.
No falta en esta comedia un mensaje optimista y el sentido del humor en torno a la igualdad y las diferencias e incluso el acento andaluz y la gracia en este sentido de una de ellas.
Se presentó en la sección oficial, fuera de concurso, del Festival de cine europeo de Sevilla.
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