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CRITICA
Por: PACO CASADO
Esta es la historia de Winnie McEvoy, una niña adolescente que ante la posibilidad de que se cierre el estadio de su pueblo, con la autorización del alcalde, para hacer un gran aparcamiento, tratará de luchar denodadamente para que eso no ocurra.
Para ello intentará lograr que se celebre en el estadio una gran pelea de monstruos, ya que la lucha entre ellos es un deporte global, con famosos atletas de élite, que está muy de moda, sobre todo cuando los combates se celebran entre monstruos que tienen un aclamado nombre y son famosos por sus muchos logros de trofeos deportivos.
Winnie desea seguir los pasos de su padre, entrenando a un monstruo hasta lograr hacerlo un gran campeón, que era un legendario y famoso entrenador de monstruos, logrando que algunos llegaran a ser grandes campeones en esa materia, como fue el caso de Rayburn.
Por fin consigue contactar con Steve, pero a él lo que le gusta es bailar, pero Winnie lo convence para entrenar y que además incorpore la técnica de los pasos de baile a la lucha, lo que admite finalmente para estar a la altura de su padre que no era otro que el famoso campeón Rayburn.
Por fin logra ponerlo de acuerdo para que se celebre el combate enfrentándose a Tentacular y evitar así el pretendido cierre del estadio.
Esta historia se ha extraído de la novela gráfica Monster on the Hill, escrita por Rob Harrell, de donde han sacado el guion basándose en ella Hamish Grieve y Matt Lieberman, que se encargan de estirar la leve anécdota que no da para un relato tan largo al que indudablemente le sobran muchos minutos, como suele ocurrir actualmente con tanta frecuencia.
Por otra parte la solución al problema es bastante previsible desde el comienzo, sin que se produzca ninguna sorpresa a lo largo de la narración que ponga un poco de emoción al relato.
En cuanto a la parte técnica posee un montaje demasiado en corto, posiblemente para darle una mayor agilidad al desarrollo de la acción, pero es que a veces no deja ver realmente lo que está ocurriendo.
Siendo una producción dirigida netamente un público infantil no se explica que haya una versión original con subtítulos.
La dirección de Hamish Grieve no logra salvar los escollos propios que le atañen como rersponsable último por ejemplo un ritmo irregular y una narración un tanto desordenada, sin gracia y falta de coherencia.
El director de esta producción es Hamis Grieve, un cineasta que proviene del departamento de animación y del de arte, que hace su debut en el largometraje tras haber realizado un corto hace cinco años y en este caso también se ha encargado de escribir el guion.
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