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CRITICA
Por: PACO CASADO
El director bilbaíno Álex de la Iglesia ha mostrado desde sus comienzos una cierta tendencia al género de terror como lo demuestran algunas de sus primeras producciones, caso de El día de la bestia (1995) o más recientemente Las brujas de Zugarramurdi (2013), por no hacer la lista más larga.
Ahora en este su último largometraje, de momento, se nos cuenta la historia de un pequeño grupo de turistas españoles compuesto por Isa, en vísperas de casarse, en compañía de su hermano Javi, sus amigas Susana y Arancha y José otro amigo, todos ellos jóvenes, que visitan durante unas breves vacaciones la ciudad de Venecia en plenos carnavales.
Nada más llegar se encuentran con algunas dificultades tanto en el hotel con la reserva, al caerse uno de ellos al agua y perder el pasaporte y el móvil, como con los habitantes venecianos que se manifiestan en contra del turismo masivo que inunda sus calles y canales, que es precisamente lo que les mete divisas y les da de comer.
Ya en la lancha taxi les aborda un enmascarado, disfrazado de bufón con cascabeles, que les invita a una función de ópera para la que rechazan las entradas, ya que no les cae bien.
No pararán ahí los problemas cuando tras asistir a una fiesta al día siguiente descubren que Javi ha desaparecido y la policía parece no creerles y no hacerles mucho caso.
Nos recuerda esta película a los típicos films de terror americanos en los que el espectador está esperando a ver quien es el siguiente en morir y si alguno queda vivo.
Álex de la iglesia, en colaboración con Jorge Guerricaechevarría escribe el guion de esta cinta a la limón, sin muchas pretensiones, como un simple pasatiempo de terror menor, con una historia nada original, previsible y bastante light, en la que ocurren pocas cosas y no demasiado terroríficas, pero sí efectistas, con algunas escenas algo oscuras y muy violentas.
Por una parte se aprovechan los días carnavalescos con el lucimiento de los disfraces, caretas y vestuarios que dan bastante ambientación a la historia, pero argumentalmente emociona poco e intriga menos.
El grupo de actores se comporta discretamente en sus papeles de unos personajes que no originan simpatía al espectador.
Correctos los españoles y mejor los italianos, caso de Enrico Lo Verso.
Digamos en cuanto a la realización que no es lo mejor que ha hecho hasta la fecha ╡lex de la Iglesia, ni su guionista la historia más original que haya escrito, resultando un tanto confusa en las acciones paralelas.
Bien la música de Roque Baños como es habitual, autor que en este caso ha entrado también en la producción.
La fotografía de Pablo Ross da realce a lo que tiene delante que no es otra cosa que la ciudad de los canales en fiestas.
Se queda pues en un producto menor, para pasar el rato, si no se es muy exigente.
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