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CRITICA
Por: PACO CASADO
La acción de esta historia se desarrolla en Francia en el año 1789, un poco antes de que sucediera la Revolución francesa, pero ese hecho histórico no aparece en esta producción.
En la mansión del Duque de Chamfort se celebra una gran comida que ha sido preparada por el chef Pierre Manceron, con arreglo de un menú previamente determinado, en el que él introduce por su cuenta un aperitivo que acaba de crear, una especie de pequeño hojaldre relleno de patata y champiñones.
Llamado a la presencia de los comensales para recibir las criticas que les han parecido la elaboración y el sabor de los distintos platos, todos los alaban en general, menos uno de ellos que se da por ofendido al tener en su contenido patata, algo que considera comida de cerdos, por lo que es despedido.
De esta manera vuelve a su casa con su hijo, donde tras liberarse de su puesto de sirviente de su amo, encuentra la fuerza suficiente, poco a poco, como para volver a sus orígenes y a tratar de crear un restaurante en medio de la campiña francesa para los transeúntes que pasan por allí.
Un día se le presenta Luise, una mujer de misterioso pasado que desea que le enseñe a cocinar e incluso paga por ello.
Tras ser rechazada finalmente accede a que se quede y aprenda.
Este es el comienzo de una estupenda historia, un tanto diferente a lo que hemos visto últimamente, al ser un relato de época situado en una especie de bosque, que nada más que por la belleza de los paisajes que se nos ofrece mediante la maravillosa fotografía de Jean-Marie Dreujou ya merece la pena disfrutar de la visión de esta película.
Dentro de ella el guion da unos cuantos giros en torno a la identidad de los personajes e incluso la venganza de uno de ellos en torno al Duque de Chamfort, cuyo desarrollo es muy ameno hasta llegar a ese esperado desenlace de este drama culinario.
Se incluye algo de drama, de intriga, de crónica social, parodia de la nobleza, da lecciones de libertad, habla de la dignidad de la persona, del mérito del trabajo de creación, intriga al tiempo que se puede decir que nace el arte de la gastronomía y unas gotas de romance en este drama con un punto de comedia.
Tiene el film un notable trabajo de todos los actores en general pero especialmente de Grégory Gadeboir en el papel del chef Pierre Manceron, así como de Isabelle Carré como Louise, la mujer que quiere que éste le enseñe a cocinar que guarda un secreto en torno a su identidad, lo que hace al personaje más atractivo, son dos actores de teatro que se han dejado poco ver en cine.
Goza también de una interesante partitura musical de Christophe Julien que acompaña muy bien a las deliciosas imágenes.
La dirección corre a cargo del guionista y realizador Éric Besnard que se inició en esta segundo apartado con 'La sonrisa del payaso' (1999), a la que siguió entre otras Pastel de pera con lavanda (2015), por lo que algo de cocina debe saber para hacer este su séptimo largometraje que va de eso, que lo lleva a cabo con gusto y eficacia en cada encuadre que parecen auténticas pinturas al óleo.
El espectador en general disfrutará viendo esta cinta y especialmente aquellas personas que sepan de gastronomía de la elaboración de los espectaculares platos que se hacen a lo largo del desarrollo del argumento, como un aliciente más a añadir.
Tiene una perfecta ambientación de la época así como bien vestida en cuanto al vestuario y los decorados, la mayoría naturales como hemos apuntado de la belleza de los paisajes.
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